Sociedad

Feria del Libro

Movimiento que mima y castiga: Saborido presentó “Una Historia del Peronismo”

“Una Historia del Peronismo” se propone contar, valga la redundancia, una historia del peronismo. En lugar de eso, cuenta veintisiete. Cada una está acompañada de una serie de escritos ensayísticos, a manera de introito y de epílogo


Hace unos meses me llegó un audio de wasap. Una mujer, maestra de escuela, contaba su método para enseñar Educación Sexual a sus alumnos de primaria. La docente había empezado remarcando la diferencia que media entre lo que ella podía enseñar y la experiencia que cada pibe o piba iría a vivir. Para ello, dibujó en el pizarrón una P introducida en una V. Nada más sencillo, señalaba. La P de pene introduciéndose en la V de vagina. “Cojer es como el peronismo”, aseguraba sobre el final, “es decir, es concretar”.

Me reí de la ocurrencia, y la reenvié a algunos grupos. Recién después de unos días supe que el autor de aquella teoría política disfrazada de chiste era Pedro Saborido. Celebré que el guionista de Todo x 2$ y Peter Capusotto y Sus Videos hubiera roto el silencio de radio tras dos años, y también la buena leche de la mina, que se había tomado tiempo para componer el personaje, grabar el audio y hacerlo circular. Cuando un amigo me contó que había un libro entero lleno de textos del mismo palo, hay que decirlo, pensé que era como demasiado. Pero después lo leí y quedé con ganas de más.

“Una Historia del Peronismo” se propone contar, valga la redundancia, una historia del peronismo. En lugar de eso, cuenta veintisiete. Cada una está acompañada de una serie de escritos ensayísticos, a manera de introito y de epílogo. Cada una explica y explicita, tal y cómo hace la seño en el audio de wasap.

Al leer, uno se encuentra con imágenes e ideas que, según la misma tapa del libro, “pueden servir de regocijo del simpatizante, como valiosa información para el desconocedor o el extranjero, o también como guía práctica para que el antiperonista pueda acabar de una vez por todas con el monstruo que desde hace más de 70 años azota a la Argentina. Y coso”.

Si el poeta Carlos Godoy, en su “Escolástica Ilustrada”, mostró que el Ser Acá es necesariamente peronista le guste a quien le guste, y el pintor Daniel Santoro sintetiza en toda su obra la alquimia estética del Gigante Invertebrado con sus sombras y sus luces, Saborido piensa y representa de manera cómica, y por eso mismo didáctica, a la filosofía de vida simple, práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista que venimos escribiendo con tinta y sangre los argentinos desde hace casi un siglo.

“Yo le trato de transmitir eso a los chicos. Por ahí algunos padres se quejan. Dicen que es adoctrinamiento. Pero bueno, el resto de la educación, el entretenimiento, el sentido común, su familia y la vida en general es una bajada de línea del capitalismo que lo abarca todo y los forma para que sean unos esclavos de mierda. Así que yo, en mi clase, hago lo que puedo”, dice Saborido que dice la maestra.

Un libro imprescindible, que oscila entre la severidad del análisis y la misericordia del humor, en estos tiempos de gobierno oligárquico, lanzamiento de Fernández al cuadrado, y un octubre que no llega más.

—¿Cómo fue la génesis de Una Historia del Peronismo?

—En realidad salió de pedo. Yo tenía un montón de apuntes sobre el peronismo para un programa que iba a hacer con Daniel Gentile, de FM La Patriada, y le mostré esos apuntes a Nacho Iraola, de Editorial Planeta, con el que veníamos hablando de armar otro libro después de “Una Historia del Fútbol”, y me dijo: “Acá lo tenés”. Y le di. No era fácil, no sabía bien cómo darle forma. Hasta que empecé a hacer cuentos, y también esa especie de ensayitos, que van  debajo de cada historia, y que me sirvieron para anclar cada una.

—¿Qué fue primero? ¿La teoría o la narrativa?

—De la misma manera que me pasa con los programas de radio y tevé, nunca está la idea previa. Primero sale el cuento, y después busco qué es lo que quise decir. “Esto me sirve para hablar de este aspecto”. En el cuento sobre la traición lo único que tenía era una imagen o término que siempre me gustó: “sommelier de traidores”. El del Borges que lo vienen a comprar, por ejemplo, salió primeramente de un juego, de suponer que Borges no era… Que fue todo al revés, digamos.

—Recién después de escribirlo te diste cuenta que ese cuento te permitía hablar de “clientelismo” en la clase media.

—¡Y en la clase alta! No quiero hablar de clase media, porque siempre se habla, y ¿qué es? Todo el mundo se considera clase media. Es una categoría a la que siempre se tildó como dueña de un montón de imperfecciones y defectos que son los de todas las clases, pero siempre se la acusa a la clase media, porque precisamente es media, y todo lo que está en el medio nunca tiene prestigio, desde la tibieza hasta la armonía. Y el peronismo es un generador de clase media, se dedica justamente a eso, es lo que mejor sabe hacer. Y aparece ahí una contradicción.

—A lo largo de todo la obra está flotando siempre la contradicción, y capaz es porque el humor también siempre es contradictorio, impuro.

—La contradicción es… Mirá, si te pregunto sobre tu papá, ¿era un tipo que a vos te mimaba o que te cagaba a pedos?

—Las dos cosas.

—Y bueno, son bastantes contradictorias. Pero seguro las dos son ciertas. Todo gira en torno a la severidad y la misericordia, ese juego entre libertad y restricción, ahí es donde se da el mundo.

—Los textos toman ese juego, y hacen humor con cosas sobre las que los peronistas, hasta no hace mucho, incluso en la generación de pibes de la Década Ganada, no nos permitíamos joder. Siendo que el mismo Perón tenía un montón de sentido del humor.

—Es que esas cosas se van aflojando. Se hacen distintas. No digo que sean mejor ni peor, son distintas. Capaz en algunos momentos aparece más la cuestión solemne, por ahí la distancia con la tragedia permite que se den otras lecturas. Nosotros pudimos hacer Bombita Rodríguez después de muchísimos años, y qué sé yo si sé podía hacer en el 78, o el 84. Entonces, el tiempo ayuda a que nazca el humor, sí, pero también el humor ayuda a que transcurra el tiempo.

—Hay una didáctica peronista a lo largo del libro, más que una historia en sí…

—En realidad hay una explicación. Fijate que en los ensayos aparecen a veces personajes discutiendo, y eso es porque no estoy seguro de cuál de las dos opciones es correcta, y prefiero poner esa discusión. Esas posibilidades… Y más en una época donde los rasgos más ortodoxos del peronismo ya no pesan tanto, si no que pesa más lo menemista y lo kirchnerista.

—¿Se corrió aquel viejo eje de apresurados y retardatarios?

—Me gusta más decir que los colores van cambiando. Los ejes por ahí son los mismos. Lo que cambian son manifestaciones de lo mismo.

—Ponele que el menemismo tiene que ver con lo guaso, con la ostentación propia de los cabecitas negras.

—Sí, con la parte más liberal, en todo el sentido de la palabra. Esa desfachatez… Porque el menemismo trajo mucha transgresión al peronismo. Sacarse fotos con… Esa especie de descoloque que fue tan transgresor, aún contra el propio peronismo. Si hasta se animó a ser liberal.

—¿Creés que el libro está en sintonía con esas nuevas manifestaciones de lo mismo, como vos las llamás? ¿Qué pensás de esta especie de veranito de San Juan que vivimos en estas semanas, con las elecciones en las provincias y la nueva fórmula presidencial?

—Mirá, sería irresponsable ser triunfalistas. Estamos ante unos tipos muy pesados, muy densos, y son capaces de hacer cualquier cosa para no perder.

—Mientras tanto, según se anuncia al final del volumen, estás preparando el tomo dos.

—No. Creo que lo voy a hacer en vivo. En forma de charla. Sólo me queda decepcionar, me parece. En realidad hay algo de eso de “Tomo 2” que es bien peronista. El peronismo nunca se puede clausurar, si hay “Tomo 2” habrá “Tomo 3”, y también “Tomo 4”. Porque, ¿quién es el peronismo? ¿Menem o Kirchner? ¿Luder o Vaca Narvaja? Después de sacar el libro me di cuenta que había pasado eso. En el último capítulo se anticipa, o describe, el momento actual. Y después se promete un próximo tomo.

—Como terminar con un “continuará”…

—De algo que todavía nadie puede decir cómo.

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