Vande Guru
Este viernes Monsieur Periné iba a desembarcar en la Sala de las Artes en el marco de la gira que lleva el título de uno de sus últimos temas “Volverte a ver”. Una forma de nombrar el reencuentro de la banda con su público después del parate que implicó la pandemia. Si bien no trascendieron las razones por las que no se desarrollará el concierto, desde la producción local informaron que “el reintegros de las entradas es automático, no se tiene que realizar ningún trámite. El mismo se va a realizar a la tarjeta correspondiente con la que hayan realizado la compra”.
Antes de la fecha y de la cancelación Santiago Prieto, quien lleva adelante Monsieur Periné junto a Catalina Garcia, había hablado con El Ciudadano sobre la actualidad y los últimos lanzamientos de la formación.
Qu’ est-ce qu´est?
Escuchar la música de Monsieur Periné es emprender un viaje. Se viaja en el tiempo, hacia los años 30, a los clubes neoyorkinos donde los cuerpos perdían la rigidez y se desarticulaban para acompasar el ritmo del swing, o en el espacio, hacia el caribe, para endulzarse con el ritmo sabroso de lo mejor de la música caribeña o la dulzura envolvente del bolero. Pero ese viaje no solo tiene que ver con el estilo de la música, sino con su forma. Grabaciones artesanales, con instrumentos reales, abocadas al detalle, le imprimen a las canciones un aire fresco en medio de la vorágine metálica y de autotune de las producciones industriales de la música mainstream.
De la mano de Santiago Prieto, multiinstrumentista y de Catalina Garcia, cantante multilingüe, Monsieur Periné crea canciones que amalgaman lenguas y distintas cadencias mientras desparraman alegría y colores. No es fácil contar qué es Monsieur Periné, porque cualquier intento de definición es una reducción de la riqueza de la banda, aunque se puede probar con decir que parten de la experimentación con el formato de big band a la que agregan instrumentos latinoamericanos. Al principio, sus creaciones se ubicaron dentro de los parámetros del swing, no una mera reproducción del swing tradicional norteamericano o europeo, sino una creación única y original que ellxs bautizan como un “suin a la colombiana”. También reversionaron boleros populares como “Sabor a mí” en esta clave del jazz y hoy se animan a fusiones y experimentaciones más osadas, como las de “Bailo pa’ tí”, el último sencillo.
Sold out
A Santiago Prieto se lo ve sonriente bajo un sol ardiente en el patio de su casa de Bogotá. Y esa sonrisa no es para menos. Vienen de una gira que los llevó a recorrer gran parte de Estados Unidos y Colombia y que fue sold out en cada ciudad por la que pasaron.
Desde el lanzamiento de su primer álbum, Hecho a mano, que los llevó por una gira europea por treinta y tres países, hasta el día de hoy, Monsieur Periné es una de las bandas colombianas que más vueltas le ha dado al mundo borrando las fronteras que separan los géneros musicales y acercando las distancias de las distintas lenguas con el idioma universal de la música.
La banda de fondo
Pero antes, mucho antes, mucho antes de las giras y los discos, hay una historia que vale la pena ser contada. Corría el año 2007 y un grupo de jóvenes universitarixs se reunía para hacer una de las cosas que más le gustaba: tocar y cantar. De a poco, comenzaron a presentarse en los pueblitos cercanos a Bogotá, en las fiestas populares y en eventos sociales de “chetos”. “Éramos la banda de fondo” -recuerda Santiago Prieto- “la banda que tocaba jazz, tocaba bossa nova, tocaba bolero, muchos estilos de música”, porque el público era de lo más variado y había que llegar a todxs. Eso les llevaba horas y horas de ensayos para generar una lista de covers apta para todo público. Esos años de ensayos y escenarios fue la escuela donde se fogueó, el laboratorio donde se produjo la alquimia creativa de este dúo que hoy llena salas, ganó un Grammy, estuvo en los primeros puestos de los charts internacionales, tiene tres discos y va camino del cuarto.
Identidad trans
“Es una banda que nació en los escenarios”, resume Prieto y podríamos pensar que es por eso, por la necesidad de adaptarse a públicos diversos que podría explicarse la variedad de instrumentos y de lenguas, pero “no fue solo una cuestión de necesidad, sino también de interés”, aclara. “La identidad es una construcción, en eso nos hemos sentido un poco gitanos, uno se va construyendo de acuerdo también va viajando, y hemos tenido mucha chance de viajar bastante y hemos recogido influencias y somos la suma de todo eso. No nos gusta ser un lugar específico, quieto en el tiempo, sino una frontera móvil, o casi sin fronteras y por eso nos gusta esto de lo multi, tal como lo es Latinoamérica o Colombia, que es un país muy multi, en término de culturas y de las influencias y nos gusta ser así. Somos un género trans, somos lo que queramos ser. En esos términos la encasillada no es lo nuestro”, agrega.
Lo nuevo
Esa fluidez con que se transita por las distintas músicas del mundo, ese corrimiento de las fronteras, se escucha claramente en el último corte de difusión “Bailo pa’ tí”, “una canción nostálgica y al mismo tiempo alegre”, comenta Santiago, como la definición de la palabra en el portugués de saudade: “La felicidad está triste”. Una canción que “tiene ese dejo, ese rollo bossanova, y en algún momento tiene un tumbao de salsa, Cata se anima no tanto como a rapear pero sí a chapear ese estilo de música urbana. Otras maneras de expresar la voz diferente”, apunta.
Otro de los cortes de difusión del nuevo disco es el tema “Tú y yo”: una canción de amor basada en una historia real que vivió una de las integrantes de la banda, una celebración del encuentro entre dos personas del mismo sexo en un tiempo en que lo que más abundan son los desencuentros o las miradas acusadoras. “El arte, de cada época, el que trasciende asume riesgos. Estamos conectados con causas que nos llaman, y la principal, la que nos llama es la de la libertad y la del respeto y la tolerancia de lo que cada uno quiere ser. Lo que hablábamos de la música, pues también en su desarrollo en la personalidad y en su sexualidad”, asegura Prieto.
Esa libertad que sostiene el proceso creativo y la configuración estética arriba de los escenarios no solo es para Monsieur Periné una cuestión musical o artística, es también ética, es decir, una forma de pararse en el mundo y de dialogar con lo que sucede en la actualidad. A través de sus canciones asumen el riesgo de la mezcla, apuestan por combinaciones de géneros, ensamblan instrumentos muy lejanos, fusionan ritmos, juegan con texturas y ofrecen una música que hace bailar al ritmo de una amalgama cultural multicolor. Monsieur Periné pareciera ser el recordatorio musical de que las fronteras no son más que límites que se pueden (y muchas veces, se deben) traspasar.
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