Ciudad

Historia viva

Mirko Buchín, una vida de actuar y filmar

Fue director y escritor, pero en los últimos tiempos se dedica a interpretar roles de teatro y para cortometrajes que recibieron premios en todo el mundo


Gastón Felman, especial para El Ciudadano

Hay una vida rica en anécdotas y recuerdos vivaces en la palabra de Mirko Buchín, el actor, director y escritor de nuestra ciudad que trabaja con jóvenes cineastas porque encuentra una conexión con esos talentos en el apasionado obrar que implica la realización audiovisual. Es el hacer lo que mantiene joven a las personas. Es simple pero llevarlo a la práctica no resulta fácil. Mirko lo hace posible y a sus 88 años no lo frena el hecho de viajar para un rodaje en los campos de Nogoyá en pleno invierno.

Mirko es un señor afecto al diálogo y a la sonrisa. Ya se ha sentado a la mesa Mirko y al tratarlo de usted dispara: “Se puede decir «usted váyase a la pmqlp» o «usted es un viejo de m…», a mis alumnos de la UBA siempre los traté de «che y ellos también a mí. Nunca nadie me faltó el respeto, nunca tuve que decir en una clase «silencio». Daba clases en la carrera de Filosofía y Letras, en materias como Historia del Teatro Universal e Introducción al Lenguaje del Teatro. Eran 300 alumnos y nunca usé micrófono”.

“A veces peco de ser muy sincero”, dice Mirko y desgrana anécdotas de desencuentros con ex funcionarios de la cultura que lo pintan como un trabajador del teatro, el cine y las letras con una larga trayectoria independiente. “No pertenezco a ningún partido o religión. Creo en la política, pero no acepto el pensamiento vertical. Me excomulgué a los 12 años y eso que fui criado en la religión católica ortodoxa. Así era en el pueblo donde nací”, explica.

En pocos momentos de la charla se habla de sus titulaciones, lo que sí aparece de modo notable es su placer por la lectura. “En la biblioteca de mi pueblo había leído todos los libros y cuando vine a Rosario para hacer mis estudios secundarios en el Colegio La Salle me quisieron hacer socio de la acción católica y no quise porque había una lista de libros o autores como Emile Zola y Anatole France y si los leías quedabas automáticamente ex comulgado”, cuenta y admite que aprovechó esa restricción.

Actualmente Mirko está compenetrado en la actuación de cortos dirigidos por jóvenes egresados de la escuela de cine. Son siete cortos este año y se han visualizado en muchos festivales. Uno ganó un premio en el festival internacional de Madrid y Mirko tuvo menciones por su rol como actor protagonista.

Además, Mirko explica: “No se animaban a llamarme, necesitaban un actor mayor y un amigo mío les comentó que me podían llamar. Hay un chico muy talentoso de 21 años, Juan Ferrero. Algunos me preguntan cómo trabajo con gente que no conozco. Me dicen que cuide mi trayectoria ¿Y qué hago con mi trayectoria, voy a pagar al supermercado?”.

Mirko acaba de filmar por segunda vez con Felipe Martínez Carbonell. Con Federico Actis filmó la exitosa “Teleféricos”. Mirko la recuerda como una experiencia muy linda, que ganó premios y se dio en muchísimos festivales. “Un cineasta de Buenos Aires la vio y se contactó conmigo para que actúe en su tesis -se llama Severino- y se filmó en Nogoyá con un equipo de 30 personas bajo un método de trabajo excelente. Tuvo muy buena repercusión en festivales internacionales con muy buenas críticas y ganó reconocimientos por su alto valor de contenido social”, dice Mirko. Con el mismo realizador el artista participó en un rodaje para un concurso de Madrid “Cortos Navidad 60”: ganó el primer premio. Mirko describe con entusiasmo lo que implica filmar aunque sea un corto de un minuto.

Y más

Luego la entrevista viaja a la década del 70’ en donde se entera por una gacetilla del diario de un concurso y logra lo que parecía imposible: publicar una novela en Barral Editores. Incluso podría haber ganado el prestigioso concurso literario que organizaba esa editorial Ibérica donde el jurado estaba integrado por José María Castellet, Carlos Barral, Gabriel García Márquez y Jorge Vargas Llosa. Sin embargo, la extensión de su envío al concurso no se adecuaba a lo estipulado en las bases. Era “Chechechela”, una novela femenina, donde la voz de la narradora protagonista sostiene todo el relato. Tuvo críticas excelentes de España, y llegó a Nueva York.

La novela se vendía mucho para que los alumnos de literatura española estudiaran el lenguaje popular de Argentina. Horacio Salas le dijo a Mirko que “Chechechela” era la mejor novela del año. Después se filmó la película y Mirko nunca estuvo conforme con la adaptación pero sí con las actuaciones de Ana María Picchio y Víctor Laplace.

Mirko dice que la mejor crítica que le han hecho fue la de Angélica Gorodischer. “No pudo largar el libro hasta el final y reía a carcajadas, pero cuando se la recomienda a sus hijos les dice ojo: «Es una novela triste»”. Su incursión literaria lo cruzó con Marta Lynch, Haroldo Conti, Rodolfo Walsh.

Teatro

Volviendo a las tablas Mirko reconoce que le gusta el teatro y el cine. “Del teatro lo que más me gusta es ensayar y lo que menos me gusta es lidiar con los actores cuando te subestiman o no te llevan el apunte. O que a veces tienen razón porque trabajan mucho y están cansados. La última obra que hice tenía 16 personajes ¿Sabés lo que es eso?

Mirko recuerda la puesta en escena de “Así es si os parece” de Luigi Pirandello en una salita hermosa que tenía Udecoop y destaca que su oficio siempre fue “peinar las obras, sacarle la hojarasca lo que caducó, lo vivo queda”.

Docente

Al final la charla trasunta a la docencia en la UBA, en la escuela de Teatro y en la cárcel “La redonda” en épocas de Onganía.

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