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Miguel Acevedo: “La pandemia nos puso a nivel global en una crisis sin antecedentes”

El presidente de la UIA dijo que la salida a la paralización del 75% del sector industrial será gradual. “No vamos a salir a la calle de un día para el otro. El turismo, los restaurantes, tendrán que hacer transformaciones muy grandes”, advirtió


El presidente de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo, se refirió a la situación de la industria nacional en el marco de las medidas dispuestas hasta el momento por el gobierno nacional y, al mismo tiempo, imaginó escenarios posibles a la salida de la cuarentena. En diálogo con el programa Valor Agregado, de Radio Universidad, el dirigente empresario también advirtió la llegada de un nuevo tiempo económico en el mundo, que reemplazará al sistema tal como lo conocemos hoy.

—¿Cómo califica la situación de la industria nacional en el marco de las medidas dispuestas por el gobierno nacional para luchar contra el coronavirus?

—Sabrán ustedes que está bien complicada. Porque acá se involucran lo sanitario, lo social, lo productivo y lo económico. Por lo tanto, las respuestas deben darse de modo integral. Yo estoy convencido de que el entramado productivo de la Argentina es muy federal y diverso. No es un sólo sector, hay muchísimos. Y la crisis ha impactado muy fuerte, tenemos un 75 por ciento de la industria parada. Yo creo que a partir del 10 de mayo vamos a tener que ver algunas pautas de apertura, que seguro se darán muy despacio.

—¿La vuelta a la actividad será lenta?

—Sí. No veo margen para otra cosa. Hoy, tenemos un 25 por ciento que está trabajando, concentrada en alimentos y salud, con sus cadenas productivas. Se deberá sumar el resto. Pero yo veo por ejemplo, lo que pasa en Catamarca, adonde no ha impactado de la misma forma que en el Gran Buenos Aires el virus. La industria puede volver a producir, pero no tienen demanda. Entonces, será paulatino. Porque no vamos a salir a la calle de un día par el otro. El turismo, los restaurantes, tendrán que hacer transformaciones muy grandes. Hasta agosto no parece haber posibilidad de que esto pase. La conferencia industrial nuestra, que es en noviembre, con en otros momentos la hemos hecho sin problemas con 900 personas en un salón, ayer justo hablábamos que deberíamos hacerla virtual.

—¿El 10 de mayo se abre sí o sí?

—No es una decisión que pueda tomar yo. Posiblemente si volvemos ese día a abrir todo, habría un retroceso sanitario y nos arrepentiríamos. La verdad, esta es una crisis a escala global como la que nunca hemos tenido. Entonces, no sabemos cómo van a ser las reacciones. Trato de ser realista. Aunque quiera que empecemos a trabajar, porque soy industrial, veo la desesperación de la gente. Y esto no es solamente pagar sueldos. Hay un capital social, proveedores, clientes, que se están perdiendo. Pero también está la posición de la sociedad, con miedo de salir. Y no es que lo prohíba un Comité de Científicos. Si abren los restaurantes o vuelven los espectáculos, por ejemplo, no sé si la gente va a ir. Inclusive con el 25 por ciento de los sectores que está trabajando, no van todos a trabajar. Hay temas como los comedores de las fábricas, tendrán que hacerse nuevos o ir menos gente a usarlos. Hay muchas cosas que nos hacen pensar que la salida va a ser gradual.

—¿Qué puede decir para las pymes y también respecto al rol de los bancos?

—Hemos hablado mucho con el gobierno, con el ministro de la Producción, también el de Trabajo, el de Economía, el presidente del Banco Central, el propio presidente. Se han tomado distintas medidas, algunas laborales, orientadas a asistir a las empresas para el pago de la nómina salarial, que es hasta un 50 por ciento del sueldo neto. También del financiamiento bancario, con tope de tasas, para las cadenas que están operando. Y otra vinculada al Fogar, por el tema salarios. También se habló de medidas tributarias, que no están terminadas de definir. Pero lo cierto es que ya veníamos con caída de recaudación, que ahora se ha derrumbado. Las compañías seguramente priorizarán pagar salarios y el tema impositivo quedará muy complicado. Respecto al tema bancario, hay una reticencia de los bancos a prestar los depósitos que tienen, si no hay una garantía. En algún momento, el Banco Central tendrá que dar una garantía. Esto es como si fuera un incendio. Hay que tirar agua y después vemos cómo hacemos. A las empresas, hay que darle “alimento” para que puedan mantenerse, si no habrá una mortandad importante de empresas. Lo de las pymes es lo más urgente, en este sentido.

—¿El escenario que viene en lo económico cómo será?

—Veo más probable una híper recesión que una hiperinflación. Pero esto por un panorama mundial, también. El mundo tendrá recesión, ya la tiene de hecho. Que se ayude a las empresas y se de liquidez al mercado, no me preocupa como factor inflacionario. Ahora no es lo urgente eso. Por eso yo valoro el acuerdo con la CGT. Porque el sector privado es el que más está aguantando el cimbronazo. Y hay que hacerlo pensando en sobrevivir. Y la Argentina, creo que para eso tiene potencial. Tanto las pymes, como las grandes, tienen fierros para volver a salir si hay oportunidades. Eso tendrá que hacerse una vez que salgamos de la crisis. El gobierno deberá prepararse y nosotros ayudar, a la hora de pensar la salida. Se tendrán que fundar los pilares para un plan nacional de desarrollo.

—¿Cuáles serían los pilares? Porque hay mucha diversidad en el país.

—Sí. Y la UIA también es diversa. Pero hay puntos de acuerdo. Sostener el empleo, crear riquezas. Y en términos de país, arreglar con nuestros acreedores y ordenar el tema de la deuda, es clave. Para pensar la salida de la recesión, necesitaremos financiamiento. Esto ya se pensaba antes de la pandemia, ahora todavía más. Sobre las pymes, que son las más necesitadas, tenemos que pensar que están dentro de una cadena de valor. Y esas cadenas hay que mantenerlas con mucho cuidado. El diálogo social será necesario. A mí, en esto que logramos con la CGT, me pasó de sentir que era la primera vez que lo logramos, de buscar la salida y ponernos de acuerdo entre trabajadores y empresarios. Y habrá que ser creativos. Lo que no podemos es nunca más tener un solo sector como generador de divisas. Es como venderle alimentos a un solo supermercado. Es lo más cómodo, pero es peligroso. Como país, hay que pensarlo.

—¿Y cómo se logra?

—Bueno, a partir de hacerlo sin límites ideológicos, por ejemplo. La última semana lo vimos con Brasil. Tenemos una relación histórica. Y ellos estos últimos años han tenido una agenda más liberal, que propuso una situación complicada mediante un acuerdo con Corea del Sur. Entonces, tenemos que actuar con el Mercosur, pero no sólo a través del Mercosur y pensando el cómo. Yo creo que la normalidad que teníamos está terminada. Yo tengo más de 60 años y conocíamos una normalidad, que no va a estar más. Después de esta crisis va a haber otras normas. En Estados Unidos, más del 20 por ciento de la fabricación de medicamentos que consume, por ejemplo, está concentrada en Asia. Ustedes creen que seguirá siendo así? Creo que será como al final de la Segunda Guerra, cuando Europa se dio cuenta que no podía seguir dependiendo de otros para proveerse de alimentos. Esto tendrá que pensar el mundo y también la Argentina. Y para eso, acá tenemos mucho potencial. Porque podemos producir alimentos, medicamentos, a pesar de todo lo que sufrimos, tenemos un nivel de sociedad y de capacidad industrial importante, que además no se logran de un día para el otro. Los países africanos van a necesitar generaciones para llegar al nivel educativo que tiene nuestro país. Otros vecinos de Sudamérica también están más atrás en esa carrera. Por eso yo creo que las estrategias de globalización que existían hasta acá, estarán en crisis. Vendrá una etapa de autosuficiencia, de invertir, producir, crear empleo, desarrollarse. El Estado puede guiar ese proceso. Y tendrá que hacerlo de manera eficiente y mirando a la producción. Esta puede ser una gran oportunidad.

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