Legisladores mexicanos exigen que las llamadas “narcoseries”, programas televisivos sobre la vida de los capos narcos, sean emitidas sólo después de medianoche. Buscan evitar que las audiencias jóvenes sean expuestas a la violencia y al estilo de vida fastuoso que, aseguran, promueven este tipo de contenidos.
El argumento, afirman, es que programas como El señor de los cielos, serie que escenifica la vida del fundador del cartel de Juárez, Amado Carillo Fuentes, y La reina del Sur –telenovela estadounidense de habla hispana sobre Teresa Mendoza “La Mexicana”, una capa narco de ficción– glorifican el crimen en tiempos en que México se encuentra sumido en la violencia vinculada con el tráfico de drogas.
En un comunicado conjunto, los presidentes de las Comisiones de Radio y Televisión del Senado de México y de la Cámara de diputados, el senador Zoé Robledo (del Partido de la Revolución Democrática), y la diputada Lía Limón (del Partido Verde Ecologista de México), solicitaron a la Secretaría de Gobernación, así como al Instituto Federal de Telecomunicaciones, no ser “omisos” ante programas que “promueven la apología” de la violencia, además de hacer ver al narcotráfico y sus actividades como un modelo de vida aspiracional”.
Zoe Robledo y Lía Limón acusan a las presuntas “narcoseries” de debilitar el tejido social de las familias mexicanas, al “promover falsos valores y comportamientos sociales agresivos que lamentablemente retroalimentan al crimen organizo”.
El llamado a regular este tipo de programas llega cuando México conmemora el 10º aniversario del Proceso de Militarización de la Seguridad Pública, una campaña lanzada en pro de aplicar mano dura al crimen organizado. La “guerra contra el narcotráfico” aumentó a niveles escalofriantes la violencia en México, dejó aproximadamente 150 mil muertos, más de 25 mil desaparecidos y, sobre todo, fracasó en imponer el imperio de la ley y disminuir el narcotráfico.
En ese contexto, una organización que vigila los contenidos de la televisión pública mexicana es parte de la cruzada contra las narcoseries. “La tragedia no puede ser convertida en entretenimiento”, alegó Francisco González Garza, presidente de dicha organización. “En un país donde la gente tiene más televisores que heladeras, los canales nacionales son vistos por el 81% de la población, y su penetración influye en las conductas y aspiraciones de millones de mexicanos”, sostuvo.
La movida contra la narcocultura tiene antecedentes en algunos estados de México. En Sinaloa, la tierra de Joaquín “El Chapo” Guzmán”, el gobierno local decidió cortar con el culto musical al crimen organizado. Los llamados “narcocorridos”, canciones que mezclan la música popular del norte de México con loas al poder de los capos, fueron prohibidos en febrero de 2016.
Sin embargo, Rodolfo Soriano-Núñez, antropólogo en la ciudad de México, asegura que no hay pruebas de que tales prohibiciones tengan algún efecto sobre el comportamiento. Las ordenanzas son jugadas políticas, “porque es más fácil perseguir a un cantante que a un narco”, indicó al matutino inglés The Guardian.
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