La Fundación Join the Planet, aliada a Lionel Messi, financiará un proyecto de impacto ambiental en Rosario con el objetivo de revertir los daños ecológicos de la cuenca del arroyo Ludueña y del río Paraná, y proteger de contaminaciones esos cursos de agua. Junto a la Fundación Rosario, las áreas de Política Ambiental y de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo de la UNR, más investigadores de las facultades de Ciencias Exactas y Ciencias Agrarias de la Universidad, generarán propuestas financiadas con la venta de “esculturas coleccionables, primera en su especie, del famoso botín de fútbol” del astro rosarino. El izquierdo, claro.
La primera parte de la colaboración de Messi con las organizaciones que participan de la iniciativa se lanzó en directo en la red social Twitch el 1 de marzo. La escultura, señalaron en un comunicado, “pretende redefinir la creación de valor medioambiental tal y como la conocemos”.
La réplica del botín está confeccionada con materiales reciclados recogidos en la Patagonia, Indonesia, China, Tailandia, India y Ghana. En su mayor parte, se trata de nailon procedente de redes de pesca desechadas, polipropileno reciclado de cuerdas y tapones de botella desechados, y fibra de vidrio reciclada. Todo, aseguran, recolectado “de forma ética, clasificado y enviado a la planta de producción”. EL valor de una de esas réplicas, para quien desea colaborar, es de 299 dólares, y se puede adquirir en la página web de la Fundación.
La pieza coleccionable está disponible y los beneficios de la venta se destinarán a la conservación y regeneración del río Paraná.
Joint the Planet crea productos de valor simbólico con materiales reutilizados para financiar iniciativas en todo el mundo que protejan y regeneren ecosistemas naturales. Y con ese objetivo es que se asocia con figuras públicas de amplio reconocimiento popular para inspirar la participación global y demostrar cómo los esfuerzos colaborativos pueden allanar el camino para un cambio sostenible.
“Sumate a Join the Planet, juntos haremos la jugada para cambiar el planeta”, expresó el capitán de la Selección Argentina al mostrar la obra. “Trabajemos en conjunto para salvar el planeta para las generaciones futuras”, expresó.
Una de las socias de la iniciativa es la Secretaría de Política Ambiental de la UNR. Su titular, el abogado Matías De Bueno, destacó las “dificultades que se generan principalmente por la escasez de recursos para llevar adelante proyectos de sostenibildad ambiental y en este sentido lo valioso es integrar a todas las partes para plasmar un plan de gestión que se concrete en la realidad”.
La Secretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo de la UNR, Elena Gasparri, agregó que la Universidad aportará con la construcción del conocimiento y su experiencia en el territorio sobre temas ambientales, en especial los trabajos realizados en los humedales a raíz de las quemas en el Delta del Paraná desde 2020. En ese sentido, desde la Facultad de Ciencias Agrarias, el ingeniero agrónomo Sergio Montico, rescató los saberes construídos a lo largo de tres décadas sobre uso de suelos y preservación de cuencas, entre otros. La directora del Observatorio Ambiental de la UNR, Graciela Klekailo, destacó que se trata de poner en práctica iniciativas con respaldo científico y validación técnica.
Para Montico este proyecto pretende aportar a la reconfiguración del territorio de la cuenca del Ludueña con un objetivo superior que es “mejorar la calidad de vida de las personas en concomitancia con los bienes naturales comunes para que en esa armonía entre lo que la comunidad necesita en términos de calidad de vida y la preservación de los recursos naturales, haya una instancia territorial superadora a la de este momento.”
En tanto, el Centro de Ingeniería Sanitaria de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR, realizará un diagnóstico de los barrios vulnerables que pertenecen a la cuenca. Esto incluye la falta de saneamiento, entendido como el acceso al agua potable, la disposición de la excretas y de los residuos sólidos generados.
Messi, embajador
Thomas Kimber, director de la Fundación Join the Planet y Fundador y CEO de Karün (empresa de la Patagonia centrada en la transición hacia una economía regenerativa), a medida que Messi alcanza las últimas etapas de su carrera empieza a considerar su legado más allá del deporte. Y es consciente de su capacidad para influir positivamente en miles de millones de personas y quiere extender esa influencia al ámbito de la sostenibilidad medioambiental.
Kimber explicó que fue “natural” acercarse al diez para liderar este proyecto, ya que es un líder en la cancha y alguien que se asocia con un enfoque orientado al equipo. Esa alianza, agregó, “significa alcanzar a millones de personas que no forman parte del debate medioambiental”.
La esperanza es que Messi se convierta en un símbolo de cómo el deporte puede influir en el cambio climático, creando acciones y soluciones significativas, no sólo más retórica de sostenibilidad. Se espera que la participación de Messi inspire también a otros deportistas y figuras del espectáculo a unirse a la causa.
Dentro del deporte, otros asociados de las campañas de Join The Planet son el también futbolista Cristiano Ronaldo y el basquetbolista Lebron James. Y en el espectáculo, se sumaron Selena Gómez y Taylor Swift.
Paraná en peligro
La coordinadora de la Plataforma de OSC de cuenca del río Luján+Delta del Paraná e integrante del Programa Corredor azul en Fundación Humedales Adriana Anzolín señaló que uno de los principales problemas a los que se enfrenta el río es la deforestación a lo largo de sus islas y riberas. Estas zonas húmedas clave son esponjas naturales de humedad y forman parte de un ciclo de retroalimentación que ayuda a llevar los ríos atmosféricos de la selva amazónica a las llanuras del norte de Argentina.
A medida que los peroductores agropecuarios drenan estos humedales (y los de la selva tropical) para criar ganado, disminuye la capacidad de la tierra para captar agua y crear la humedad necesaria para que llueva. Además, la deforestación destruye la biodiversidad local, transformando los hábitats de los animales, eliminando nutrientes vitales de la capa superior del suelo y disminuyendo la capacidad de los humedales para absorber dióxido de carbono de la atmósfera.
El recién concluido ciclo de La Niña, en combinación con el cambio climático, generó además una extensa sequía multianual sin precedentes que dejó los cauces de los ríos al descubierto, una grave escasez de agua y limitadas posibilidades de pesca.
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