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Merkel va más lejos y cierra ya unas siete centrales nucleares

Expertos analizarán los riesgos de cada planta nuclear.

En una decisión con fuerte mensaje político, la canciller alemana, Angela Merkel, anunció ayer el cierre temporal de siete de las 17 centrales nucleares que funcionan en el país.

Mientras tanto, tal como se había anunciado el lunes, un grupo de expertos independientes analizará durante los próximos tres meses los riesgos de cada planta e informará “sin tabúes” sobre la situación en cada una, garantizó la líder conservadora, respecto de uno de los temas más sensibles de su gestión de gobierno.

En ese plazo –en el que prefirió no adoptar medidas que no le permitan luego dar vuelta atrás– se sucederán elecciones en tres estados alemanes donde Merkel, del partido CDU, no quiere resignar votos. Puntualmente, el domingo serán en el estado federado de Sajonia-Anhalt, y el 27 de marzo, en Renania-Palatinado y en Baden-Wurttemberg. En el último de estos se encuentra una de las centrales que se cerrará durante estos tres meses.

Como era de esperar, la canciller negó que su decisión tenga que ver con las elecciones y aseguró que sólo obedece a “la responsabilidad ante una situación que nunca antes se dio”.

La Unión Europea y Rusia también han decidido realizar “pruebas de estrés” sobre sus plantas atómicas, se informó a nivel oficial. Por el contrario, China aprobó seguir con sus planes para expandir ese sector, considerado clave para reducir la dependencia energética del país.

Para decidir que estas siete plantas sean cerradas por decreto del gobierno (y no a través de un arreglo con las empresas, según aclaró ayer la canciller), Merkel fijó que serán las que fueron construidas antes de 1980. Así lo hizo tras mantener una reunión con los ministros de Economía y de Medio Ambiente y con los jefes de Gobierno de los cinco estados federados en los que se ubican las centrales nucleares germanas.

En septiembre del año pasado, el gobierno de centroderecha de Merkel había aprobado una polémica ley que extiende la vida de las centrales nucleares de entre 8 y 14 años, medida que fue en contra del paulatino apagón atómico prometido por el ex canciller socialdemócrata Gerhard Schröder. Esta norma fue ampliamente rechazada por los alemanes, que salieron a las calles a manifestarse masivamente en su contra, sobre uno de los temas de mayor debate entre la población.

Es que en Alemania, principal economía europea, las 17 centrales atómicas proveen el 23 por ciento de la electricidad consumida en el país. Incluso la propia Merkel, que reconoció la gravedad de la situación en Japón, aceptó que no puede prescindir aún de la energía nuclear.

“Lo sucedido en Japón representa un corte en la historia del mundo desarrollado”, subrayó ayer Merkel al anunciar el cierre temporal de las siete centrales. En ese sentido, aceptó que “la interpretación del alcance de las fuerzas de la naturaleza sobre las centrales nucleares no era suficientemente fiable” antes de que ocurriera el terremoto en el país asiático.

El temor a una crisis nuclear en Alemania, uno de los países de Europa en los que el ecologismo es más influyente, se multiplica. Si bien no se llegó aún a repartir pastillas de yodo, tal como está haciendo Bélgica desde el lunes, los alemanes en esta ciudad miran con temor las imágenes que llegan desde Japón y recuerdan a Chernobyl. De hecho, según una encuesta difundida ayer por un canal de televisión alemán, N-TV, el 76% de la población rechaza la energía nuclear y sólo un 24 por ciento aprueba su uso.

De acuerdo con lo decidido por el gobierno alemán, las centrales que apagarán sus motores son las de AKW Neckarwestheim I y Philippsburg I, en Baden-Württemberg; Biblis A y B, en Hesse; Isar I, en Baviera, y Unterweser, en Baja Sajonia. Además, se mantendrá fuera de servicio la planta AKW Krümmel, en Schleswig-Holstein, construida en 1983 pero que evidenció varios problemas en los últimos años.

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