Automovilismo

Informe Especial

Mercedes y Ferrari, mano a mano

Pasadas las primeras cuatro carreras de la temporada, la Fórmula 1 vuelve a discutirse entre dos equipos.


La sensaciones al finalizar los test de pretemporada en el circuito de Cataluña, en marzo pasado, habían deslizado por lo bajo que el rendimiento del modelo SF70H que Ferrari había traído al mundo cargaba animosas expectativas. Tanto Sebastian Vettel como Kimi Raikkonen se mostraban internamente cautos pero, al mismo tiempo, con esperanzas de que la temporada 2017 podía ser la que les permitiera quebrar la cáscara de mediocridad con la cual la escudería italiana se había vestido en el último año, en retroceso de lo mostrado en 2015.

Esa presunción tuvo eco ni bien llegó el estreno del campeonato, en Australia, con un Vettel aprovechando un error estratégico no forzado de Mercedes para poder llevar a su Ferrari hasta la bandera a cuadros. Este golpe terminó siendo un prólogo de lo que casa italiana estaba intentando dejar en claro: esa tarea tan difícil de ser competitivos.

Al llegar a China, esta ecuación continuó tomando forma de constante. El segundo lugar de Vettel volvió a plasmar que, los días domingo, los autos de Maranello tienen un ritmo (pese a la inestabilidad de Raikkonen) que les posibilita poder soñar. Aquí, sin embargo, Lewis Hamilton logró completar una carrera sin grandes sobresaltos, ganando y pudiendo sacar provecho de ese “botón mágico” que, en clasificación, le ha provisto de esos caballos de fuerza extras para, hasta ese momento, conseguir el lugar de privilegio en carrera.

La competencia en Shanghái prácticamente había dejado establecida una disputa por el campeonato entre los dos pilotos fuertes de Mercedes y Ferrari. Hamilton y Vettel se llevaban todos los flashes de los fotógrafos, mientras las portadas de los diarios hablaban finalmente de una lucha entre ellos. Pero la llegada del Gran Premio de Bahréin empezó a deslizar una variable que sorprendió a todos: Valtteri Bottas.

El finlandés, que llegó en reemplazo de Nico Rosberg tras su huida intempestiva tras obtener el título del mundo, dio sus primeros pasos con cierta timidez. En Melbourne se lo había visto relegado, a espaldas de Hamilton. En China cometió un error en carrera que lo derivó en un trompo, y lo dejó al desnudo frente a las críticas que, con cierta injusticia, llegaron para alimentar los rumores de una potencial y efímera estadía en el equipo Mercedes.

Pero en la noche de Bahréin, el rubio ex hombre de Williams comenzó a demostrar las razones que lo llevaron a estar sentado en ese coche plateado. El día sábado marcó su primera pole position, ante el asombro de la mayoría. Posteriormente, su defectuosa largada y su decreciente ritmo en carrera lo dejaron alejado de la lucha por la victoria. La orden de Toto Wolff de cederle paso a Hamilton para que pudieran disputarle el triunfo a un sólido Sebastian Vettel probablemente le hayan dejado un sabor amargo, aunque sería apenas el comienzo de un nuevo golpe de efecto que recién llegaría en Rusia.

En el frío circuito de Sochi, Bottas volvió a sacudir las ramas de un árbol que lo dejó mejor parado que a su compañero. La clasificación fue dominada por los hombres de Ferrari: toda una noticia. La otra novedad estuvo en cómo, nuevamente, Bottas conseguía aventajarlo a Lewis Hamilton, dejándolo partir en el cuarto lugar, y aún más expuesto en carrera, donde el británico nunca pudo entrar en ritmo. Allí, de manera brillante, el finlandés fue por fuera y superó la línea de Raikkonen y Vettel quienes, estupefactos, debieron contentarse con verlo conseguir, en una competencia anémica de emociones, la primera victoria de su carrera.

¿Un nuevo orden? Por arriba de estas variables, y haciendo un plano general del contexto del campeonato, se puede divisar que la lucha está abierta. Que hay pelea. Que la hegemonía de Mercedes se terminó y que ahora, fruto de la presión de Ferrari, el equipo campeón del mundo comete errores que antes pasaban desapercibidos ante tanta superioridad. En Ferrari todo parece haber florecido. ¿Qué cambió para que todo cambie? Probablemente estemos ante un avance en plano aerodinámico que resulta muy provechoso, lógicamente, al igual que el rendimiento del motor y su fiabilidad. Aunque hay un efecto clave que le estará resultando a los hombres del cavallino rampante: la administración de los neumáticos. Así como en Mercedes se especula con un botón que entrega mayor rendimiento a una vuelta en clasificación; en Ferrari se cree que esconden un dispositivo que permite cambiar la configuración del grip, para graduar el agarre del monoplaza. Esto se trasluce en que Ferrari ha sido competitivo bajo cualquier temperatura y circunstancia de pista. Y si a eso le sumamos que Vettel, ya desde los tiempos de Red Bull es un excelente administrador del caucho, se puede comprender, en consecuencia, porqué se encuentra en lo más alto del campeonato.

¿Y Red Bull? El equipo de la bebida energizante es la gran desilusión de este arranque. Con los cambios reglamentarios casi redactados en su totalidad por su ingeniero estrella, Adrian Newey; sin embargo, tanto Daniel Ricciardo como Max Verstappen navegan en un desolador momento que apenas los ha tenido como meros actores de reparto. En Barcelona esperan un shock con un cambio radical en la concepción de sus autos, a la espera de no dejar escapar el tren por la lucha del campeonato. Mientras eso sucede, en Ferrari confían de estar transitando el camino correcto; mientras que en Mercedes, esta vez, incómodos como nunca, trabajan para que todo vuelva a ser como antes: beneficiosamente aburrido a sus intereses.

Comentarios