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Reflexiones

Memoria a 101 años del primer genocidio del siglo XX

A final del siglo XIX, los armenios eran uno de los muchos grupos étnicos que habitaban en el Imperio Otomano.


A final del siglo XIX, los armenios eran uno de los muchos grupos étnicos que habitaban en el Imperio Otomano. Había cerca de dos millones, ubicados en su mayoría en la región de Anatolia, territorio en el que residieron durante siglos.

Los armenios en el Imperio Otomano eran considerados ciudadanos de segunda clase, junto a otras minorías como las griegas, eran discriminados y vivían en condiciones de inferioridad.

Frente a los reclamos de los armenios ante el Sultán Abdul Hamid II del Imperio Otomano de igualdad, libertad y fraternidad, su respuesta fue el aniquilamiento de 300.000 de ellos.

El Sultán Abdul Hamid II marcó el principio del fin del imperio Turco-Otomano, como también el principio de lo que ha dado en llamarse la “Causa Armenia”.

En 1908, los Jóvenes militares Turcos dieron un golpe de estado al Sultán Abdul Hamid II, quien utilizó el panislamismo para consolidar su poder. Los Jóvenes Turcos implantaron un régimen nacionalista extremo, llamado Panturquismo. Organizaron congresos con políticos, intelectuales y militares. Se distribuyeron funciones, se designaron responsabilidades y se elaboró un plan.

De acuerdo con este proyecto, los armenios debían ser eliminados, la doctrina del “turquismo” o nacionalismo infiere el proyecto de fortalecimiento de la sociedad turca sobre la base de quienes se reconocían como turcos. Uno de los ideólogos del panturquismo, Ziya Gokalp, invitaba a “turquizar, islamizar y modernizar”, nociones que se convirtieron en el slogan de los reformistas turcos.

Entre los años 1915 y 1923, el Estado Turco Otomano llevó a cabo un plan sistemático de exterminio dirigido contra el pueblo armenio donde murieron asesinados más de 1.500.000 armenios, usurparon el 80 por ciento de sus territorios y confiscaron todos sus bienes. Turquizaron a los pocos sobrevivientes, las ciudades, las provincias, las montañas y los ríos tratando de borrar toda huella de su civilización, como si los armenios nunca hubiesen vivido allí.

Sintomáticamente, en 1923 nace la “Moderna República de Turquía”, fundada por Mustafá Kemal Atatürk.

Atatürk participó de las atrocidades que condujeron al primer genocidio del siglo XX y fue, además, su continuador. Un personaje oscuro, que mal pudo haber dejado la simiente de un Estado de derecho moderno cuando el mundo sabe que éste se fundó sobre la usurpación de los territorios armenios y el genocidio de sus pobladores. Claude Moutafian explica que “Turquía pasó de ser derrotada en la Primera Guerra Mundial, y Ataturk logró que Turquía pasara al campo de los vencedores cuatro años más tarde. En 1930, fundó la Sociedad Turca de Historia para reescribir la historia de Turquía, en cuya nueva versión los armenios no existieron”.

Hasta la actualidad, el sustento ideológico de los sucesivos regímenes en Turquía es el mismo: desde el Sultán Abdul Hamid II, los Jóvenes Turcos, Mustafá Kemal Atatürk hasta el presidente Recep Tayyip Erdo?an.

Un problema actual

El Estado Turco honra a sus genocidas nombrando calles, bulevares, escuelas, hasta el Aeropuerto Internacional de Estambul, con el nombre de Atatürk, con un flujo de tráfico aéreo 40.000.000 pasajeros por año.

El artículo 301 del Código Penal turco es una herramienta que posee el Estado para darle carácter delictivo a las opiniones que agravien la identidad nacional turca. El artículo 301 ha callado muchas voces…

En enero de 2007, Hrant Dink, ciudadano turco de origen armenio, fue asesinado a balazos por un joven ultra nacionalista turco llamado Ogün Samast. Pagó con su vida el “atrevimiento” de escribir en su periódico “Agos” que los acontecimientos de 1915 fueron un genocidio.

Hrant Dink dijo: “Somos muchos los que nos resistimos en Turquía a seguir viviendo en la mentira… En la historia, la cuestión armenia en sí misma ha sido un gran tabú. Hoy, armenio se ha convertido en un término de insulto, de mala palabra. Turquía debe encontrar los medios democráticos, para discutir y resolver estos temas sin dividir a la nación para que la gente pueda convivir bajo una bandera en la misma tierra. El pueblo tiene el derecho a saber, el derecho de conocer la verdad.”

La víctima 1.500.001 de un Genocidio que aún se desangra en el negacionismo y la intolerancia.

En Anatolia proliferan los cerezos, los duraznos y árboles frutales. Hacer florecer un sitio incendiado toma mucho tiempo. Requiere de paciencia de mucho amor, nosotros somos los restos de ese incendio.

Nieta de sobrevivientes del genocidio contra el pueblo armenio e integrante de la Cátedra Libre Armenia de la Universidad Nacional de Rosario