Coronavirus

La buena noticia: primavera-verano

Mejor que hace dos meses, peor que hace cuatro: movilidad y economía en Rosario, al compás del covid

Un análisis de la Fundación Banco Municipal desmenuza el desplazamiento de personas hacia puestos de trabajo, puntos de venta de productos esenciales, y lugares de esparcimiento. Repunte en junio-agosto, caída en septiembre-octubre y ahora lenta recuperación, pero lejos del 19 de marzo


Hacia la primera semana de marzo de este año, unos 450 mil pasajeros utilizaban el transporte urbano de Rosario cada día, según mensuraron el intendente Pablo Javkin y la secretaria de Movilidad, Eva Jokanovich. Ahora tras ocho meses de pandemia y con medidas sanitarias especiales, que comenzaron aquel mes con una restricción total –el aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el gobierno nacional para todo el país– y fueron cambiando de fase con el transcurrir de los meses, entre 90 y 100 mil pasajeros por día, menos de la cuarta parte, estaban utilizando el servicio antes de que el gremio del sector, la UTA, lanzara un nuevo cese de tareas por falta de pago de sueldos. La medida de fuerza vuelve a poner en evidencia la crisis de todo el sistema, al que el Concejo Municipal declaró en emergencia, y que, al decir del jefe del Palacio de los Leones, “sigue recorriendo la ciudad como si tuviera 500 mil” pasajeros. En tanto, desde el sector gastronómico –cuyo gremio, la Uthgra, reclama protocolos especiales, mayor apertura horaria y ocupación del espacio público, entre otras medidas, para no sucumbir– contabilizan que cerraron 20 establecimientos en la ciudad de marzo a esta parte. La situación, ¿es un emergente particular o puntas del témpano de una situación generalizada? Un estudio reciente de la Fundación Banco Municipal formula el mismo interrogante, a partir del análisis de la movilidad de los rosarinos, resentida en el pasado bimestre de septiembre y octubre. Y plantea: “¿También la actividad económica local?”.

El estudio en cuestión se sitúa en el departamento Rosario y traza la relación entre movilidad y economía, “pues una mayor concurrencia a comercios, negocios y lugares de trabajo implicaría una mayor actividad económica”.

Aunque analiza la cuestión de la movilidad en un sentido más amplio que el transporte urbano, no deja tampoco de tomar en cuenta la relación: el propio Javkin marcó que la no concurrencia a clases de estudiantes de todos los niveles, bajó a la mitad de los pasajeros del sistema. Pero la lógica de ese impacto puntual se puede extender a decenas de rubros, que van desde fotocopias a bares, quioscos, rotiserías, accesorios, electrónica, indumentaria y que puede llegar a más, sólo teniendo en cuenta a jóvenes estudiantes. ¿Y si se agregan otras franjas?

 

A moverse

El informe toma en cuenta las mayores restricciones dispuestas a fines de agosto a raíz del marcado crecimiento de la curva de contagios y la expansión del virus de covid-19 que se disparó durante el invierno. Y se basa en el desplazamiento de señales de teléfonos celulares publicados por la multinacional Google. En el cotejo se observó entre junio y agosto pasados “un estancamiento de la concurrencia a lugares de trabajo, comercios de productos esenciales, locales gastronómicos, entre otros, lo cual sugería una desaceleración en la actividad económica local”.

La conclusión, aún preliminar, es que la evolución de la actividad económica reciente estuvo signada por “un contexto de alta incertidumbre y cambios en la administración de la cuarentena”.

De igual modo el estudio aclara que los datos de Google no toma la movilidad general sino sólo las de “determinadas categorías consideradas de mayor interés en el contexto de pandemia”, y que con esa base, se restringe el análisis a “las que tienen mayor impacto en la actividad económica”, como comestibles y farmacias, tiendas de comida especializadas y “ocio” como restaurantes, cafeterías, centros comerciales, entre otros.

“En términos generales los resultados muestran que en septiembre y octubre la movilidad en Rosario disminuyó respecto a los valores registrados entre junio y agosto”, marcó el análisis, con la aclaración que el comportamiento no llegó a “retomar a los niveles de las fases más estrictas de la cuarentena”, cuando el desplazamiento de personas era menor.

El descenso que mide el análisis tiene como lugares de mayor disminución de concurrencia a “tiendas y ocio” con una caída de 8,3%; comestibles y farmacias (-8,2%). “Si bien con la paulatina flexibilización en octubre pareciera que los indicadores retornar a los valores registrados entre junio y agosto, aún presentan una brecha notoria respecto a los niveles pre-cuarentena que se ubica entre 19,6% y 48,1% de acuerdo a la categoría analizada, siendo mayor para «tiendas y ocio», seguido de «lugares de trabajo» y «comestibles y farmacias»”.

La merma en movilidad, según el estudio, se verifica a partir de septiembre: “Hacia los lugares de trabajo se resiente en promedio 4,4 puntos porcentuales respecto al trimestre junio-agosto, aunque registra una leve recuperación en octubre”, mide. De igual modo aclara que el nivel se mantiene “todavía 26,1% por debajo de los niveles anteriores a la cuarentena”.

El informe toma en cuenta que, en el inicio de la cuarentena con Aspo “la asistencia a los lugares de trabajo en el Aglomerado Gran Rosario “se redujo de manera considerable” con “-76,8% promedio” en la fase uno. “Pero comenzó a recuperarse inmediatamente, creciendo sin interrupciones hasta la fase cinco”.

Esa otra curva “en esta etapa, denominada «nueva normalidad», sin embargo, “se estanca, manteniéndose 28,4% promedio por debajo de la primera semana de marzo, período base de comparación”.

Allí pone el análisis una bisagra: “Puede apreciarse que, con la introducción de restricciones hacia fines de agosto, la concurrencia a los lugares de trabajo en septiembre y octubre desciende, en promedio, 4,4 puntos porcentuales respecto al trimestre junio-agosto, ubicándose 32,8% por debajo de la primera semana de marzo, aunque por encima de los valores registrados en las etapas más estrictas del confinamiento”.

La otra bisagra que registra el estudio se ubica entrado septiembre: “A mediados de dicho mes la concurrencia a los lugares de trabajo empieza a crecer de manera escalonada, acompañando las paulatinas flexibilizaciones en las restricciones implementadas. Los últimos datos analizados muestran que los niveles de movilidad hacia los lugares de trabajo retornan a valores similares a los registrados entre junio y agosto, siendo a fines de octubre 26,1% inferior al período base”.

 

Una de cal, una de arena

Según el trabajo de la Fundación Banco Municipal, al poner en contexto los indicadores de movilidad de Rosario con los de Santa Fe y a nivel nacional “se advierte que la aplicación de la cuarentena introduce diferencias significativas en la movilidad de las personas”, en particular hacia sus lugares de trabajo, en los que la actividad continúa siendo total o parcialmente presencial. “Si bien se aprecia un comportamiento similar de los indicadores –con una disminución inicial y una recuperación sostenida– se destaca que la recuperación resulta mayor en Santa Fe, seguida por Rosario y en tercer lugar Argentina”, marca.

El análisis también toma en cuenta las diferencias regionales. “Se explican en buena parte por la administración heterogénea de la cuarentena, que en un primer momento tuvo mayores flexibilizaciones a nivel local y provincial en relación a otras regiones como el área metropolitana de Buenos Aires (Amba). Sin embargo, después de las restricciones aplicadas en Rosario el indicador de movilidad local se aleja del registrado en Santa Fe, ubicándose en un nivel inferior y similar al observado en Argentina”.

En esa línea, el trabajo observa que, en cuanto a los comercios que venden productos esenciales (los menos afectados por la cuarentena) “tras la menor movilidad registrada al inicio del aislamiento estricto (-58,4% promedio en la fase uno), la concurrencia a estos comercios se recuperó tempranamente y de manera sostenida hasta la fase cinco, aunque sin retornar a los niveles pre-cuarentena”.

“En dicha fase, los indicadores de movilidad se estabilizaron 17,1% promedio por debajo del período base, aunque con fluctuaciones producto del efecto de días feriados”, indica.

Y allí también, tras un recorrido que se explica por las mayores restricciones implementadas a partir de agosto –8,2% menos en promedio respecto al trimestre junio-agosto– “los últimos datos muestran una recuperación de la movilidad a partir de octubre”. En ese sentido, se registra un desplazamiento 19,6% menor a la primera semana de marzo “y similar al nivel registrado durante la fase cinco”.

“Al comparar los indicadores para Rosario con los registrados en la provincia de Santa Fe y Argentina se aprecia que los mismos presentan un comportamiento similar, con una disminución al comienzo de la cuarentena, una recuperación posterior y un estancamiento al iniciar la fase cinco. A su vez, se aprecia que la recuperación resulta levemente mayor en Santa Fe y Rosario respecto al promedio nacional”, indica el estudio.

Con todo, el trabajo concluye, habiéndose transitado por períodos que alternaron mayores y menores restricciones respecto del Aspo dispuesto desde el pasado 20 de marzo, que “en la categoría tiendas y ocio (restaurantes, bares y centros comerciales) “el número de consumidores que asisten a estos comercios se recupera lentamente tras el primer período de la cuarentena estricta, ubicándose en la fase cinco –meses de junio, julio y agosto– 46,8% en promedio por debajo de los niveles pre-cuarentena”.

“Esta menor concurrencia probablemente responda, por un lado, a que los consumidores fueron más reticentes a concurrir a estos negocios, por prevención y una disminución en su poder de compra y, por otro lado, a las prohibiciones y otras disposiciones sanitarias que restringieron su capacidad de funcionamiento”.

Pero además, con mayores restricciones hacia fines de agosto –una cuarentena más vigente por 14 días– “la concurrencia hacia estos establecimientos en septiembre y octubre se contrajo, en promedio, 8,3 puntos porcentuales respecto a la fase anterior, resultando 55,1% menor al registro de la primera semana de marzo”.

Pero también en este sector se mide una recuperación desde mediados de septiembre “que continúa en octubre, siendo el flujo de consumidores hacia comercios gastronómicos, de ocio y esparcimiento todavía 48,1% inferior a los niveles pre-cuarentena y similar al valor observado en el trimestre junio-agosto”.

 

¿Y ahora?

“Del análisis realizado se desprende que en Rosario la movilidad de la población disminuyó a partir de los últimos días de agosto como resultado de las mayores restricciones implementadas a nivel local y provincial, aunque sin retomar a los niveles correspondientes a las fases más estrictas de la cuarentena”, es la primera conclusión del análisis.

Además postula que la disminución de la movilidad en las categorías analizadas –productos esenciales, lugares de trabajo, ocio– “sugiere que la actividad local podría volver a registrar variaciones mensuales negativas” que puedan interrumpir el “rebote registrado a partir de mayo”, aunque “es probable que las mismas tengan un carácter transitorio”, ya que los indicadores de movilidad “estarían retornando a los niveles de la fase cinco para mediados de octubre”.

“Sin embargo, aún alcanzando los valores de junio-agosto, los indicadores de movilidad registran una brecha notoria respecto a los niveles pre-cuarentena que se ubica entre 19,6% y 48,1% de acuerdo a la categoría analizada, siendo mayor para tiendas y ocio, seguido de lugares de trabajo y comestibles y farmacias, lo que estaría señalando que la actividad económica local aún se encuentra lejos de los niveles previos a la cuarentena”.

Con todo, el trabajo considera que lo que pasó es lo que vendrá, o muy parecido: “Resulta claro que hasta que no se disponga de una solución definitiva contra el covid-19 es probable que las marchas y contramarchas en la administración de la cuarentena marquen el ritmo de la actividad económica tanto a nivel local como nacional, disminuyendo cuando se implementen medidas restrictivas y recuperándose levemente cuando las mismas se reduzcan”. Y que esa alteración se mantendrá –y por un plazo todavía indefinido– “a un nivel todavía alejado de los valores pre-cuarentena”.

El alerta final, en ese marco, es sugestivo: “Tampoco la situación económica se encuentra en condiciones de sostener medidas más estrictas”, en cuanto a lo sanitario. Así, el aumento de temperaturas, con las consecuentes posibilidades que brinda hacia el aire libre, es la buena noticia.

Cálculos

El trabajo de la Fundación Banco Municipal toma indicadores de Google que definen “como período base de comparación una semana típica construida a partir del rango de cinco semanas comprendido entre el 3 de enero y el 6 de febrero de 2020”, se explica. “Sin embargo, a los fines de evitar el sesgo en la movilidad de las personas introducido por el período de vacaciones de verano, en este informe se toma la primera semana de marzo como período de comparación recalculando los indicadores originales”, completa.

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