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Máxima tensión social en Francia

El país galo se recalienta: se sumaron al paro petroleros y camioneros.

La oposición a la reforma de pensiones que busca implementar el gobierno francés se profundizó ayer en el cuarto día consecutivo de protestas con el bloqueo de las 12 refinerías del país y la respuesta del presidente, Nicolas Sarkozy, movilizando a la Policía para evitar desabastecimiento, medida que  incrementó el clima de tensión existente. Parta hoy están programadas nuevas movilizaciones en todo el país y que las centrales sindicales anticiparon serán “masivas”.

Frente a este cuadro complicado, el gobierno sigue apostando a que el proyecto de Reforma del Sistema de Pensiones sea definitivamente aprobado por el Parlamento la semana próxima, por lo que reiteró ayer que no dará el brazo a torcer.

“Es un objetivo de justicia social. ¿Qué haremos en el futuro si no hay dinero para pagar las jubilaciones?”, se preguntó ayer Sarkozy al defender la iniciativa de elevar de 60 a 62 años la edad necesaria para jubilarse.

Por su parte, el líder de la central sindical CGT, Bernard Thibault, sostuvo que “nunca hubo, desde 1995, tantos manifestantes del sector público y privado y de todas las generaciones”.

Thibault hizo alusión a las tres semanas de paro de transporte que en 1995 obligó al entonces presidente, Jacques Chirac, a desistir de una reforma previsional.

El paro de trabajadores petroleros se extendió ayer a todas las refinerías de Francia, lo que obligó al Ministerio del Interior a enviar a la policía antimotines a reabrir depósitos de combustible bloqueados por huelguistas.

Aunque la Policía logró desmantelar las barricadas en cuatro  centros de distribución en el centro y sur del país, huelguistas realizaron nuevos piquetes en depósitos de combustible en el norte y en la costa atlántica.

En tanto, el oleoducto que alimenta a los aeropuertos parisinos fue cerrado y redobló los temores a un desabastecimiento general de combustibles como consecuencia de las protestas.

El principal aeropuerto de París, Charles de Gaulle, podría quedarse sin combustible a partir del lunes, mientras que el otro, Orly, tiene reservas por 17 días, dijo un vocero de Trapil, la empresa que opera el oleoducto que va a los aeropuertos.

Distribuidores de combustible informaron que varios cientos de estaciones de servicio debieron cerrar ayer por falta de combustible.

Al mismo tiempo, la movilización de los camioneros comienza a hacerse sentir con bloqueos esporádicos de rutas.

Los sindicalistas del transporte rutero aseguran que la medida es “una acción de solidaridad con el resto de la población y “contra la testarudez” del gobierno, según sostuvo a Le Monde Maxime Dumont, secretario general del sindicato CFDT-Ruta.

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