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Matrimonio igualitario con desenlace de madrugada

Senado debatía el espinoso tema con larga lista de oradores. Podía volver en segunda revisión a Diputados.

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Al cierre de esta edición, el Senado continuaba con el debate sobre el proyecto de matrimonio igualitario que había girado con media sanción Diputados, y se calculaba que la votación sería recién entrada esta madrugada dado la extensa lista de 39 oradores anotados, que pese a tener 10 minutos para exponer –a los presidentes de bloque les concedieron 40– se extendieron casi sin excepción en el uso de la palabra. En la calle, frente al Congreso, agrupaciones a favor y en contra de la ampliación de derechos a las parejas homosexuales montaban guardia con carteles y actividades artísticas, no sin algunos roces menores.

Lo que se iba a votar en primer término era el dictamen de mayoría que emitió la comisión de Legislación General de la Cámara alta, que rechaza el proyecto aprobado en Diputados. Si ese despacho resultaba avalado por el pleno del Senado, entonces según la interpretación del oficialismo el tema del matrimonio igualitario no podría ser tratado nuevamente en el presente período legislativo. Si ocurría lo contrario, pasaría a debatirse entonces la iniciativa que lleva las firmas de la diputada del bloque Nuevo Encuentro Vilma Ibarra y de su ex par socialista, la santafesina Silvia Augsburger, que o bien se convertía finalmente en ley o era modificado y se giraba nuevamente a la Cámara baja en segunda revisión.

Los opositores a esa iniciativa habían emitido en comisión otro despacho de mayoría a favor de la llamada unión civil, una conjunción de cinco propuestas que admiten el casamiento entre personas del mismo sexo pero sin el derecho a adoptar –como sí tienen hoy los homosexuales solteros– ni de acceder a la fecundación in vitro. De todos modos, esa singular jugada de los sectores contrarios a la ampliación del matrimonio civil resultó finalmente impugnada, y eso derivó precisamente en el primer cruce de la sesión, que comenzó a las 13.15 (estaba prevista para las 12).

La presidenta de la comisión de Legislación General, la justicialista disidente de San Luis Liliana Negre de Alonso, pidió una cuestión de privilegio contra el titular provisional del Senado, José Pampuro –presidía la sesión porque el vicepresidente Julio Cobos está a cargo del Ejecutivo–, por aceptar la impugnación que presentó el jefe del bloque kirchnerista, Miguel Ángel Pichetto, para que no se tratara la iniciativa sobre unión civil.

“Usted, Pampuro, ha hecho una violación a las normas del procedimiento, estoy cansada del patoterismo”, espetó Negre de Alonso. “Pido una moción de privilegio contra la senadora, que se evalúe su conducta en la comisión, usted ha violentado la historia de este Senado”, la cruzó Pichetto.

Finalmente, el cordobés Luis Juez intentó terminar el debate con su llamativa verba: “En vez de discutir el tema que nos trae al recinto, estuvimos 50 minutos mirándonos el pupo y viendo cómo pedimos cuestiones de privilegio, falta que se pida una por el frío que hace en el Senado”.

Tras esa desviación, se iniciaron los discursos en torno al tema de fondo, en los que se confrontaron convicciones religiosas, derechos civiles y disquisiciones semánticas. Entre tanto, se especulaba en forma permanente sobre la cantidad de votos a favor o en contra del matrimonio igualitario, en un escenario incierto dada la paridad numérica. Un sondeo del sitio web Parlamentario.com, a más de siete horas de iniciado el debate, arrojaba 33 votos a favor del proyecto girado por Diputados y 32 en contra. Pero, aun cuando el presidente provisional de la Cámara, Pampuro, había adelantado que en caso de tener que desempatar lo haría a favor, todo quedaba supeditado a posibles ausencias a la “hora de la verdad” (de hecho, el peronista disidente Carlos Menem estuvo para dar quórum pero enseguida se levantó por un “malestar”). Con todo, estaba claro que, de los representantes de Santa Fe, dos apretarían la tecla en favor del casamiento sin distinción de sexo: la peronista disidente Roxana Latorre y el socialista Rubén Giustiniani. La posición contraria sostendría el “federal” Carlos Reutemann.

Igual, si finalmente –como parecía más probable– la iniciativa pasaba a discusión, fuentes radicales habían dejado trascender que pedirían algunas modificaciones para “emprolijar legalmente” la iniciativa. Ese planteo fue preparado durante los últimos días por los senadores que apoyan el matrimonio igualitario: el mendocino Ernesto Sanz, el jujeño Gerardo Morales, el santacruceño Alfredo Martínez y el correntino Eugenio Nito Artaza.  El oficialismo dejó en claro que no aceptará ninguna sugerencia, por lo que, de darse este escenario, los cambios devolverían el proyecto a la Cámara baja.

Ya a la hora de los discursos, la senadora Negre de Alonso adelantó el voto contrario al matrimonio ampliado por considerar que “viola los derechos de la mujer”. En el mismo sentido, Sonia Escudero, del Peronismo Federal, interpretó que también “discrimina a las mujeres casadas con varones” porque sus hijos llevan “el apellido del padre” mientras que “las parejas de lesbianas elijen el apellido de familia”. El cordobés Juez, quien votaría a favor, preguntó a su turno: “¿Dios me podrá castigar a mí por asignar derechos? ¿La Virgen me bajará el pulgar?” Y concluyó: “Ningún argumento justifica no asignarle derechos a estas minorías”.

Alfredo Martínez, uno de los cinco radicales que anticipó su voto a favor, señaló que “asegurar la existencia de una ley moral natural supone colonizar todos los pensamientos de la cultura occidental. Existe, pero creo está reservada al ámbito de la creencia, no al ámbito civil”.

Al cierre de esta edición aún restaba dar la palabra a varios de los anotados como oradores. Los últimos habilitados para hablar eran el santafesino Giustiniani, Sanz, el peronista disidente puntano Adolfo Rodríguez Saá, Morales y, al final, Pichetto.

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