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Mató de tres tiros a un vecino que quiso asaltarlo

Por Ana Laura Piccolo.- Ocurrió en la madrugada de ayer en barrio Industrial, donde viven el muchacho muerto y el homicida. Según la Policía, el hombre que efectuó los disparos sufrió algunas heridas de arma blanca.

Justo en la esquina de Rubén Darío y República Dominicana se abre una calle que da ingreso a La Aldea, como los vecinos de barrio Industrial denominan a la villa de emergencias que allí se levanta. Unos cinco disparos retumbaron durante la madrugada de ayer en esa intersección en un hecho que protagonizaron vecinos de ambos lados.

El Tano, un muchacho de 20 años que vivía en la parte más pobre, murió en el acto tras ser alcanzado por tres plomos. Esa fue la respuesta de un vecino de 38 años ante un intento de asalto que sufrió momentos después de guardar el auto en un garaje y quien sufrió dos heridas cortantes que no pusieron en riesgo su vida.

Ayer, los ánimos en el barrio estaban caldeados. Un móvil con cinco efectivos de Infantería y otro con dos del Comando Radioeléctrico custodiaban el frente de la casa de Claudio M., ubicada en República Dominicana al 500 –acusado de acribillar a tiros a un joven que quiso robarle–, por miedo a represalias, ya que el muchacho ultimado vivía junto a su familia a la vuelta del lugar, en uno de los pasillos que se abre en calle Rubén Darío al 2000.

En simultáneo, a escasas cuadras del lugar los familiares de Ezequiel Ricardo Bussanich, conocido como Tano, velaban sus restos en una humilde vivienda de Junín y las vías.

“No merecía que lo maten así. Le dispararon por la espalda, me lo mataron como a un perro”, dijo entre sollozos Lorena, de 36 años y madre de Ezequiel.

La mujer pidió aclarar que en ningún momento se propinaron amenazas a nadie y lamentó que en medio de un hecho tan doloroso los acusen de buscar algún tipo de venganza. “No hay amenazas. Ni sé quién es el que lo mató. El hecho que vivamos en una villa no significa que seamos malandras. Queremos saber por qué lo mataron, nada más”, dijo la mujer a metros del cuerpo de su hijo rodeado de familiares y amigos que lo lloraban.

El Tano tenía 20 años, ningún antecedente penal y fue el único de seis hermanos en hacer abuela a su mamá Lorena. “Dejó una hija de un añito y medio, mi única nieta”, dijo la mujer.

La inseguridad de la inseguridad

Vecinos de Claudio M., el hombre de 38 años que disparó una Bersa Thunder calibre 40 milímetros, lo describieron como a una excelente persona. “Vivió acá toda la vida, junto a sus dos hijos, su mujer y sus suegros”, dijo un muchacho del barrio que agregó que andaba armado “porque estaba cansado de los robos”.

Voceros policiales informaron que cerca de las 3.30 de ayer Claudio ingresó a bordo de su Ford K a una cochera que alquila a un vecino en Rubén Darío 1916 y cuando se disponía a salir a pie avistó a tres sujetos con intenciones de robo. Claudio llevaba un arma en la cintura, con permiso de tenencia según los pesquisas, y cuando un joven lo abordó con un arma blanca, en medio de un forcejeo desenfundó el revólver y disparó.

Un puntazo a la altura del hombro que le habría comprometido un tendón, y otro de cinco centímetros en la espalda a la altura del riñón, fueron las secuelas que lo habrían hecho disparar para protegerse, según voceros del caso. El hombre se encuentra fuera de peligro, aunque internado en observación en un sanatorio privado con custodia policial.

Sin embargo, para la familia del muchacho abatido, los metros que separan la puerta del garaje –donde habría ocurrido la tentativa de robo– hasta la esquina en donde quedó tendido el cuerpo, hablan por sí solos. “Le hubiera tirado en la piernas, pero lo ejecutó”, dijo una tía del Tano.

En sus primeras aproximaciones, voceros policiales indican que el joven, una vez herido de tres disparos pudo haber corrido y se desplomó al llegar a la esquina. Fuentes del caso dijeron también que debajo del cadáver hallaron un cuchillo de unos 20 centímetros de hoja, hecho que también desmienten los familiares del chico ultimado.

“Yo fui la primera en llegar y no había ningún cuchillo”, dijo Lorena, la madre de Ezequiel. La mujer dijo que dormía cuando escuchó “cuatro disparos”, y que momentos después dos vecinos le dijeron que fuera a la esquina. Allí, según su relato, se encontró con el cuerpo de su hijo, tirado en la esquina y sin vida.

“Llamé a la policía y a una ambulancia, estuvo más de cuatro horas tirado hasta que se lo llevaron, cerca de las 6.30 de la mañana”, expresó.

Entre las personas que se acercaron a la escena estaba su pequeña hija de un año y medio, que al ver el cuerpo dijo, según contó la abuela: “papá acostate, sacate los pepés”.

El hecho es investigado por el juzgado de Instrucción 5ª nominación, a cargo de María Luisa Pérez Vara, junto a la Brigada de Homicidios, la seccional 9ª e Inspección 2ª Zona.

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