Política

Rumbo al 2023

Matilde Bruera: “Esta es una Legislatura donde el debate político es muy superficial”

Para la diputada provincial del peronismo, la discusión en seguridad, entre otros temas importantes, “está planteada en términos electorales”. Sobre las elecciones del año próximo, lanzó: "Marcelo Lewandowski es el mejor candidato a gobernador que tiene el peronismo"


La diputada provincial Matilde Bruera es una voz con peso propio en la Legislatura. Con una vida vinculada a la militancia en organizaciones de derechos humanos, ex Defensora Pública Oficial en la Cámara Federal Casación Penal, se referencia en el espacio de la ex vicegobernadora María Eugenia Bielsa. Ambas coinciden en el planteo de convicciones que van mucho más allá de las disciplinas partidarias o de la corrección política. Bruera defendió al ex ministro de Seguridad Marcelo Sain con la misma fuerza con la que atacó a la ley de ART que impulsaba su gobierno. En el balance de su primera experiencia en un cargo político, siente que la Legislatura no profundiza los debates y la política se discute en términos electorales. “Hay propuestas políticas para utilizar electoralmente el tema de la seguridad”, señala sobre la problemática que mantiene en vilo a la provincia, y en especial a Rosario. “Ante un momento de crisis, el dilema es Patria a Colonia”, se entusiasma sobre lo que cree será el eje de la próxima campaña electoral. Para ese 2023 cree que Marcelo Lewandowski “es el mejor candidato a gobernador que tiene el peronismo”.

—Usted tomó una decisión de pasar a la política en 2019, dentro del espacio de la ex vicegobernadora María Eugenia Bielsa. A tres años de aquella decisión, ¿se anima a elegir frustraciones y logros?

—Por supuesto. En primer lugar yo siempre fui una militante política, creo que desde la adolescencia. No me acuerdo si a los 14, 15, 16 años, por ahí.

—¿En el peronismo?

—En esa etapa sí. Yo voté a Cámpora, milité en el peronismo, después en organizaciones de izquierda, y después de recibida de abogada, en 1978, me tocó estar en los temas de derechos humanos, porque obviamente mis vinculaciones me pedían intervenciones. Así que fue mi primera actividad profesional, y de ahí en más me vinculé al movimiento de derechos humanos. Siempre fui una abogada militante del movimiento de derechos humanos. Es más, he tenido propuestas para cargos políticos mucho antes.

—¿Por ejemplo?

—En varias elecciones me ofrecieron candidaturas a diputaciones, y en su momento (el ex gobernador Jorge) Obeid me ofreció la Secretaría de Derechos Humanos, cuando la llevó a María Eugenia de vicegobernadora. A mí me llamó y me propuso. Él quería crear, no había Ministerio ni Secretaría de Derechos Humanos. Me pidió una reunión, porque me conocía por mi actividad en derechos humanos, y me propuso que creáramos una Secretaría y me preguntó si yo la quería asumir. Nunca había aceptado un cargo político, porque no me interesaba realmente. Yo ejercía la abogacía, me gustaba cómo la ejercía, y para la época en que Obeid me hizo esta oferta yo ya había ganado el concurso para la Justicia federal y estaba convocada para asumir en poco tiempo, así que decidí seguir la carrera judicial. Y en la carrera judicial también fui militante, porque soy del grupo fundador de Justicia Legítima.

—Sí, yo en realidad apuntaba a esto de dar el paso a asumir un cargo político.

—Sí, me lo propuso María Eugenia, a quien le tengo un gran respeto y una gran admiración por su posicionamiento dentro del peronismo. Porque es una persona que la distingue su honestidad y su franqueza en relación a la política. Su eficacia en todos los cargos que asumió. Y además porque coincido con su línea política, vinculada a los derechos humanos, al progresismo, a un peronismo vinculado a la idea de justicia social y derechos humanos. Entonces, bueno, me lo propuso, yo estaba en una etapa de la vida donde podía asumir ese desafío y lo asumí.

—Entre las características del espacio que usted integra está la escasa participación en la vida política de María Eugenia Bielsa. Prácticamente no se la ha escuchado luego de su paso por el gobierno nacional. ¿Usted cómo vive esa situación?

—Muy bien. La actitud de María Eugenia es una decisión de ella, de hablar, y cuándo va a hablar. Y eso yo lo respeto mucho y me identifico mucho, porque tiene que ver con lo que yo hice en política. Yo he actuado en política cuando lo decidí. Y cuando no lo decido no lo hago. Eso es una decisión de cada uno y es una decisión muy seria, que explica la actitud de quienes están en la política por vocación y no porque la política es una carrera personal. En eso me identifico mucho con ella. Hago política porque quiero aportar algo. Me da la impresión de que puedo aportar algo, después si lo aporto o no es un balance que harán otros u otras. Pero María Eugenia supongo que tiene la misma característica.

—Sin embargo, a usted se la ve participar activamente de distintos debates de la vida política provincial. Pienso en un militante que por ahí necesita la voz del líder del espacio.

—Pero yo la tengo la voz de María Eugenia. Yo charlo mucho y me siento muy apoyada. Conoce todos los pasos que yo doy y hasta ahora me apoyó en todo. En eso no tengo ningún reproche ni ninguna objeción. A mí me parece un derecho. Además, no quiere decir que no hable nunca más. Hablará o estará cuando ella lo decida. Y bueno, yo soy activa porque en todos los espacios donde estuve soy activa. Lo hago por vocación, cuando defiendo un tema es porque estoy convencida, y soy todo lo elocuente que puedo.

—Ahora sí, ¿cuál considera que es la principal frustración en este tiempo como legisladora y el principal logro?

—Y la verdad que todavía no hice un balance. Yo no hablo en término de frustraciones. Lo que sí pude conocer es el funcionamiento de la Legislatura con mayor profundidad, porque uno la conoce por los medios, cuando la sigue desde afuera. A mí no me frustra porque vengo desde adentro de la Justicia. Las mismas críticas institucionales que puedo hacerle a la Justicia se las hago a la Legislatura.

—¿Por ejemplo?

—Que no hay debate político. No es una Legislatura con debate político. Es una Legislatura donde cada uno pelea proyectos, proyectos personales. Pero no es una Legislatura donde haya profundos debates políticos. Y además es una Legislatura que no legisla. Hacemos como que legislamos, pero no legislamos. ¿Por qué digo esto? No porque no se trabaje, pero todos los proyectos quedan frustrados en el Senado. Así que el Senado es un paredón por donde no pasa casi ningún proyecto. Entonces, por eso también es una de las instituciones más cuestionadas, ahora que se está discutiendo el debate de la reforma de la Constitución. En ese sentido, es una Legislatura donde el debate político es muy superficial.

—¿Qué es lo que podría pasar en la Legislatura que hoy no pasa?

—Un debate profundo sobre un proyecto, sobre las distintas políticas. Doy un ejemplo: yo no acepté estar en la comisión de Seguridad, porque no se discute seguridad. Se discute quién es más malo. Uno de los autores del proyecto de Código Penal en la Argentina decía que el debate de la vieja ley de Defensa era un debate de moreirismo, por Juan Moreira, ¿no? De quién era más guapo. Esto quiere decir que cada uno presenta una ley sin visión. No hay un proyecto de seguridad sincero. Hay propuestas políticas para utilizar electoralmente el tema de la seguridad. Bueno, en ese debate no me interesa participar. Me interesa si debato el tema, pero no en los términos en los que se plantea. En ese ámbito, la seguridad está planteada en términos electorales. Esto es lo que yo quiero decir cuando digo que no se discute política, que la política se discute en términos electorales. A ver qué le puedo reprochar al otro partido y qué puedo atribuirme como mérito. Y no hay un debate profundo sobre qué modelo de provincia queremos, sobre qué modelo de seguridad queremos. Bueno, eso es lo que yo critico, y por eso lo parangono con la Justicia. Son instituciones donde, en definitiva, no se debate. No se debate la Justicia y en la Legislatura no se debate seriamente. No digo que no se debata. Lo estoy planteando en términos generales, por supuesto que hay diputados y diputadas que sí intentan hacerlo.

—¿Sería una estructura que se resiste a cambiar esa especie de impronta electoral?

—Claro, la política se discute en términos electoralistas, sobre todo en los temas más importantes. En esta provincia hay que discutir, por ejemplo, el diseño del Poder Judicial. Una de las muestras es que tenemos una Constitución del año 62 y todavía no logramos reformarla. Eso da la pauta de que no se discute política en serio, porque discutir una Constitución lleva a discutir política en serio. Lleva a discutir qué quiere uno para la provincia.

—Usted presentó un proyecto de reforma. ¿Cuál cree que es el eje diferencial?

—Lo hago para aportar al debate. En primer lugar, si bien hay muchas coincidencias entre algunos proyectos, lo cual es razonable, porque hay un estándar ya establecido por la Constitución Nacional. Entonces, en Derechos y Garantías, la mayoría de los proyectos tiene un diseño similar, pero no igual. Yo planteo que los derechos y garantías que se han incorporado desde el año 94 a la Constitución Nacional deben incorporarse a la provincial, pero con el estándar actual, porque los derechos humanos tienen una dinámica progresiva. Y después planteo varias cuestiones diferentes, sobre todo en el diseño del Poder Judicial. Yo creo que hay que crear un Ministerio Público para la acusación y para la defensa. Creo que hay que crear un Consejo de la Magistratura como órgano de gobierno, que además establezca las pautas de selección y de control del Poder Judicial. Hay varias diferencias.

—¿La reforma puede ayudar también en el problema de seguridad que tiene la provincia?

—Sí, porque se plantea que debe reconocerse la seguridad como un derecho humano y que debe reconocerse constitucionalmente, pero establece el marco que debe reconocerse. La seguridad implica mucho más que Policía y todo eso. Para resumirlo, la seguridad implica calidad de vida y Estado de derecho. Si no, no hay seguridad.

—Usted dice que no se debatió en profundidad el tema seguridad. ¿Las leyes que presentó el ex ministro Marcelo Sain cree que entran en esa definición?

—No, justamente por eso lo digo. A uno le puede gustar o no gustar Sain, en eso no me meto, pero fue la única propuesta de reforma integral de la seguridad. Eso no se debatió. Se rechazó sin debatirlo. Y lo que siempre he reprochado a esa comisión, y en general, es que hay que debatir los proyectos que se presentan. Eran tres proyectos. Sobre todo proyectos tan importantes y tan integrales. Y después de la propuesta de Sain, que perdió estado parlamentario, lo cual es una vergüenza. Que en la situación de inseguridad que estamos viviendo un proyecto integral ni siquiera sea tratado para rechazarlo. Yo no tendría reproche si lo hubieran tratado, a nadie le hubiera gustado, y se hubiera rechazado. Ahora, que no sea tratado, eso sí es un defecto serio. Pero, además, después de eso nunca más hubo un proyecto serio de seguridad.

—¿Cree que es hipocresía de la dirigencia marcar preocupación por la inseguridad y no debatir a fondo el tema?

—No, de ninguna manera me parece hiprocresía. Lo que creo es que hay una actitud electoralista frente al tema seguridad y no una actitud de tomarlo seriamente. Porque si la actitud es seria hay que reconocer que esto es un problema que empieza en el 2012, 2013, por ahí, que es cuando se instala la criminalidad organizada con otra entidad en nuestra provincia. Eso hay que discutirlo, para ver cuáles fueron los errores que se cometieron en ese momento. Y de ahí en más analizar los errores que se están cometiendo. No contar quién tuvo más muertos. Además, el hecho de que haya un solo muerto ya es reprochable. Pero discutir si alguien tuvo diez muertos más o diez muertos menos no es serio. Falta intención de discutirlo seriamente. Hay que convocar a proyectos serios y que sean tratado seriamente. Porque si no hay todos proyectos parciales: dejar presos a todos los que tienen armas, prisión preventiva, una serie de proyectos parciales que no responden a un proyecto general, porque la seguridad es mucho más. Tiene que haber proyectos sociales, proyectos económicos, proyectos educativos, entonces la seguridad no es materia de una comisión, es materia de todas las comisiones de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores. Y además creo que también hay un gran desconocimiento. Se junta esta actitud electoralista con un gran desconocimiento de la problemática. No estoy diciendo que yo sea una entendida, ni mucho menos, pero creo que hay que discutirlo con personas especializadas, que conozcan, que sepan, y hacer proyectos integrales.

—Más allá del alejamiento de Sain, ¿el gobierno tendría que insistir con el envío de estas leyes que ya perdieron estado parlamentario?

—No sé si de estas leyes, pero sí de un proyecto general, de reforma integral. Se supone que si el ministro no está más y se ha elegido otro, el nuevo ministro tendrá otro proyecto, o continuará. Pero bueno, no se ve una propuesta. De nadie, esto no se lo reprocho solamente al ministro de Seguridad, es una opinión en general a todos los bloques políticos. Entonces, bueno, lo citan al ministro para reprocharle una cantidad de errores, que hay muchos errores que yo comparto, son reprochables. Pero nadie convoca a una discusión integral. Está todo muy atravesado por la cuestión política. Se hacen propuestas hasta ilegales, se proponen aumentos de penas o aumentos de severidades que son propias de la legislación nacional, no provincial. Y no se abordan temas que tienen que ver, por ejemplo, con un grave defecto institucional que nosotros tenemos que es el tema del Ministerio Público de la Acusación, que está sujeto al control exclusivo de la Legislatura. Y eso es sometimiento absoluto. Obviamente que la política tiene que controlar al Ministerio Público, pero no solamente la política. Porque si no pasa lo que está pasando en Santa Fe, que el MPA investiga algunos temas y otros no los investiga. Y además, los fiscales que investigan la criminalidad organizada están perseguidos, están denunciados. Entonces, bueno, esto tiene mucho que ver con la seguridad y es un tema que no se pone en debate.

—¿El gobierno cambió la política de seguridad con el alejamiento de Sain?

—Yo creo que sí. Desde ya, no hay un proyecto integral de seguridad.

—En su momento fue crítica de la figura del gobernador Perotti. ¿Mejoró esa percepción en estos años de gestión?

—Hay temas con los que estoy de acuerdo y temas con los que no estoy de acuerdo. Por ejemplo, un tema inicial, que no se le puede reprochar sólo al gobernador, porque también lo apoyó la oposición con todos sus votos, que fue el tema de la ley de ART. En ese tema planteé muy claramente, y lo sigo planteando, porque ahora estamos pidiendo la derogación de esa ley, por los efectos que ha tenido. En ese tema fui sumamente crítica. En el tema de la designación de Marcelo Sain me pareció correcta. Es un especialista reconocido, nacional e internacionalmente, como conocedor del tema seguridad. Después, bueno, la que gobierna es la política. A uno podrá gustarle o no la capacidad de gestión del ministro, pero a mí en su momento me pareció correcta la orientación que se le daba al abordaje de la seguridad. Y yo había criticado la campaña de “ley y orden”, que me pareció rechazable. Pero después la designación de Sain me pareció correcta, porque es una persona con una orientación en seguridad democrática, y con un conocimiento que debe haber pocas personas en el país, con ese conocimiento. Después uno puede analizar las características de la gestión del ministro, y también los intereses que tocó.

—¿Usted cree que perdió la pelea con un sector de la política?

—No lo quiero plantear en términos personales. Podría el gobernador haberlo apartado del cargo, o el propio Sain irse, al ver que no podía llevar adelante lo que estaba proponiendo, pero seguir una línea de reforma integral. Cuando una habla de reforma integral, en realidad habla de cuestiones elementales. Nosotros tenemos una Policía organizada en la década del 50. Hasta si uno quiere es atrasada. Es una Policía que no tiene la capacidad para abordar la criminalidad compleja, que hoy no solamente tiene una organización mucho más compleja, sino que tiene una disposición de tecnología y de recursos que, si no tenemos una Policía y organismos institucionales acordes a ese desarrollo, es imposible abordarlo. Nosotros tenemos una Policía que está hecha para correr a un ladrón de gallinas, no para investigar el lavado de dinero, las relaciones imbricadas entre la comunidad organizada y las economías legales. Y otra de las cuestiones que sí me parecen críticas, y me parecen inaceptables, es meter a la DEA en la provincia. Me parece peligroso; cuando la DEA sabemos que se crea en su momento para lo que se llamó la guerra contra las drogas, y desde ya es un organismo que viene fracasando en esa política. Y no sólo viene fracasando sino metiéndose en los intereses de los distintos Estados. Yo creo que hoy la política seguridad no tiene un proyecto integral.

—La llevo por un momento a lo electoral. ¿Le gustaría una candidatura de Marcelo Lewandowski a gobernador?

—Yo creo que es el mejor candidato que tiene el peronismo. El más reconocido en la provincia y con mayor cantidad de votos.

—La política reconoce errores que propiciaron la llegada de posiciones extremas. ¿Qué salida imagina hacia adelante la política?

—Por supuesto que hay sectores de la política que planteamos la salida a esos errores. Yo creo que tiene que haber un proyecto político nacional, de defensa en primer lugar de la justicia social, hay que modificar el tema de la redistribución de los ingresos. Primero no hay dudas de que estamos en una crisis económica terrible, yo he sido muy crítica de todo lo que ha sido el acuerdo con el FMI, y creo que la crisis que estamos sufriendo hoy tiene que ver con parte del acuerdo. Acabo de llegar de Tucumán, donde presentamos un libro de (Eugenio) Zaffaroni, con Zaffaroni, con Amado Boudou, que habla de esto. El FMI y la deuda externa son el nuevo instrumento de colonialismo. Hoy estamos viviendo un colonialismo financiero. Hay que salir de las políticas económicas financieras. Y, de ahí, algunas críticas al rumbo que le está dando el actual ministro de Economía de la Nación. A una política que privilegia lo financiero y se hace un acuerdo con el FMI que es lo que nos llevó a lo que estamos viviendo hoy. Al Fondo no hay que pagarle. Es evidente que ni siquiera le interesa que los acreedores le paguen. Hay que privilegiar decisiones políticas a favor del mercado interno, y a favor del mercado interno, de la producción y de la redistribución de los ingresos. Otra propuesta es, obviamente, cobrar impuestos a aquellos que tienen rentas excepcionales, controlar la fuga de capitales. No se puede permitir la estafa que llevó a cabo Vicentin, y que sigue llevando adelante en todo este proceso concursal. Hay sectores que proponemos que el Estado se quede con Vicentin y la administre, protegiendo las fuentes de trabajo y evitando que se extranjerice la exportación de granos y de bienes desde Santa Fe y desde el país. Esas son propuestas concretas de la política. Hay que evitar que se licite de nuevo el río Paraná. No puede haber una Hidrovía en manos extranjeras. Esto significa una política a favor de la soberanía. No hay justicia social sin soberanía. Hay que defender el patrimonio nacional. El río no es una hidrovía. Es el río Paraná, que es para la circulación de nuestra producción, de nuestra mercadería, y que debe estar regulado por el Estado. Estas son propuestas concretas. Y son las propuestas que llevan a la unidad del peronismo, y a la unidad de todos los sectores que, sin ser peronistas, tienen opiniones similares. Ante un momento de crisis, el dilema es Patria o colonia.

—¿Cree que ese va a ser el eje con el cual se va a articular la propuesta del peronismo en 2023, o ve dificultades para eso?

—Es lo que yo estoy propiciando. No solamente en la Cámara de Diputados, sino con todos los militantes que estamos coincidiendo en eso, que estamos militando y reagrupando para propiciar eso. Por eso estamos recorriendo la provincia de Santa Fe y otros lugares, proponiendo estos ejes. Un eje económico de justicia social, movilidad social ascendente, que esto es lo que caracterizó al peronismo. Nosotros no queremos una economía para pobres y una economía para todos. Queremos la movilidad social ascendente, que eso es el peronismo. Y la soberanía, porque sin soberanía no hay nada de lo anterior. Todavía no se sabe qué candidatos va a proponer el peronismo. Seguramente habrá internas, pero al menos un conjunto bastante importante de militantes estamos propiciando ese modelo.

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