Matices brasileños con la esencia del pasado

Nuevos tintes sonoros, y un anclaje en la experiencia anterior, es lo que trae la banda de funk y rock Color Chino a los escenarios locales después de siete años, en un concierto en formato electroacústico

Color Chino es una de las bandas rosarinas con poco material grabado pero con mucha historia detrás. (Foto: Marcelo Masuelli)
Color Chino es una de las bandas rosarinas con poco material grabado pero con mucha historia detrás. (Foto: Marcelo Masuelli)

Por: Javier Hernández

De la mano de renovadas sonoridades que no se alejan del funk, pop y rock de sus orígenes, acarician ahora matices de la música brasileña. Como cuenta Pellegrinet: “No queremos que el show suene como un calco a la última época en la que tocamos, sino que tenga cosas nuevas”. En diálogo con El Ciudadano Pellegrinet habló sobre los diversos períodos de la banda y adelantó que no están pensando en realizar un disco en vivo: “En estos días vamos a meternos en el estudio para grabar”.

—¿Como recordás los comienzos de Color Chino?

—Era el año 89. Nos juntamos con Pablo Grossi, un chico que como yo era de Rafaela, y armamos la banda acá en Rosario. Encontramos al Flaco Pérez que nos encaminó con los medios (de comunicación) y empezamos a grabar temas y a mostrarlos por algunos lugares. Tengo además un recuerdo agradable de ese momento. Complicado en algún punto, pero me acuerdo que estábamos muy bien, teníamos mucha energía, salíamos a pegar afiches y hacer todo el trabajo de base de una banda que empieza, pero con mucha emoción por lo que venía. La banda iba sonando bien y poco a poco la gente se fue enganchando. Nos divertíamos mucho. Hacíamos las cosas con ganas y con placer. Tengo un muy buen recuerdo de ese entonces.

—¿Cómo producen “La raya prohibida” en 1993?

—Ahí fue cuando veníamos tocando muchísimo. En el 92 viajamos a la Bienal de Arte de Buenos Aires para presentarnos junto a otras cuatrocientas bandas y de ese total quedamos dentro de las diez primeras. Sin duda fue como un empujón bastante importante. Después de tocar mucho, nos propusieron grabar y fue así que lo hicimos con la producción de Ariel Pozzo.

—Transcurren cerca de siete años hasta que graban el segundo disco “Sintamos”, ¿que pasó en el medio?

—Lo que sucede es que en 1995 se quebró directamente la banda. Quizá un poco por cansancio. Fue entonces que se paró todo. En el 96 la rearmamos con el mismo bajista pero con otro baterista y empezamos otra vez. Así en el 2000 grabamos “Sintamos” en lo de Carlos Altolaguirre. Después yo me fui a Barcelona.

—¿Cuánto hace que no tocan juntos en el formato que presentan ahora?

 —Bastante tiempo, volvemos a tocar juntos después de siete años y eso es mucho tiempo, pero creo que estamos en forma para encarar un concierto de estas características.

—En estos años que pasaron, ¿qué estuvo haciendo cada uno de los integrantes de Color Chino? ¿vos armaste una banda en España?

—Si, llegué a Barcelona en 2001 y tres años después armé un grupo con músicos de allá donde toqué las canciones de los dos discos de Color Chino, pero también me fui metiendo bastante con la música brasileña. Tengo un grupo de bosanova y samba aunque también toqué con bandas de rock y funk. Básicamente me dediqué a la música brasileña.

—¿Influyó el tiempo transcurrido y los viajes en lo que se va a escuchar en el reencuentro?

—Básicamente son las mismas canciones, hay algunas nuevas, e incluso hay algunos covers que son brasileños pero quizá ese sonido sea un poco el nuevo ambiente. Antes era puramente funk, rock y pop, y ahora tiene matices brasileños. De hecho en este concierto vamos a hacer algo de esto nuevo.

—¿Cuáles son las fusiones que se darán durante el recital?

—Va a haber un poco de todo. No queremos que el show suene como un calco de la última época en la que tocamos, sino que tenga cosas nuevas y por eso yo voy a ir con una guitarra española y vamos a hacer un formato medio electroacústico. También va a estar invitado Nicolás Sánchez que tocará todas las canciones con guitarra eléctrica, Natalia Pellegrinet en canto y Ariel Migliorelli en piano.
—¿Cual será el futuro de la banda después de este show?

—Mirá, no sé. Yo estoy en vacaciones aquí y a partir de esto se armaron varios conciertos. Esto es para festejar, encontrarme con los chicos y tocar. Afortunadamente había lugares para hacerlo porque la gente se acuerda de la banda. Cada vez que me encuentro con estos chicos disfruto muchísimo tocar. Tenemos una comunicación muy fuerte. No está planteado ningún futuro de continuidad, lo que queda claro es que en cada reencuentro la pasamos muy bien.

—¿Grabarán algo esta noche?

—En estos días vamos a meternos en el estudio para grabar temas nuevos y algunos viejos, después veremos qué se puede hacer. No es un gran proyecto de hacer un disco en vivo ni mucho menos, pero vamos a ponernos a grabar algunas canciones.

—¿Cómo imaginás que va a ser el recital después de estos siete años de ausencia?

—Es una gran pregunta. Hace una semana tocamos en Rafaela y yo no tenía demasiadas expectativas porque las generaciones y el tiempo fueron pasando, pero a pesar de lo que creí, hay mucha gente que se acuerda de nuestras canciones. El recital fue tremendo, la gente recordaba los temas, sobre todo los del último disco, la gente joven también. Creo que en Rosario va a ser muy lindo, hay algo de expectativa, tal vez no demasiada: pero la hay. Yo no intento poner demasiado hasta no estar sobre el escenario, hoy toco y me divierto; después si a la gente le encanta mucho mejor.

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