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Drama en Alberdi

Matan a una mujer al llegar a su vivienda de zona norte

La víctima descendía del auto con su marido cuando los abordaron dos motociclistas con intenciones de robo.


Una mujer de 43 años fue herida de muerte ayer por la tarde en la puerta de su casa de barrio Alberdi en ataque perpetrado por dos muchachos que se movilizaban en moto, que la sorprendieron cuando volvía del trabajo junto con su marido, de 44. La principal hipótesis es que se trató de un robo.

El crimen ocurrió minutos antes de las 14, cuando Araceli Roxana Ramos estacionó su Citroen C3 en la vereda de Zelaya 1330 y su pareja, Gerardo Ferroni, descendió, dijeron voceros de la investigación. En ese momento, una moto estacionó detrás y, sin mediar palabra, el pibe que viajaba como acompañante sacó un arma con aparente intención de robo y comenzó a disparar, reconstruyeron los detectives en base al testimonio del hombre.

Luego de unas cuatro detonaciones, la mujer salió del auto y empezó a gritarles que se fuera, cuando recibió un disparo que le ingresó en el brazo y se le alojó en el cuello, dijeron las fuentes. Los agresores huyeron y la víctima falleció una hora después en el sanatorio Norte. El homicidio, perpetrado a plena luz del día y a menos de 300 metros de la seccional 10ª, causó un malestar entre los vecinos, que dijeron sufrir robos a diario y denunciaron la falta de presencia policial.

Araceli y Gerardo habían terminado de trabajar pasado el mediodía de ayer, en una distribuidora mayorista de fiambres ubicada a unas 20 cuadras de su domicilio. Al llegar, la mujer detuvo la marcha en la puerta del garaje de su casa y abrió la puerta trasera para que bajaran sus dos perros, en tanto que su marido también descendió y abrió la puerta trasera del lado de acompañante para sacar unos paquetes, le dijo más tarde al fiscal y la Policía. En ese momento, fue sorprendido por dos jóvenes que estacionaron una moto detrás del auto.

Fuentes policiales dijeron que los asaltantes comenzaron a disparar con un revólver y el hombre se refugió detrás del vehículo. Una vez que sonaron unos cuatro disparos, su mujer, desesperada, los insultó para que se fueran, y descendió del auto. Fue ahí cuando un plomo le ingresó a la altura del hombro izquierdo y le quedó alojado en el cuello. Su marido, con ayuda de un comerciante que vio parte de la secuencia, le quitó la ropa para ver dónde estaba herida, e inmediatamente la trasladó al sanatorio Norte. Pero la herida le provocó la muerte alrededor de una hora después.

Fuentes del caso dijeron que la hipótesis principal es que se trató de “un robo al voleo” y no una “entradera”. En ese sentido, dijeron que el matrimonio no tenía dinero encima, aunque no descartaron que los hayan seguido desde su comercio, ubicado en Giraldo al 1900. También especularon con que la intención de los motociclistas pudo haber sido robarles el vehículo, aunque la teoría más firme era la de un robo oportunista.

Las mismas fuentes agregaron que en el lugar no se encontraron vainas servidas, por lo que estimaron que el arma homicida fue un revólver. El conductor del rodado, tipo enduro de 110cc, tenía el casco puesto, en tanto que el muchacho que disparó, de unos 24 años, delgado y aproximadamente de un metro ochenta, vestía una campera negra y tenía puesta la capucha de un buzo blanco.

Marcelo, un carnicero que tiene su comercio en la esquina de la escena del crimen, alcanzó a ver parte de la violenta secuencia. Dijo que escuchó gritar: “Damelá, damelá”, y luego los disparos. También que conoce al “Polaco” Ferroni desde hace mucho porque ambos se criaron en el barrio.

“Tenemos que vivir pendientes de quién pasa, quién no pasa, porque hay robos todos los días”, dijo el comerciante tras resaltar que la seccional 10ª cuenta con sólo dos móviles para patrullar todo Alberdi. “Hay muchos robos. Los motociclistas tiran a las viejitas en la calle para sacarles el bolso. Tienen que poner más control”, agregó una vecina tras resaltar que la esquina donde ocurrió el crimen no tiene semáforo y está muy cerca de las vías férreas por donde escapan los asaltantes.

También hicieron referencia a la alarma vecinal que pusieron entre todos los vecinos para intentar hacer frente a la inseguridad. De todas formas, el reclamo fue el mismo: “No damos abasto. Esto es una sensación de impotencia muy grande. Un padre quedó sin su mujer. Y dos chicos sin su madre. Hemos hecho infinidad de cosas para colaborar en materia de seguridad. Pero nada alcanza para lo que se viene”.

El caso es investigado por efectivos de la seccional 10ª y de la sección Homicidios, a las órdenes del fiscal de la unidad especializada en crímenes Pablo Pintos.

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