Una denuncia por ruidos molestos generó la intervención de la Policía de Acción Táctica para interrumpir una fiesta clandestina en un local de Urquiza al 1500 y demorar a más de 150 personas, que fueron derivadas a la seccional 2° para tomar datos y confeccionar el acta correspondiente. El dueño del bar fue imputado.
El parte policial indica que a las 2.50 de este domingo fueron detenidas 230 personas en el bar Kika, de Urquiza 1580 por infracción a los artículos 205 y 239 del nuevo código de convivencia. Allí se desarrollaba una fiesta con numerosas personas excediendo el límite horario permitido y luego de constatarlo se procedió a detener al dueño del establecimiento y a trasladar a todos los asistentes a la Comisaría 2 a los fines procesales que pudieran corresponder.
Una denuncia motivó la inspección por parte de agentes de la Secretaría de Control y Convivencia que al llegar al lugar pudieron constatar la irregularidad. Como los titulares del lugar decidieron cerrar las puertas y continuar deliberadamente con la actividad, la Guardia Urbana Municipal convocó a miembros de la Policía de Acción Táctica. Una vez allí, realizaron la consulta al fiscal de delitos relacionados al Covid, Dr. Marcelo Vienna que resolvió el ingreso al local y la demora de todos los concurrentes.
Finalmente, los 230 parroquianos fueron trasladados en un colectivo municipal a la Comisaria 2 y se realizó la clausura del comercio.
Según pudieron precisar fuentes cercanas, el bar organizaba reuniones clandestinas y funcionaba con las puertas cerradas, abriendo a aquellos que cuando necesitaban ingresar, se comunicaban mediante WhatsApp. Obrando bajo esta modalidad pretendían evitar los controles municipales.
En la seccional se realizó consulta con fiscalía de especialización en relación al Covid 19, a cargo del doctor Viena, quien ordenó que se documente las actuaciones, se identifique al total de las personas y a posterior sean dados en libertad sin causa alguna, salvo el dueño del lugar, el cual fue imputado por infracción a los art 205 y 239 del código de convivencia.
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