Ciudad

Agresión en La Chamuyera

Más cerca de la persona que arrojó un botellazo a Daiana

Incorporaron la botella al expediente y aseguran que la arrojaron desde el edificio de al lado de La Chamuyera.


Foto: Juan José García.

El análisis de ADN sobre la botella que la madrugada del 27 de octubre de 2016 le rompió la cabeza a Daiana T. en la puerta del bar La Chamuyera (en Corrientes al 1300) dio positivo. La prueba no revela quien es el autor del botellazo, sino que confirma lo que se sospechó desde el principio: que la sangre encontrada en la base del envase es de Daiana. El examen fue pedido porque la madrugada del incidente la Policía no custodió debidamente la prueba principal con la que contaba el Ministerio Público de la Acusación y era necesario probar que la botella que un grupo de testigos llevó al día siguiente a los investigadores era la que la golpeó. Desde el MPA informaron que quien arrojó el proyectil lo hizo desde el edificio de al lado del bar. El paso siguiente es un estudio encargado a la Facultad de Ingeniería y Agrimensura, a Conicet y a la Policía de Investigaciones para determinar la altura y el ángulo. Daiana tenía 24 años cuando la golpearon y estuvo un mes en terapia intensiva, medio año sin caminar y aún hace rehabilitación para recuperar la movilidad de las piernas y uno de los brazos.

Cuando se cumplió un año del botellazo El Ciudadano publicó que el resultado de los primeros 12 meses de investigación eran un edificio, entre dos y cuatro departamentos y un sospechoso. Los datos surgieron del cruce entre testimonios y los cálculos de ingenieros y físicos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y de Conicet. La Fiscalía tardó en avanzar porque esa madrugada la Policía Motorizada y oficiales de la comisaría 2ª no levantaron la botella. Doce horas después un grupo de testigos acercó un envase de vino a medio tomar a la Unidad Fiscal NN.  La botella era de vino, estaba tapada con un corcho y a medio tomar. Dijeron a los investigadores que era la que había golpeado a Daiana. Hablaron de donde estaba parada y que los dueños del bar habían denunciado 5 veces agresiones parecidas.

Según los peritos el líquido hizo un efecto de doble golpe que explica la fractura en la cabeza de Daiana. Si hubiese estado llena el impacto la habría matado. Vacía se habría roto. El envase solo se cachó en la base, donde encontraron sangre. Antes de la prueba de ADN hicieron otros exámenes. Compararon las astillas que quedaron en la cabeza de Daiana con la botella, pero no alcanzaron para confirmar que sea la que le pegó. También analizaron el pico y el corcho y no había rastros de saliva. Por último, tomaron huellas del envase. “La tocaron muchas personas antes de que llegue a nosotros. Encontramos muchas huellas. Algunas coinciden con los que la trajeron y otras son NN”, dijo el año pasado a este diario un integrante de la Unidad Fiscal NN.

En las puertas del aniversario los peritos provinciales comprobaron que tenía ADN femenino. Hicieron 16 pruebas y 3 dieron que la sangre encontrada en la base del vidrio tenía el perfil genético de una sola persona y era femenino. El paso siguiente fue cruzar el ADN de Daiana con el de la muestra. La confirmación de que era su sangre llegó en las últimas semanas.

En paralelo a los estudios sobre la botella se hizo un relevamiento de las personas que vivían en dos edificios vecinos, fotos, planos, detalles de las cámaras de seguridad y viejas denuncias por ruidos molestos que pesaban sobre La Chamuyera. Los testimonios marcaron a una persona y a un departamento pero no hay pruebas suficientes para imputarlo. Y los cálculos hechos por ingenieros y físicos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y Conicet apuntaron a otros tres departamentos.

Para que el peritaje de la UNR fuera oficial había que esperar el análisis de ADN que confirmó que la sangre de la botella era de Daiana. Ahora será el turno de los científicos de hacer un estudio que determine la altura y el ángulo.

Desde la Fiscalía informaron que solicitaron a Daiana y su familia que se constituyan como querellantes. La figura legal les permitirá acceder a todas las pruebas y demandar civilmente al consorcio del edificio desde donde alguien tiró la botella.

Recuperación

La madrugada del 27 de octubre Daiana estaba en la puerta del bar fumando un cigarrillo. Eran las 2 de la mañana y charlaba con un grupo de chicos cuando la botella le pegó en la cabeza. Se desmayó. La Policía Motorizada llegó primero, después agentes de la comisaría 2ª y 40 minutos más tarde la ambulancia que la llevó al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). Daiana entró con el cráneo fracturado y hundimiento de los parietales. La operaron y estuvo internada una semana en terapia intensiva. El golpe le había sacado la movilidad en las piernas y el brazo derecho. Por 6 meses vivió de lunes a viernes en el Instituto de Lucha Antipoliomelítica y Rehabilitación del Lisiado, conocido como Ilar. Los sábados y domingos dormía en la casa de su primo. No podía volver a la suya porque tenía escalera y ella estaba en silla de ruedas. Un mes después del botellazo la internaron por una infección medicamentosa y una vez más en abril para colocarle una prótesis 3D en el hueco que le había hecho la botella. Con los ejercicios volvió a caminar y hoy vive con su mamá y hermano.

La cerradura

Cuando los investigadores tomaron declaración a los testigos les dijeron que meses antes del botellazo alguien había tirado una cerradura que golpeó a un chico en la puerta de La Chamuyera. Nadie había hecho la denuncia. Sí encontraron que una mujer que vivía en uno de los departamentos denunció a su pareja por agresión. Se separaron al poco tiempo, y él se quedó en la casa, pero cambió la cerradura. Según contaron desde la Fiscalía NN, una noche la tiró al frente de La Chamuyera. Los investigadores descartaron que haya tirado la botella. La altura no coincide. Sí probaron que hay dos vecinos en el edificio que tiraban cosas cada vez que les molestaban los ruidos de la calle.

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