Ciudad

Más caro, pero ¿el mejor?

El Concejo aprobó ayer por 11 votos a 10 la nueva tarifa del transporte urbano: en los próximos 10 días la tarjeta de dos viajes pasará a costar $ 3,80 y la de seis tendrá un valor de $ 10,80. El boleto ocasional, $ 2.

Por: Guillermo Correa

Finalmente, por ajustada mayoría de 11 votos contra 10, el Concejo Municipal aprobó al caer la tarde de ayer el nuevo precio del pasaje para el transporte urbano de pasajeros de la Rosario, que pasará a costar –la oficialista Clara García evaluó que la ordenanza se aplicará en los próximos diez días– 1,90 peso para la tarjeta de dos viajes. Pero antes del aumento del boleto, el Legislativo votó el “no aumento” del boleto: es que previo a la discusión de la tarifa, se debatió la implementación de la tarjeta “laboral” o para viajes frecuentes. Y, con mucho más consenso que el reajuste del boleto, el cartón que mantendrá el precio del pasaje en 1,60 –pero se venderá en “paquetes” de 40 viajes a 64 pesos– resultó aprobado en general por 17 votos contra 4. No triunfó, en una pulseada mucho más ardua dentro la misma ordenanza, la postura de la oposición de extender la validez de la tarjeta para trabajadores a 60 días: por 13 contra 8, el oficialismo logró imponer su criterio y la tarjeta tendrá validez por 30 días, caducando los viajes que no se utilicen al final del mes.

Con la ordenanza aprobada ayer, el precio de la tarjeta de dos viajes para el boleto urbano pasará a costar 3,80 pesos; la tarjeta de seis viajes 10,80 pesos –1,80 por pasaje–; el boleto ocasional –cambio justo, en monedas– 2 pesos, y el medio boleto estudiantil, 90 centavos. Y la llamada “tarifa laboral o boleto de uso frecuente” se venderá en un pack de 5 tarjetas magnéticas de 8 viajes cada una a 64 pesos, hasta tanto se implemente la tarjeta “sin contacto”, que será recargable y con validez de un mes.

La discusión por el precio del boleto encontró dos bloques irreductibles, con el oficialismo encolumnado detrás de la concejala García argumentando en favor de la serie de mejoras que llegarán a la cola del reajuste, y la oposición sosteniendo que las “nuevas” ventajas en realidad ya estaban en marcha y que se podían concretar redefiniendo el Fondo Compensador, sin tocar el precio del boleto. “El sistema de transporte de Rosario no le pertenece a toda la ciudad”, argumentó con énfasis el concejal Héctor Cavallero. El “Tigre” del Partido del Progreso Social venía de protagonizar un fuerte cruce con el radical Jorge Boasso, a quien toda la oposición puso en el lugar de gran culpable del aumento del boleto.

En concreto la oposición se abroqueló tras un proyecto alternativo, que contemplaba, entre otros puntos, “redireccionar las finanzas de la ciudad” hacia el sistema de transporte público, destinando parte de la recaudación por Patentes y las multas de tránsito, cuyo cobro, según se estimó alcanzará a los 15 millones de pesos este año.

Pero el socialismo, con la ayuda de los radicales Boasso y Gonzalo del Cerro pulseó con el argumento de que el proyecto oficial es mucho más vasto que una suba del boleto. Así, la ordenanza contempla por caso, la implementación de una red de recargas de la “tarjeta sin contacto” en supermercados, oficinas de pago rápido, puestos de venta y comercios pequeños, entre otros. Y a mediano plazo, según el proyecto oficial, las tarjetas podrán ser utilizadas para el pago de taxis y remises, y de estacionamiento medido, además de poder recargarse con plásticos de crédito y débito o por homebanking. Además se puso en la balanza el seguimiento satelital de unidades por GPS, que permitirá a los usuarios saber dónde está el colectivo que esperan con sólo enviar un mensaje de texto a través de un celular, algo sin precedentes en el país.

Todo esto y más –como el “servicio diferencial” con aire– se alumbrará en un plazo máximo de 9 meses, ya que el artículo segundo de la ordenanza contempla hasta 90 días para la implementación de las “nuevas tecnologías”, un período de prueba de 30 días, y después menos de 180 días para que todo esté andando. ¿Será?

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