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Femicidio

Marta Ramallo: “Mi vida se paralizó cuando no dejaron que mi hija regrese a casa”

La madre de Johana, desaparecida en el 2017 en La Plata en un contexto de trata de personas y de quien el año pasado se encontró parte de su cuerpo, denunció que el caso sigue impune


La Plata: Marta Ramallo, madre de Johana, desaparecida en el 2017 en un contexto de trata de personas y de quien el año pasado se encontró parte de su cuerpo, aseguró: "Mi vida se paralizó ese 26 de julio, cuando no dejaron que mi hija regrese a casa" y denunció que el caso sigue impune por lo que siente que "la siguen rematando". Foto: Eva Cabrera

Marta Ramallo, madre de Johana, desaparecida en el 2017 en un contexto de trata de personas y de quien el año pasado se encontró parte de su cuerpo, aseguró: “Mi vida se paralizó ese 26 de julio, cuando no dejaron que mi hija regrese a casa” y denunció que el caso sigue impune por lo que siente que “la siguen rematando”.

“Hace tres años reclamaba por la aparición con vida de una Johana soñadora y luchadora; y me devolvieron un certificado de compatibilidad de restos y parte del cuerpo de mi hija”, dijo a Télam con dolor la madre de Johana Ramallo al cumplirse hoy tres años de la desaparición de la joven de 23 años.

Ese 26 de julio de 2017, Johana, de ojos oscuros y grandes y cabello negro, salió a las 17 de la casa de su madre, en la periferia de La Plata, tras decirle a Marta que volvería “entre las 20.30 y las 21”, pero nunca regresó.

En la casa quedaron esperándola su madre, su abuela y su hija Mailén, en ese entonces de seis años.

“Mi vida se paralizó ese 26 de julio, cuando no dejaron que Johana regrese a casa”, aseguró Marta, con voz quebrada y los mismos ojos negros de Johana pero en su caso vibrantes de lágrimas.

Graficó que ese día “a Johana le apagaron una luz, quedó en la oscuridad, como quedó la vida de todos nosotros, la vida nos cambio por completo”.

“Nos cambió la manera de ver el mundo”, explicó la mujer, que a partir de la lucha por encontrar a su hija incorporó a su vocabulario la palabra “patriarcado” y entendió cómo se plasmaba ese concepto en la policía y la justicia que debían buscar a su hija.

Reprochó que a Johana “le faltaron el respeto” la policía, la fiscalía penal y la actual justicia federal a cargo de la causa: “La vida de Johana fue muy cuestionada por la justicia”, aseguró.

Aún recuerda también las burlas de los policías de la comisaría de Villa Ponzatti, en la periferia platense, cuando el 27 de julio de 2017 fue a denunciar que su hija no había aparecido: “¿Con 23 años la vas a seguir buscando?”, le dijeron con sorna.

La fiscalía penal investigó una simple “averiguación de paradero”, aun cuando Marta juraba y perjuraba que su hija no se habría ido voluntariamente dejando a su pequeña de seis años.

Casi dos meses antes de desaparecer, Johana se había separado del padre de Mailén, había regresado a casa de Marta y los problemas económicos la habían puesto en situación de prostitución.

“Yo puedo asegurar que mi hija no quería ser puta, ni ser desaparecida, ni ser descartada en partes en el lugar donde la tiraron, donde van los desechos cloacales”, aclaró innecesariamente en más de una oportunidad Marta.

La última imagen de Johana fue tomada por la cámara de seguridad de una estación de servicio situada en las calles 1 y 63 de La Plata, en la que se la ve entrando a un baño ese mismo día, poco después de salir de su casa.

Por Johana hubo marchas y se pintaron más de un docena de murales en todo el partido de La Plata, pero la causa no registró avances hasta abril del año pasado, cuando citaron a la mujer a los tribunales federales de La Plata para informarle que dos restos humanos que habían sido hallados en Berisso pertenecían su hija.

“A tres años, la causa avanza con pasos lentos y eso lleva a la impunidad y al silencio de quienes no han podido hablar y decir qué pasó, quiénes fueron y por qué se ensañaron con la vida de nuestra Johana”, lamentó.

La mujer remarcó que “una red de trata se nos sigue riendo en la cara, necesitamos que la causa avance con la verdad y justicia para Johana y todas nuestras Johanas que el Estado ausente, que un poder misógino y machista, no dejó volver a sus casas”.

La causa, que al principio se tramitó en la justicia ordinaria, pasó hace dos años al juzgado federal 1 de La Plata, donde se tramita con la carátula de “trata de personas”.

“Los jueces y fiscales se tienen que hacer cargo de que ellos también son parte del femicidio de Johana porque no supieron ni quisieron escuchar los pedidos de aparición con vida, no se tomaron el tiempo para encontrarla con vida”, insistió y remarcó que “a tres años la siguen desapareciendo y rematando mil veces más, al no darnos una respuesta firme y verdadera”.

Su cara se ilumina al hablar de Mailén, la hija de Johana, hoy de 9 años: “Es todo lo que me quedó de Johana, todo lo que tengo para ponerme firme, levantar la cabeza en alto y seguir”.

“Tengo recaídas”, reconoció y explicó: “A veces, me doy por vencida pero no me lo tengo que permitir porque le estaríamos fallando a Johana y a mi nieta, a quien le prometí que iba a hacer todo lo posible y lo imposible también para que su madre descanse en paz y para encontrar a cada uno de los que se ensañaron con la vida de su mamá”.

Marta Ramallo cree que a partir de su experiencia puede ver cuánto falta transformar el patriarcado: “Llevar mas perspectiva de género al poder judicial para, de a poquito, cambiar las miradas sobre las mujeres desaparecidas por trata, por ser víctimas de violencia de género o femicidio”.

La mujer reflexionó: “La vida me pasó por encima, en verdad no creo tener vida, en realidad vivo porque estoy acá para ganar esta batalla y poder irme de este mundo cruel habiendo hallado justicia para Johana, poder reencontrarme con ella y poder decirle: ´Lo logré´, logré darle la justicia que se merece”.

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