Al menos cinco personas murieron en Marruecos durante los enfrentamientos registrados en las últimas horas en Al Hoceima, norte de país, en el marco de las protestas contra el gobierno del rey Mohamed VI, quien esta noche manifestó el compromiso de realizar reformas estructurales.
El monarca dijo, durante una ceremonia oficial prevista desde hace tiempo, que está “comprometido en proseguir la realización de reformas estructurales”.
“Nuestra voluntad es firme en avanzar en la concreción del modelo marroquí del que reafirmamos el carácter irreversible”, dijo el soberano en oportunidad de la constitución en Casablanca, del Consejo Económico y Social.
“Pensamos consolidar lo que hemos conquistado a través de nuevas reformas… pensamos garantizar condiciones de vida dignas a todos los marroquíes, sobre todo a los más pobres, mediante la creación de empleo y trabajo”, destacó el rey.
Sin embargo, el soberano subrayó que no piensa ceder “a la demagogia” de las protestas y que la construcción de una verdadera democracia debe ser paralela a un desarrollo humano sustentable.
El ministro del Interior marroquí, Taib Cherkaoui, informó hoy que las víctimas murieron al quedar atrapadas dentro de un banco que fue incendiado por manifestantes durante las protestas llevadas a cabo ayer en Rabat y otras ciudades.
Cherkaoui dijo además que durante los enfrentamientos de ayer en Rabat y las ciudades de Marrakech y Larache hubo 128 heridos, de los cuales 115 son agentes de policía.
Al menos 120 personas resultaron detenidas. El ministro, por su parte, atribuyó los desórdenes a “provocadores”.
Las protestas en pedido de una mayor apertura democrática comenzaron la semana pasada tras la revuelta de 18 días en Egipto que culminó con el derrocamiento del ex presidente Hosni Mubarak, tras casi 30 años en el poder.
Marruecos, ubicado en el extremo noroeste de África, es una monarquía constitucional de origen árabe. Tiene alrededor de 31 millones de habitantes, una población mayoritariamente rural y un analfabetismo cercano al 50 por ciento y es el único país del continente que no pertenece a la Unión Africana (UA).
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