Política

Entrevista

Mario Perichón y la donación de órganos: “Tuvimos que cambiar toda una cultura de la muerte”

Santa Fe fue reconocida la segunda provincia del país en donación de órganos. El titular del Cudaio reflexionó sobre la trayectoria del organismo y dónde se encuentra parado el sistema de salud


Siendo estudiante, Armando Mario Perichón encaró desde su militancia una lucha por la igualdad desde el pleno acceso a la salud. Preso político, fue y vino de Europa para formarse como médico, en una carrera que tiene tantos años como la democracia misma. En conversación con El Ciudadano, el director del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos (Cudaio) reflexionó sobre las condiciones del sistema de salud de la que hoy es la segunda provincia en donación de órganos del país.

Santa Fe tuvo 25 donaciones de órganos en los primeros tres meses del año. Con una mayoría de donaciones de tejidos renales (6 de cada 10 tejidos ablacionados) y de tejidos hepáticos (21,5%), y con un total de 176 en todo el país, uno de cada siete donantes argentinos tuvo lugar en efectores santafesinos.

Si bien los índices son importantes, recién este año puede hablarse de números de donantes similares a la prepandemia: en 2020, sólo se registraron 46 donantes multiorgánicos en el año. En el 2021, fueron 62 los donantes y “ya había algún grado de normalidad”, llegando a los 75 donantes en el 2022 que fue, en palabras del titular del organismo, un valor cercano al prepandémico.

Mario Perichón, director del Cudaio, visitó la redacción de El Ciudadano

“La pandemia en el mundo generó un conflicto muy grande en cuanto a los trasplantes de órganos y a las donaciones de sangre, porque nadie sabía qué iba a pasar, sobre todo en el 2020”, comenzó el médico, y explicó que muchos equipos de trasplante del mundo pararon los trasplantes porque no se sabía qué clase de efectos podría tener la inmunodepresión en los propios pacientes.

Recientemente llegado del Consejo Federal del Trasplante (Cofetra), Perichón subrayó la tarea de los comunicadores y del programa Procunar, una herramienta destinada a generar unidades de procuración de órganos en distintos hospitales del país: “Nosotros en la provincia de Santa Fe tenemos ya dos unidades de procuración creadas hace muchos años, una en el hospital Clemente Álvarez (Heca) y otro en el Hospital Cullen, y la aspiración de la provincia de generar nuevas unidades en otros hospitales que tengan las características que el Incucai ha seleccionado para poder ingresar en el programa Procurar”.

Santa Fe fue la segunda provincia en cantidad de donantes de órganos en el primer trimestre de 2023

El Cofetra es un encuentro nacional de organismos de ablación de órganos, organizado por el Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante), cuya función es aglutinar a las 24 jurisdicciones y definir políticas sanitarias, independientemente de que es el ministerio de Salud el cual dicta política, a través de Incucai las provincias tienen también algún grado de decisión en las políticas nacionales a través de este Consejo. 

En referencia a las aplicaciones del programa Procurar, el director del Cudaio aclaró que si bien Santa Fe tiene dos unidades de procuración en funcionamiento, se están realizando diferentes actividades conseguir la aprobación de tres unidades más en tres hospitales de la provincia: el hospital Eva Perón en Baigorria, el hospital Alejandro Gutiérrez de Venado Tuerto y el Jaime Ferré de la ciudad de Rafaela.

El lado oscuro del corazón

“(Rafael) Matesanz, que fue director de la Organización Nacional de Trasplantes de España muchos años, decía tomando una película argentina que los que procuran órganos son el lado oscuro del corazón. Vos conocés al que se trasplanta, que está feliz porque salió de una lista de espera, al equipo de trasplante porque exitosamente trasplantó pero nadie conoce el otro lado, que es el lado oscuro del corazón, que es el que procura los órganos”, destacó el experimentado médico. Perichón resalta la experiencia de los equipos de acompañamiento tanto a las personas que están en la lista de espera, aguardando por un futuro donante, y la familia de aquella persona que perdió la vida y que es el que, tras un diagnóstico de muerte encefálica, dona sus tejidos u órganos. 

Esta arista del proceso de ablación de órganos es llevado adelante por un equipo que involucra a más de 120 profesionales que intervienen tanto en el abordaje psicológico y socioambiental como en los procesos clínicos necesarios para la operación. “Nada podría existir sin todo un equipo de laburo que tiene en este caso el Cudaio y las provincias para procurarlos, y nadie los conoce, son anónimos. Nadie conoce las verdaderas dimensiones del Cudaio. Nadie sabe qué es el Cudaio”, sostuvo Perichón.

“Nosotros tuvimos que cambiar una cultura”

“Primero que nada, el Incucai es el resultado de una decisión, una política de Estado”, definió Perichón. El Incucai encuentra sus antecedentes en una norma sancionada durante la dictadura, el decreto ley 21.541 que dio nacimiento al Centro Único Coordinador de Ablación e Implante (Cucai), que comenzó a funcionar en 1978, como organismo de procuración nacional, hasta que en 1993, con programas de procuración territoriales activos en la mayoría de las provincias argentinas, mutó a su actual nominación.

“Yo siempre digo que, si uno quiere ver una política de Estado en la Argentina que miren el Cudaio, el Incucai. Después (de la creación del Instituto) vinieron presidentes de distintos partidos políticos, gobernadores, ministros de salud, y (en el Cudaio) siempre fuimos creciendo un 10%, un 11% anual”. El titular del organismo provincial destacó que, de comenzar con tres donantes por millón de habitantes por año en los inicios del programa de procuración a la provincia: actualmente Santa Fe registra 20,9 donantes por millón de habitantes: “Algunos se enojan cuando lo digo, pero estos son datos duros, no chamuyo”.

Donar y recibir órganos: un proceso que esconde dos caras

El médico recuerda que la construcción del sistema de procuración de órganos destinados al trasplante no fue sencillo, ya que el tabú alrededor de la donación estaba muy arraigado en la sociedad argentina: “Nosotros tuvimos que cambiar una cultura. Si yo te preguntaba hace 30 años atrás cómo se moría la gente, la respuesta era que de un paro cardiorrespiratorio, se le detuvo el corazón a la persona. Y en realidad no es así, hoy 30 años después sabemos que cuando uno puede demostrar que el cerebro ya no funciona más y que no existe, ya está muerto”.

La actividad de los órganos, a través de métodos mecánicos y a través de tratamientos químicos, se puede mantener al paciente “en aparente vida con los órganos funcionando”, por más de esa persona ya no tiene más vida: “Esto era muy difícil de explicar 30 años atrás, entonces hubo que hacer todo un cambio cultural para poder aplicar esto. Nosotros podemos mantener oficialmente los órganos, nada más, pero no la vida de esa persona. Había que cambiar una historia de miles de años de cómo se moría la gente“.

La carta al presidente

“Cuando vos trabajas con el dolor, con la muerte cotidianamente, se genera un compromiso de los trabajadores y trabajadoras del Cudaio que excede lo salarial, las horas de trabajo, etcétera. La gente que está acá es muy especial, es muy difícil bancarse todo esto porque uno ve la finitud y la muerte. Estamos en el medio de una moneda de dos caras: vemos por un lado el tipo que tiene la pérdida y la tristeza de esa pérdida, y del otro lado está el tipo que tiene la alegría de haber recibido. Por eso a veces no hablamos del lado oscuro del corazón. Es un laburo muy duro”, expresó el prestigioso médico.

Perichón reconoció el incansable labor de los integrantes del Cudaio día a día, especialmente durante la pandemia de coronavirus, en tiempo que hizo una valoración de su capitanía frente al organismo: “Si yo tengo que decir cuál es mi balance de esta gestión, es eso: el orgullo de conducir un grupo humano que realmente se puso la camiseta y laburó a dos manos sin importar nada. La pandemia no fue fácil para nosotros, estos médicos estaban en la unidad de terapia intensiva buscando al lado de los ingresados con COVID. Se contagiaron tres, cuatro veces todos los integrantes del equipo. Afortunadamente ninguno de nuestro de nuestro equipo de laburo se enfermó en forma grave”.

Una pandemia que obliga a repensar la Salud en Argentina

Durante la primera ola de contagios de coronavirus en el país, Perichón confesó a El Ciudadano que buscaron la forma de aportar al sistema de la mejor manera para combatir la pandemia: la respuesta estuvo en la recolección de plasma como tratamiento experimental. “Algún día vamos a poder hacer un balance serio de lo que fue la pandemia. Hoy estamos contentos y nos abrazamos, pero para el equipo sanitario fue durísimo. Yo le mandé una carta al presiente enojado, porque, a pesar de que me la contestó, voy a seguir diciendo que no fue reconocido el trabajo de los equipos de salud. Nosotros no hicimos nuestro laburo, hicimos tres veces nuestro trabajo, tanto en el sistema público como el privado”.

Con 68 años y pocos pelos en la lengua, Perichón sostuvo que el aprendizaje que obtuvieron durante la crisis del Covid no ha sido asimilada del todo: él afirma que, al compartir el recurso humano, teniendo en cuenta que los trabajadores del sistema coexisten en ambas modalidades y la cooperación entre ambos se ha demostrado en diferentes situaciones de crisis, no es complicado integrarlas en un sistema único de salud, propuesta presentada tanto por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner como por el entonces ministro de Salud nacional, Ginés Gonzáles García, a finales del año 2020.

El director del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos (Cudaio), Armando Mario Perichón

“Hay que dejar en claro que son dos objetivos diferentes, pero eso no quiere decir que no nos podamos juntar. Un objetivo es la salud de la gente más vulnerable por el lado de la salud pública, y otro objetivo es ganar dinero. Ahora, la Argentina tiene un privilegio que no tiene muchos países, y es que la salud privada, si bien va a buscar el rédito económico, tiene vasos comunicantes, que son los trabajadores”, fundamentó el médico, y agregó: “Hay vasos comunicantes entre el sector público y sector privado que haría mucho más sencillo integrarlos, y es una ventaja comparativa de Argentina. Ese debate nos lo merecemos: construir un sistema de integración única de salud. El ejemplo de que es posible fue la vacuna. 

Para Perichón, la salud es un derecho universal que en un marco capitalista de prestación de salud, algunas personas podrán abonar mientras que otros quedarán fuera de esas posibilidades, pero los profesionales y la dirigencia pública debe tener la obligación de integrar ambos sistemas para la facilitación del acceso a la salud: “Eso en esta provincia ya existe, y se puede profundizar, pero es una discusión que se tiene que dar”, sentenció el médico.

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