Inauguración del Festival de Cine en Cannes, Francia. Todos los flashes apuntan al jurado que preside el mítico Robert De Niro, a su lado está la imponente Uma Thurman, al otro costado la bella actriz argentina Martina Gusmán, la protagonista de Carancho. Todo es glamour y elegancia sobre la alfombra roja. Las revistas y cronistas especializadas en moda están pendientes del vestuario e indumentaria que visten las damas. La representante nacional está engalanada con vestimenta rosarina: el vestido es de Varanasi, cartera y accesorios del diseñador Julio Pérez Sanz y los zapatos, de Silvana Álvarez. Todos rosarinos.
“No puedo creer que mis calzados estén en Cannes, es un orgullo después de tanto remarla”, dice Silvana, cuyos productos los comercializa como By Juana “porque así es como me dice mi familia, Juana”, quien luego de terminar la escuela secundaria en su Salto Grande natal se instaló en Rosario a estudiar farmacia, profesión que llevó adelante hasta que hace una década comenzó a estudiar Diseño y alternaba el trabajo en la farmacia con su pasión por la confección de zapatos. “Como el trabajo fue creciendo cada vez más, finalmente dejé la farmacia y me dediqué full time a los zapatos. Me llevó un tiempo formarme y sustentar este proyecto, hay mucho de autodidacta también. Me fui conectando con gente del oficio, aprendiendo sobre el armado del calzado”, señala Álvarez
Un golpe de suerte La madre de la actriz le pasó información sobre los pies de Martina Gusmán a Silvana Álvarez. Mientras la mujer del director Pablo Trapero filmaba escenas de su última película en Montevideo, viajó a la Isla de Pascua a la presentación de Carancho, volvió a la capital uruguaya, y finalmente de ahí viajó a Cannes. Su vestuarista Marisa Urruti se había encargado de todo: en las valijas llevaba la ropa y tres pares de zapatos con tacos y otros tres pares de chatitas que usó finalmente durante los días del festival que terminó el pasado miércoles. “Su vestuarista me comunicó qué tipo de ropa va a llevar, me explicó que necesitaba algo cómodo para caminar en un lugar con escaleras, que necesitaba zapatos con tacos y unas chatitas”, contó Álvarez.
La diseñadora aseguró que el golpe de suerte se dio cuando coincidió con los dueños de Varanasi en el taller donde cortan telas y cueros. “Les mostré lo que hago y les gustó. Cuando la vestuarista se decidió por que Martina luciera la ropa de ellos, le hablaron de mi trabajo. Viajé a Buenos Aires con algunas muestras y los cueros. Tenía 15 días para hacer la entrega, y todo salió, incluso Pérez Sanz le hizo una cartera con un cuero que llevé de muestra. Yo no la conozco a Martina Gusmán, su vestuarista eligió a Varanasi y su estilo de mujer encaja con la onda de esta marca, que es muy de diseño; mi propuesta, mis zapatos, ensamblan con la ropa que ellos confeccionan y por ende con Martina. Espero que a su regreso la conozca”, expresó.
Entusiasmada, la diseñadora apuntó que “cuando se fabrica calzado se hace lo estándar, no se piensa en quién se lo va a poner”. Y agrega: “Yo sabía que Martina calzaba 38 y que tenía el pie ancho, con datos que me pasó su mamá. Le hice una horma que tenía un calce ancho arriba, no le elegí algo «puntado», y le desnudé el talón con un pasante en tobillo. Para las chatitas le hice más floja la horma, le puse una traba para que pudiera ajustar si se le estiraba, detalles que hay que tener en cuenta”.
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