Al cumplirse dos meses de la muerte de Sebastián Augusto Rodríguez, el joven de 23 años que murió en custodia dentro de la seccional 21ª de zona sur, familiares y amigos se manifestaron ayer frente a esa comisaría para reclamar Justicia, repudiar “negligencia policial” y denunciar al Estado “por la falta de políticas públicas de salud mental para atender a personas con problemas de consumo” de sustancias.
“Estamos acá para recordarle a la Policía que por culpa de su negligencia e inoperancia hay toda una familia y amigos que estamos llorando”, dijo la novia de Sebastián, Nastassia, de 27 años. Junto a la joven otros manifestantes sostenían velas blancas, banderas y remeras con la foto impresa de Sebastián bajo la palabra “justicia” y el texto “el Estado y la Policía son responsables”, detrás.
Sebastián murió ahorcado el 9 de abril pasado dentro de la seccional 21° dos horas después de ser ingresado. Ese día, su familia había pedido ayuda policial para ejecutar una orden de internación, dado que el muchacho atravesaba una crisis subjetiva por un cuadro de salud mental. Sin embargo fue detenido y alojado en una habitación aislada de la comisaría, sin asistencia médica ni psicológica, donde se suicidó. Sus allegados aseguran que su muerte podría haberse evitado si los uniformados hubiesen actuado como lo indica el protocolo en casos de salud mental, dándole intervención inmediata al Sies.
“Si la Policía hubiese cumplido el protocolo que tiene que cumplir al ingresar a una persona, llamar inmediatamente al Sies para que lo asistan y no dejarlo tirado en un calabozo esto se podría haber evitado”, dijo su novia quien también culpabilizó al Estado por “la falta de políticas públicas de salud mental para la atención de pibas y pibes con problemas de consumo de sustancias” tras recordar que la familia de Sebastián había pedido ayuda muchas veces y el joven se encontraba en tratamiento ambulatorio.
“Hacía ocho meses que habíamos consolidad nuestra relación. En los últimos meses Sebastián vivía con su familia, lo estábamos conteniendo entre todos porque realmente él tenía ganas de recuperar su salud, de volver a estudiar, de volver a trabajar y de restablecer el vínculo con su hijo de tres años”, contó Nastassia que lo describió como un joven muy sensible: “Durante mucho tiempo fue carpintero, era muy perfeccionista en su trabajo. También le gustaba mucho la música, en un tiempo trabajó organizando fiestas electrónicas. Cuando lo conocí era cadete en moto”.
La joven también denunció el trato deshumanizado que padeció la mamá de Sebastián, quien acompañó a los uniformados cuando se llevaron a su hijo a la seccional 21° para concretar su internación, y recibió la noticia de que estaba muerto encerrada en un cuarto de la dependencia, donde la dejaron sola, se descompuso y nadie la asistió. También lo que pasó después: “Sebastián tenía algunas causas judiciales y debía pasar todas las semanas a firmar a la comisaria. En estos meses que transcurrieron de su muerte, la policía se presentó cada semana en la casa de su mamá para llevarle las citaciones porque no se presentaba a firmar. Y es obvio que no se presentaba porque está muerto. Tomamos esto como un hostigamiento y una falta de respeto”, dijo la joven.
“No era un pibe malo”
Janina, la mamá de Sebastián, recordó que ese día pidió ayuda a la policía para concretar una orden de internación que ya había tramitado con un juez y aclaró que en ningún momento denunció a su hijo. “Jamás me levantó la mano ni fue violento conmigo. Ese día había tenido una recaída. Por eso pedí ayuda”, dijo.
“Ellos tenían que cuidarlo y no lo hicieron. Saben que tienen que llamar a una ambulancia cuando los chicos entran así y más con una orden de internación. Dejaron a mi hijo tirado en una pieza con cosas para que se mate”, lamentó la mamá de Sebastián en diálogo con El Ciudadano.
“Esos policías siguen trabajando. No fueron sancionados ni nada. Mi hijo ya no está más, causaron un dolor inmenso a la familia y a mis hijas. Sebastián no era un pibe malo. Era un pibe con problemas de adicción. Disfrutaba de su familia que siempre estuvo apoyándolo en todo, me amaba a mí y a sus hermanas, tenía proyectos de irse a Miami con su tía, su vida no valió nada para ellos, lo dejaron como un perro y yo cargo con mi pesar de haberlos llamado porque pensé que me iban a ayudar para que él no se haga daño”, lamentó.
Janina está representada por el abogado Salvador Vera. Esperan que el fiscal que investiga la muerte, Donato Trotta, los atienda para ponerlos al tanto de la pesquisa.
Vera resaltó que los policías no llamaron al efector de salud, ni al Sies y ni siquiera al médico policial. En cuanto al nivel de vigilancia explicó que los agentes incumplieron sus obligaciones. Primero porque lo ingresaron con elementos con los cuales pudo hacerse daño y segundo porque omitieron la vigilancia activa máxime cuando estaban en conocimiento de la crisis subjetiva que necesitaba más una intervención médica que policial. En ese sentido estamos en presencia de un homicidio culposo”, expresó.
Comentarios