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Malvinas: avanzan causas por torturas a soldados

Ya hay 150 testimonios sobre 79 casos. En los últimos días dos entidades se sumaron a la querellas

Dolor. Las condiciones en las trincheras argentinas en 1982 fueron desesperanbtes.
Dolor. Las condiciones en las trincheras argentinas en 1982 fueron desesperanbtes.

Unos 150 testimonios ya están asentados en los 79 casos que investiga la jueza federal de Río Grande, Liliana Herraez, sobre torturas y vejaciones en la guerra de Malvinas, que incluyen la muerte por hambre de dos soldados, y que tienen a decenas de militares como acusados. Herraez investiga los casos de homicidio, abandono de persona, sometimiento a torturas consistentes en estaqueos a la intemperie por largo tiempo, padecimiento de hambre y frío, enterramientos, golpes, lesiones graves y reducción a la servidumbre, entre otras prácticas aberrantes. La investigación de los hechos que ocurrieron hace casi 28 años recibió un fuerte respaldo meses atrás con la declaración de delitos de lesa humanidad, imprescriptibles, por parte de la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia. Además, días atrás se presentó como querellante en el juzgado fueguino la secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Sara Derotier de Cobacho, junto al abogado Eduardo Reczes, del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (Cecim), actuación en la que sumaron otros 20 testigos. 

José Martín Araníbar, ex combatiente y coordinador de las presentaciones de estos casos de todo el país en Río Grande, destacó la presentación y confió que “ayudará a llegar a la verdad”. 

Explicó que las denuncias fueron inicialmente patrocinadas por el ex subsecretario de Derechos Humanos de Corrientes, Pablo Vassel, y en poco tiempo se sumaron denuncias de todo el país. 

Por el contrario, el recurso de uno de los imputados, el ex subteniente Jorge Taranto –acusado por las muertes– fue aceptado por la Cámara Nacional de Casación Penal bonaerense; pero la medida aún no fue comunicada a las partes y no afectó la marcha de los juicios. 

Este tribunal consideró que el estaqueamiento a soldados no constituye un delito de lesa humanidad, ya que estos implican “ataque sistemático o generalizado a una población civil”, lo que no ocurrió en los casos de Malvinas. 

Araníbar cuestionó ese fallo y afirmó que “los soldados sí eran civiles, que el Estado convocó a la guerra ante un enemigo externo, a los que debió cuidar pero, por el contrario, sometió a estas vejaciones”. 

De quedar firme la sentencia –agregó–  recurrirán a la Corte Suprema e incluso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, “si es necesario”. 

Taranto fue acusado por el ex combatiente Daniel Martires González por su responsabilidad en la muerte de hambre de los soldados Juan Quintana y Remigio Fernández, además de propiciar estaqueamientos de otros combatientes.  “Quintana estuvo 40 días tirado en una carpa y él estaba a diez metros de esa carpa y no hizo nada”, expresó González en diálogo con Radio Fueguina de Río Grande, agregando que Taranto también lo agredió a él. 

“Taranto usó su pistola para obligarme a hacer prácticas militares, usó su baquetón de acero que se usa de limpiar los fusiles para pegarme, para que le dijera quién le robó el dulce de membrillo y el cartón de cigarrillos, y después lo mandó a estaquear a Rosendo Prado”, recordó el ex soldado.

Además de Taranto, otro de los acusados directos es el teniente coronel Daniel Delfor Polano, y otros jefes a los que atribuyen responsabilidad por su jerarquía militar en la guerra, como el ex guardiamarina Carlos Ricardo Bianchi y el ex teniente Juan Mabragaña.

  Araníbar estimó que después de la feria de verano los juicios recobrarán fuerza y la jueza Herraez recibirá testimonios clave. “Incluso recientemente fueron al juzgado los coordinadores del Programa Nacional Verdad y Justicia, Elena Mariani y Juan Manuel Figueroa, que recorren los tribunales constatando que las causas de este tipo sigan su camino”, señaló.

“Debe alcanzarse la verdad antes que nada”

Los promotores de la investigación sobre torturas y vejaciones en la guerra de Malvinas tienen sus expectativas en varios testimonios, entre ellos el del sacerdote autor del libro “Dios en las trincheras”.

Se trata del padre Vicente Martínez Torrens, quien fue capellán de las Fuerzas Armadas durante la guerra del Atlántico Sur, y presenció los maltratos sufridos por algunos soldados de parte de oficiales y suboficiales argentinos, además de desgarradoras historias de vida del conflicto.

Martínez Torrens participó del reciente viaje de los familiares de los caídos a las islas para la inauguración del cenotafio en el cementerio de Darwin. En el libro que escribió describe con crudeza estos temas e incluso los ilustra con fotografías, entre otras de soldados escuálidos por hambre.

En la página 69 refiere concretamente a uno de los estaqueados y señala que pidió su liberación, sin ser atendido.

También relata otro caso en el que le llevó un Rosario, bendecido por el Papa, de regalo a un conscripto que cumplía 19 años, pero dice que no pudo entregarlo porque delante de él un jefe militar lo estaqueó por “blandito” –sin razón alguna– y lo dejó castigado sin comida.

“Todo esto sucedió en Malvinas y debe contarse, debe alcanzarse la verdad antes que nada, porque hay alguien arriba que nos está mirando”, señaló el excombatiente José Martín Araníbar, uno de los impulsores de los juicios.

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