Las personas infectadas con el virus del sida serían tres veces más propensas a padecer un accidente cerebrovascular (ACV) que aquellas sin VIH, informaron investigadores norteamericanos. Pese a que las tasas de ACV disminuyeron en Estados Unidos un 7,2 por ciento en 2006 comparado con 1997, en ese mismo período aumentaron un 67 por ciento entre las personas infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana o VIH.
La mayor parte del incremento se produjo en los ACV causados por un coágulo sanguíneo en el cerebro, conocidos como isquémicos, que son los más comunes.
“En líneas generales, los ACV en pacientes con VIH no son comunes, por lo que el incremento es notable”, dijo el doctor Bruce Ovbiagele, de la Universidad de California en San Diego y del Sistema de Atención Médica de Asuntos Veteranos de San Diego, cuyo estudio fue publicado en la revista Neurology.
Por su parte, Sergio Lupo, presidente de la Sociedad Argentina Interdisciplinaria de Sida, explicó a El Ciudadano: “El virus por sí mismo tiene, a través de la producción de sustancias inflamatorias y procoagulantes, posibilidad de producir daño en las paredes de las arterias y generar enfermedad coronaria y accidentes vasculares”. Si bien aclaró que “algunos de los fármacos antirretrovirales pueden generar trastornos metabólicos y favorecer también la producción de eventos cardiovasculares”, “no hay dudas que el beneficio que producen estas medicamentos suprimiendo al virus superan sobradamente los costos que estos podrían ocasionar a los pacientes”.
Un estudio muy importante llamado Smart, que incluyó a más de 5 mil pacientes, demostró que el suspender el tratamiento antirretroviral fue muy riesgoso, aumentando la muerte por trastornos vasculares, hepáticos y renales como las complicaciones oportunistas. Desde ese momento (en el año 2006) los tratamientos no se suspenden salvo en circunstancias muy puntuales y por corto tiempo.
La investigación estadounidense analizó información sobre el alta hospitalaria de pacientes de una muestra representativa nacional que incluyó a millones de personas entre 1997 y 2006. El estudio no indica por qué las tasas de ACV están aumentando entre las personas con el virus del sida, pero los expertos señalaron que el período investigación coincide con la ampliación del uso de fármacos para tratar la infección con VIH.
Dado que los ACV ocurren con mayor frecuencia a edad avanzada, podría ser que influya que los pacientes con VIH que están tomando medicación vivan por más tiempo.
Pero los que sufrieron un ACV durante el estudio solían tener entre 50 y 60 años, una edad más joven de la que habitualmente se relaciona con los accidentes cerebrales.
Por lo tanto, los fuertes cócteles de medicamentos contra el VIH estarían jugando un papel importante, dijo Ovbiagele. Algunos estudios demostraron que las medicinas para tratar este virus afectan los niveles de grasa y de azúcar en sangre, dos factores que están íntimamente vinculados con los ACV, añadió.
Ovbiagele indicó que las personas con VIH necesitarán tomar la medicación contra el virus el resto de sus vidas, por lo que los médicos deberían ser conscientes del posible riesgo de ACV que corren.
El equipo quiere ahora estudiar más en profundidad la relación entre los fármacos para este virus y los ACV.
Las peores cifras
Alrededor de 33,3 millones de personas tienen VIH en todo el mundo y más de 25 millones murieron desde que se descubrió el sida a comienzos de la década de 1980.
Sin tratamiento, el virus destruye el sistema inmune, lo que vuelve a los pacientes susceptibles a infecciones y al cáncer.
Actualmente hay disponibles en el mercado más de 20 fármacos para el VIH, los cuales pueden combinarse de varias maneras para controlar el virus.