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Maduro, la crisis y las conspiraciones

Desde su asunción en abril de este año se ha esforzado por copiar de su antecesor, el fallecido Hugo Chávez, su perfil más beligerante.

Desde su asunción en abril de este año, Nicolás Maduro se ha esforzado por copiar de su antecesor, el fallecido Hugo Chávez, su perfil más beligerante. Sabotajes eléctricos o económicos, envenenamiento y hasta la compra de una flotilla de aviones de guerra por parte de la oposición: el presidente venezolano convirtió la amenaza de conspiraciones en una moneda corriente de su gobierno. Precisamente esta última semana, “como parte de las medidas especiales contra la guerra económica, la guerra eléctrica que ha desatado la burguesía amarilla, la derecha fascista contra el país, hemos activado un centro de información para que en tiempo real ustedes nos hagan llegar perlitas”, afirmó el otrora canciller por cadena nacional. El número para comunicarse será “0-800-SABOTAJE (0-800-72268253)”, indicó días después de que un inmenso apagón dejara sin electricidad a dos tercios del país.

Asimismo, comunicó la próxima creación de un cuerpo que controlará el rumbo financiero del país. “Para garantizar el abastecimiento y el funcionamiento de toda la economía y dirigir la guerra económica entre el gobierno y el pueblo, para garantizarle la vida a la gente. El gran reto va a ser neutralizar todos los factores que sabotean la vida económica del pueblo. Tenemos las leyes, tenemos con qué. Así que no nos limitemos”, aseguró.

Y aseveró Maduro: “Esta instancia la voy a dirigir yo personalmente y le voy a colocar una oficina en el palacio de Miraflores, al lado de la oficina del presidente de la República. Ahí vamos a trabajar, directamente allí. Asumo la batalla económica contra los planes de la guerra fascista contra el pueblo, personalmente la asumo, frente al pueblo”.

Así como solía hacerlo Chávez, en un poco más de 100 días en el cargo ha denunciado todo tipo de complots en su contra que incluyen sicarios de Colombia, planes para envenenarlo o algún que otro espía estadounidense. Aunque las acusaciones se multiplican día a día, Maduro no ha presentado prueba alguna que respalde sus dichos.

De acuerdo con la oposición liderada por Henrique Capriles, Maduro recurre a las conspiraciones para justificar los errores de su gobierno o las crisis sociales. Así, el hurto de cabello a mujeres por parte de pandillas formó parte de una “guerra psicológica” contra Venezuela. También sostiene que el estallido en la mayor refinería de Venezuela el año pasado fue producto de una maniobra de la derecha y que, con el ataque a Siria, Estados Unidos busca desviar la atención internacional para asesinarlo. “El plan era eliminarme a mí, simultáneo al ataque contra Siria, para eliminar este portento que es Venezuela”, señaló.

El líder del Partido Socialista Unido (PSUV) subraya que la escasez no es producto de un mal manejo de la economía, sino de la organización tras bambalinas de la Casa Blanca y grupos conservadores, los mismos que en 2002 corrieron del poder a Chávez por 36 horas.

“Maduro sigue sin controlar su imagen. Está de pie sobre la inseguridad. Todavía no ha podido ganar legitimidad y, encima, tiene que aprender a gobernar un país en crisis. La inflación lo acorrala. La inseguridad lo obliga a poner el ejército en la calle. Contradice los postulados del difunto pero trata de sobrevivir manteniendo varios discursos a la vez. No está sólo en crisis su liderazgo sino también el modelo, la invención del socialismo del siglo XXI. Quizás llegó la hora de entender que la mayor conspiración que existe es la realidad”, escribió el columnista Alberto Barrera Tyszka.

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