El Hincha

Copa Libertadores

Macri quiere una final superclásica con ambas hinchadas

El presidente de la Nación pretende levantar una prohibición que rige desde 2013 en Capital Federal. El Clásico Rosarino por la Copa Argentina se jugó a puertas cerradas y en Buenos Aires


“Lo que vamos a vivir los argentinos en unas semanas es una final histórica”, anunció por Twitter Mauricio Macri, presidente de Argentina. Al leerlo, muchos se mostraron esperanzados en un anuncio sobre un acuerdo que permita una mejora en la economía o el cese de los despidos, o de los aumentos con los que los argentinos se despiertan día a día. Pero el texto continuaba: “También una oportunidad de demostrar madurez y que estamos cambiando, que se puede jugar en paz. Le pedí a la Ministra de Seguridad que trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir”.

El presidente se refería a la final de la Copa Libertadores que disputarán Boca y River en las próximas semanas. Un Superclásico que sin dudas va a poner en vilo a todo un país, y que ya alcanzó rango de cuestión de Estado.
La posibilidad de contar con las dos parcialidades es el deseo de todos, y Macri empezó a meter presión para que eso suceda. Un presidente fanático del fútbol y de uno de los finalistas no podía dejar pasar esta chance para expresar su deseo, aunque eso choque con la idea del gobierno de Buenos Aires, de su misma bandera política.

Obviamente no se usará la misma vara que se aplicó en el Clásico rosarino del jueves pasado por la Copa Argentina. Si fuera así, lo lógico sería que se juegue a puertas cerradas y a kilómetros de la ciudad porteña. Mucho más si se tiene en cuenta que en el último partido en el que la parcialidad de Boca viajó a Formosa, el 7 de septiembre en ocasión del partido entre San Martín de Tucumán y el Xeneize, hubo un hincha tucumano muerto a partir de un choque con simpatizantes xeneizes. Y se suma otro fallecido tras el partido del jueves de Boca ante Palmeiras, con sospechas que se trató de una pelea entre hinchas de Boca y River en plena 9 de julio.

Pero todo parece indicar que no será así. La Conmebol aporta millones de dólares y presiona, incluso dispuso que se juegue dos días sábados, complicando las fechas de Superliga.

Y ahora surgen las declaraciones del presidente, y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires resolvió levantar el veto de la concurrencia del público visitante a los estadios porteños a partir de lo “excepcional” que significará el Boca-River en la final de la Copa Libertadores.

En cuestión de horas, Martín Ocampo, ministro de Seguridad porteño, cambió su opinión sobre la inclusión de público visitante. “No están dadas las condiciones para que esto suceda. No es factible un River-Boca con visitantes. Mientras haya un solo vecino de la Ciudad en riesgo, la decisión va a ser la misma”, dijo cerca de las 8.30, en el canal América.

Y a la hora y media, ya anunciaba que los hinchas visitantes iban a disponer de cuatro mil localidades. “El Presidente nos planteó la importancia de este espectáculo a nivel internacional; nosotros planteamos nuestra preocupación que tiene que ver con armonizar estos hechos con no descuidar la seguridad de los vecinos y los barrios de la Ciudad. El Gobierno nacional ofreció colaboración para la organización y a partir de eso yo me junté con Patricia Bullrich para trabajar la posibilidad de organizar este partido con dos públicos”, explicó, en medio de una clara contradicción.

Y si bien todo indica que esa fue la decisión definitiva, que se sellará y oficializará hoy por parte del Ministerio de Seguridad de la Nación, ante el revuelo y el enojo de la gente ante las declaraciones de Mauricio Macri, el presidente dio marcha atrás y subrayó que más allá de sus deseos de contar con público visitante, serán “los clubes” los que decidirán de qué manera quieren tener gente en sus estadios, aunque enfatizó en que tanto la Nación como Buenos Aires garantizarán la seguridad.

El público visitante para los encuentros de Primera División está vetado desde 2013, cuando en la previa de un partido entre Estudiantes y Lanús, en el estadio Ciudad de La Plata, murió Javier Jérez, por un disparo de bala de goma desde corta distancia: el acusado fue el ex capitán de la Policía bonaerense Roberto Lezcano, absuelto en 2016.

 

La pelota cambió de cancha

Los partidos entre River y Boca están programados por Conmebol para que se jueguen el sábado 10 de noviembre en el estadio de Boca a las 16, y el sábado 24, a la misma hora, en el Monumental. Algo que además, hará que la Superliga tenga que modificar algunos de los encuentros del torneo local.

Antes de las declaraciones de Mauricio Macri, los dirigentes de los clubes involucrados no habían hablado sobre el tema. Aunque sí lo hicieron una vez que comenzó a circular la información.

“Sería muy lindo que haya público visitante, cuatro o cinco mil personas en cada cancha”, se animó a decir Angelici, antes de que se diera la confirmación oficial, algo que indica que tenía de antemano la información.

Rodolfo D’Onofrio, presidente de River, hizo un planteo un poco más crítico: “Si en un año se ha logrado esto, me alegraría porque en Argentina se estaría viviendo en un país más seguro. Todo lo que sea el poder lograr que el público pueda ir al estadio sin riesgos le hace bien a la convivencia de la sociedad, pero uno pretende que esa seguridad exista. Sería bueno que nos cuenten que pasó para que las cosas cambien”.

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