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Reflexiones

Macri festejó los primeros rounds

Macri fue, anteanoche, el primer presidenciable que se anotó un triunfo propio: el desfile de peronistas en Salta, la semana pasada, fue parte de un show diverso que tiene como único propietario a Juan Manuel Urtubey.


Con un domingo de festejo doble –y el rezo metódico para que su pago chico, la Capital, no lo traicione–, Mauricio Macri atravesó festivo el primer tramo de abril, mes que se supone clave en el juego de la polarización con el planeta K. El porteño, con el buen score de Miguel del Sel en Santa Fe y por la sociedad triple en Mendoza, se trepó a la butaca de mejor opositor y desplazó otra vez a Sergio Massa, que anotó un –otro– domingo para el olvido.

Macri fue, anteanoche, el primer presidenciable que se anotó un triunfo propio: el desfile de peronistas en Salta, la semana pasada, fue parte de un show diverso que tiene como único propietario a Juan Manuel Urtubey. Fue, a lo sumo, la constatación –que ayer se repitió, aunque en otro nivel– de que el peronismo es, aun frente a los peores pronósticos, una maquinaria política y electoral que siempre está al acecho y lista para dar el zarpazo.

En la bota

En Santa Fe, con Omar Perotti, como candidato único, braceaba para mejorar el renglón de Agustín Rossi en 2011. Bien mirado, un modestísimo signo de vitalidad, porque demuestra que el PJ no supo o no pudo beneficiarse del desgaste de la alianza histórica entre el socialismo y la UCR. En esa veta preciosa hurgó Del Sel con la marca PRO. El kirchnerismo tratará, ahora, de nutrirse del naufragio del PJ que jugó con Massa.

En bloque, el panperonismo llegó roto y perdidoso al domingo y lo cerró con un destello.

Preso de la ambigüedad de la presidenta Cristina de Kirchner, que intervino “hasta ahí”, el oficialismo selló un turno negativo en Santa Fe y Mendoza. Pero celebró, con la euforia típica del voluntarismo peronista, que al final coronó la velada con mejores datos que los que proyectaba Olivos.

Del buen vino

Mendoza se daba por perdida desde hacía meses. Este domingo, un trío de candidatos PJ, dispersión que resultó de un cierre malarriano, quedó, sumados los tres, a un manojo de puntos de Alfredo Cornejo, el radical que ató detrás suyo el respaldo de Mauricio Macri y Sergio Massa. Para el anecdotario político, el PJ se benefició de una buena cosecha del trotskismo, que se consolidó como tercera fuerza.

Con el escrutinio en la cocina, el dato político más potente surgió de la usina ultra–K: Cristina de Kirchner decidió congelar la crisis con el PJ mendocino y con el cacique Francisco “Paco” Pérez para alinear a todos los sectores detrás de la figura de Adolfo Bermejo, el ganador de la primaria del Frente para la Victoria (FpV).

“Ahora Bermejo es nuestro candidato y vamos a estar todos detrás de él”, fue, anteayer, el mensaje oficial. Supone, a priori, que el gobierno nacional jugará “a ganar” en Mendoza.

Scioli mide y juega

Pronto a la provincia del buen vino viajará Daniel Scioli –no lo hizo estas semanas para no tensar la relación con el kirchnerismo, que apostó a Guillermo Carmona– y, si la indicación presidencial que trascendió anteanoche no se altera con el paso de los días, la estructura oficial y del peronismo se alinearán para tratar de que Bermejo pueda retener, en una elección muy compleja, la provincia para el Frente para la Victoria.

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