Ochenta personas murieron y 178 resultaron heridas en el últomo balance realizado ayer tras el descarrilamiento de un tren ocurrido el miércoles cuando el convoy se aproximaba a la ciudad gallega de Santiago de Compostela, en el norte de España. Pero entre los hospitalizados había 35 en estado crítico, cuatro niños entre ellos, lo que podría incrementar el número de víctimas fatales del trágico accidente.
“Las labores de rescate continúan y no se pueden descartar nuevas víctimas”, aseguró en conferencia de prensa el vicepresidente regional de Galicia, Alfonso Rueda.
El accidente ocurrió anteanoche cuando el tren, un Alvia que cubría el trayecto entre las ciudades de Madrid y Ferrol con 218 pasajeros a bordo, descarriló en una curva cerrada unos cuatro kilómetros antes de la estación ferroviaria de Santiago de Compostela.
El maquinista, que resultó ileso, reconoció que iba a 190 kilómetros por hora en un tramo con límite de 80.
El convoy se partió en dos, la máquina y los cuatro primeros vagones descarrilaron, otro intermedio voló sobre un terraplén hasta caer muy cerca de unas viviendas y el resto volcó.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, se trasladó a Santiago, su ciudad natal, para comprobar en persona la magnitud de la tragedia que tiene consternado a todo el país.
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