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¿Quién es esa chica?

Lulita, la rapera de Las Flores

Lucía Tamagno tiene 20 años y hace cinco que descubrió su talento en el rap, gracias a un compañero de colegio. Poeta de vocación, hoy se dedica a dar talleres para jóvenes de distintos barrios.


Romper con el estereotipo estético de rapera es parte de sus convicciones. Ni pantalones anchos, ni visera, ni remera larga. Lulita se acerca como una más entre la gente: no le hace falta anticipar con artilugios a qué se dedica: cuando rapea deja en claro que nació para eso. Y lo supo incluso antes de cumplir los 15, cuando un compañero de clase la introdujo a la movida del freestyle y la animó a ponerle voz y ritmo a los versos que escribía desde muy chica.

En su pecho se cruza con tinta la frase “alma de poeta”, inmortalizando su pasión por la palabra escrita que devino también pasión por la palabra dicha, rapeada. “Desde los 12 escribo todas las semanas en un blog que se llama Café Quemado, como un diario íntimo virtual. A veces tiene la particularidad de que escribo estrofas, en verso”, rememora la joven que con apenas 20 años demuestra mucha experiencia.

“Un compañero me vio escribiendo y me dijo: «¿Qué es eso? ¿Un tema?». Yo no tenía idea que una canción de rap se podía escribir de la misma manera que una poesía. Me llevó a una competencia de freestlye y me encantó. Vi que los tiempos de bombo y caja del rap encajaban con los tiempos de la poesía, la métrica era muy similar. Un día estábamos tomando algo y me dijo. «Rapeate eso que escribiste». Me hizo un beatbox y encajó perfecto”, cuenta Lucía con una sonrisa, como reponiendo aquella epifanía que le cambió la vida.

Así surgió su primer tema “Seis noches de café”, cuyo título es “un poco en homenaje al blog”. Lo subió a YouTube y rápidamente sumó más de 100.000 reproducciones. “Obviamente es otra Lucía la que habla ahí, otra Lulita, con otras experiencias y otros recorridos, mucho más ingenua”, asegura Lulita, que se crió y se forjó como rapera en el corazón del barrio Las Flores.

En 2015, le llegó una llamada de Mustafá Yoda, uno de los artistas de rap más importantes del país, fundador del sello de hip hop Sudamétrica y de las batallas de freestyle “A cara de perro zoo”. Convocó a Lulita para representar a Santa Fe en un compilado nacional con raperos de todas las provincias del país. Allí, la joven rosarina pudo viajar a Tecnópolis, en Buenos Aires, y trabajar con el productor Andrés Dussel en un tema con temática a elección: Lulita elegió abordar el “Ni Una Menos”.

La temática de las violencias y discriminación contra las mujeres la atraviesa personalmente. “Es bastante difícil ser mujer en la movida del rap porque trae muchos machismos. Uno de los escalones que había que transitar para subir al siguiente nivel era el freestyle, las batallas, ranchar con los pibes, sentirse uno más, de que te conozcan lo que hacés, tu contenido. Y eso fue re difícil, re duro. Pasaba que en las rondas de freestyle había cinco pibes, yo rapeaba veinte segundos y me cortaban, cerraban la ronda y rapeaban ellos. A veces me daban ganas de llorar, pero estaba decidida a ponerme los pantalones y fue re heavy”, asegura Lucía, que tenía como única referente a Sistah, la primer mujer rapera de la ciudad, una “vieja escuela”.

Aunque Lulita y Sistah no se conocían en ese momento de ascenso, después de la experiencia en Tecnópolis el destino las unió. “Ella se fue a vivir al sur en 2017 y dejó tres espacios de talleres que tenía. A mí me delegó el de La Estación y eso me abrió el juego dentro de Cultura para tener más espacios”, dice. Luego de una experiencia positiva, ingresó como tallerista en el Presupuesto Participativo y ahora también da talleres en el distrito Sur y el Sudoeste. “Me encanta, me apasiona mi trabajo. No lo vivo como una carga cuando me levanto y me tengo que ir a trabajar. Me voy feliz de la vida”, afirma con una sonrisa que denota credibilidad.

Talleres

Hoy Lulita está al frente de varios talleres a los que van chicos y chicas de todas las edades. “Es un laburo para el cual se necesita mucha sensibilidad, mucha empatía con los chicos, porque todos atraviesan realidades sumamente crudas y distintas, y una necesita ponerse en el lugar del otro. Muchas veces hacés casi de psicóloga porque para escribir una canción necesitás saber qué quiere contar el otro y hasta dónde quiere contar”, asegura, y narra con cariño las experiencias de cada espacio:

“En el Club Infantil Oroño es un grupo muy particular de chicas donde la mayoría sufre de violencia doméstica y tienen entre 14 y 20 años. Sus temas son todos de Ni Una Menos, las luchas de las mujeres. Es un grupo muy consolidado al que yo llego y me esperan tomando mates para charlar de alguna temática y que después de ese tema surja alguna canción”.

“En La Estación son todos chicos que transitaron en algún momento de su vida situaciones de calle o de consumo y también es muy jodido laburar con esa población. Pero no lo tomo como un peso sino como un desafío, de que los pibes salgan de la calle, que puedan tener otra visión de las cosas, que puedan sentirse artistas”, dice Luli, que insiste en que los chicos “vean que el rap puede empezar como un hobby pero también puede ser una salida laboral”, como le pasó a ella misma. En ese sentido, replica una anécdota con particular alegría: dos de sus alumnos le contaron que fueron a rapear al colectivo y lograron hacerse de un buen dinero.

Aunque su relato puede sonar al de una historia de éxito inmediato, Lulita no tarda señalar las piedras en el camino y su fortaleza para seguir adelante a pesar de los aparentes obstáculos. El machismo de sus compañeros es uno que vuelve con fuerza a lo largo de su relato. “Hay que ser fuerte. Yo creo que si no hubiera sido fuerte y no me hubiera concentrado en mi sueño que era trabajar de esto, me hubiera detenido en el camino”, afirma, plantada y segura en su presente, y con vistas a su futuro: un disco en construcción producido por Andrés Dussel desde Buenos Aires.

En la Feria

Lulita será una de las protagonistas de la Jornada Joven de la Feria del Libro, que hoy se extenderá desde las 16 y hasta la hora del cierre. De hecho, tendrá a su cargo el puntapié inicial con un taller de rima y rap para los y las interesadas. Al final del día, harán una muestra en vivo con los temas compuestos. Para ella, que en sus entrañas es poeta y arrancó escribiendo un blog, participar de esta nueva Feria en Rosario será “un momento único en su vida y en su carrera”. Con la humildad que la caracteriza, espera con ansias ver qué experiencias llevarán los booktubers y youtubers, con el objetivo de enriquecerse mutuamente.

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