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Luis Puenzo: “Al cine argentino hay que defenderlo en los cines”

Luis Puenzo, flamante director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, adelantó algunos de los lineamientos que pondrá en práctica, entre otros una actualización de la Ley de Cine que contemple el cobro de tributos por la exhibición de contenidos audiovisuales en plataformas digitales


El flamante presidente designado del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), el realizador Luis Puenzo, aseguró en el marco de una charla que mantuvo con la agencia de noticias Télam que la nueva gestión del ente rector del cine exigirá un cumplimiento irrestricto de la ley en lo que se refiere a las obligaciones de exhibición de cine nacional en salas comerciales y que el año próximo auspiciará una actualización de la Ley de Cine que contemple el cobro de tributos por la exhibición de contenidos audiovisuales en plataformas digitales.

El premiado realizador de La historia oficial, primer Oscar del cine argentino, inauguró de algún modo su actividad pública al frente del Incaa con un encuentro con las entidades de la industria del cine en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc), aun cuando espera su designación en el Boletín Oficial.

Luego del encuentro con las entidades, donde estuvo junto al nuevo vicepresidente del Incaa, Nicolás Batlle, y en un contexto que tuvo un marco casi asambleario marcado por el clima de diálogo, que incluyó también a los trabajadores del Incaa (“con Nicolás queríamos empezar preguntando”, dijo Puenzo), el realizador contó algunas de las ideas que guiarán su accionar al frente de la entidad que rige el fomento, la producción y exhibición del cine argentino.

Recuperar terreno

“El encuentro tuvo la intención de presentarnos personalmente a la industria cara a cara y explicar lo mismo que explicamos a la gente que trabaja en el Incaa, que tiene que ver con que queremos empezar preguntando y no dar nada por supuesto, aunque haya cosas que creemos saber”, dijo Puenzo.

De cara a los avances tecnológicos y la aparición de nuevas formas de producción y exhibición, Puenzo se expresó en relación a cuáles deberían ser los territorios de injerencia del Incaa, en relación con el fomento de películas o si debería abarcar las nuevas formas que presentan los lenguajes audiovisuales. “El cine ya no es sólo cine, el cine es el audiovisual y esto no es de ahora. En 1994, con la Ley de Cine, le cambiamos el nombre de Instituto Nacional de Cinematografía por el de Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, porque aun cuando todavía no existían ni las plataformas, ni internet era de uso masivo, ni había celulares y el mundo del cine era analógico, se veía venir que el cine se estaba transformando en el audiovisual. Y si entonces eso se veía venir, en la actualidad está claro que eso ya ocurrió”.

En el mismo sentido, el director se expresó en relación con las plataformas streaming y si estas deberían pagar el impuesto que ya pagan las entradas de cine y la televisión por la exhibición de películas. “Voy a contestar con algo que pasó con la Ley de Cine. Cuando nosotros nos ponemos a trabajar en esa norma en 1992 no la inventamos sino que trabajamos sobre una ley que venía de la década del 50, y ahí ya estaba explicitado el concepto de fomento y que el 10 por ciento de la entrada que el espectador pagaba en salas iba a integrar un fondo de fomento. Eso venía de la década del 50; lo que los directores, productores y actores le dijimos a los legisladores en los años 90 fue que a diferencia de los 50, en ese momento, el cine se veía de variadas maneras, estaba la sala pero también la televisión, el cable, los videoclubes, el VHS, y a los legisladores les pareció razonable que si estaba probado desde los años 50 que el espectador pagara un impuesto por su entrada había que extender el impuesto a las nuevas formas de exhibición. Y ahora es igual: es innegable que el streaming y todas las nuevas formas de ver audiovisuales en todo tipo de pantallas nos obliga a extender ese 10 por ciento para el fomento a todas las formas de exhibición y que eso no es más que mantener actualizado el sistema que rige el fomento del cine en la Argentina”, analizó.

“Más allá de la crisis política y económica que estamos viviendo, sin ignorar que los problemas más acuciantes del país son el hambre y la deuda externa, sin ignorar que el cine no es una burbuja ajena a esta realidad de país, sí creemos y así lo hablamos con el presidente Alberto Fernández que la cultura merece ser cuidada en el contexto del país en que vivimos y en este marco es necesario trabajar de nuevo en la ley del audiovisual, no sólo por la actualización necesaria respecto de los cambios tecnológicos sino también porque en la actualidad hay una ensalada de leyes, algunas de ellas en colisión con otras, que incluyen al cine y lo audiovisual, que hay que ordenar”, expresó en relación con posibles modificaciones a la Ley de Cine. Y profundizó: “Somos conscientes que no en el período de emergencia pero cuando el país se normalice, porque soy uno de los convencidos que eso va a ocurrir, y cuando los legisladores puedan pensar en algo más que la emergencia, vamos a ir al Congreso y vamos a trabajar de nuevo en la ley del audiovisual”.

Repensar el cine argentino

El cineasta y productor también habló acerca de cómo pensar al cine argentino en sus particularidades para desde allí elaborar las políticas propias. “Creo que tenemos una industria que tiene dos vertientes muy claras: la industrial y la cultural. El cine se inventó entre la 1880 y 1900 y nosotros tenemos cine nacional desde 1910 así que podemos decir que tenemos un cine tan viejo como el cine. En esta historia de más de 100 años tenemos cine y tenemos un cine que se caracterizó siempre por lo autoral, un cine que lo hicieron los directores y los escritores y guionistas, con gente ilustre como Homero Manzi, por citar sólo un nombre. Esa vertiente cultural llega a la actualidad con una potencia muy fuerte en los jóvenes; el cine independiente que nació de la emergencia de la nueva ley de los 90 y la aparición de las escuelas de cine le dieron un impulso muy fuerte a esta vertiente que no tenemos que abandonar. Y además, de toda la vida, tenemos también una vertiente industrial fuertísima, como el cine de oro de los 40 y los 50. Esas dos vertientes que hacen a un cine que tiene su eje cultural e industrial es lo que tenemos que proteger, porque implica proteger nuestra tradición”, expresó.

Y completó: “En las actuales circunstancias, en un país en crisis, tenemos que apoyarnos muy fuerte en el costado industrial para que ese cine pueda servir al país y servir también al costado cultural del cine; el lado industrial tiene que ser muy fuerte para que el lado cultural sea posible”.

Más allá de los factores de producción, en las últimas décadas, el cine nacional tuvo que enfrentarse al fantasma de la exhibición. En relación con esta otra problemática, Puenzo planteó: “El abanico del cine arranca en la exhibición en salas. Nosotros necesitamos las salas, por mucho que algunos digan que se va a acabar la exhibición en salas, algo antiguo porque ya se decía con la aparición de la televisión, y hay un ejemplo claro que es Hollywood, que defiende con uñas y dientes las salas. Nosotros tenemos que tener muy en claro que no podemos abandonar el cine de salas, hay que defender el cine argentino en los cines y eso será uno de los ejes centrales de nuestra gestión, defender y hacer cumplir lo que dice la Ley de Cine. Debe haber un cumplimiento irrestricto de la cuota de pantalla y todo lo referido a la exhibición de cine argentino en salas”.

Finalmente, respecto del cumplimiento de la cuota de pantalla, con un 2019 en el que la industria audiovisual se hiperconcentró y eso repercutió en las pantallas de exhibición, el realizador expresó: “Se trata del cumplimiento irrestricto de la ley, pensémoslo de una manera simple, un semáforo en rojo significa que un automóvil se debe detener, no importa si uno viene conduciendo una Ferrari o un Fiat 600; con el cine es lo mismo: la ley manda”.

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