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Luis Machín: “La derecha ya no mira de reojo, ha posado su mirada de manera muy concreta”

El destacado actor local radicado en Buenos Aires regresa este fin de semana a su ciudad, a la sala Arteón, con “El mar de noche”. Su presencia en ese emblemático espacio es, también, una manera de ir al rescate de un pedazo de la historia cultural de Rosario que corre peligro de cierre


Aunque pasaron más de veinte años desde que emigró a Buenos Aires, el actor y maestro rosarino Luis Machín siempre está volviendo, ya sea para rodar en su ciudad (pronto se estrenará Perros del viento, la película que rodó en pandemia a las órdenes de Hugo Grosso), para dictar alguno de sus seminarios de actuación o como en este caso, con una obra que marcó un quiebre en su producción escénica: el espectáculo teatral para un solo actor El mar de noche, porque se multiplica tanto que decir que es un monólogo parece poco.

Machín, como el hombre desolado, sumergido en la oscuridad y la soledad del entorno al que alude el título, le pone el cuerpo al texto escrito por el dramaturgo y director de cine Santiago Loza, bajo la dirección de Guillermo Cacace, y vuelve este viernes a Rosario a un lugar emblemático que marcó sus comienzos, la sala Arteón, lo que convierte a la venida del actor, que el sábado ofrecerá además un seminario, en un claro acto político, porque cuando de distintos sectores aseguran que “no” permitirán que cierre sus puertas el histórico espacio de los altos de Sarmiento 778, cuyos destinos comanda el mítico Néstor Zapata, uno de los grandes maestros de Machín y de varias generaciones de artistas locales, el actor viene, en cierto modo, a abrazar ese espacio que el legendario grupo deberá abandonar en agosto porque ya no habrá contrato y porque la especulación inmobiliaria local se lleva puesto todo, hasta la memoria. A esta altura, y más allá de las promesas incumplidas, ese teatro debió ser expropiado por el Estado para garantizar su continuidad y, sobre todo, para sostener su invalorable capital simbólico.

Actuación implosiva

El mar de noche es un trabajo de una demanda de energía implosiva”, contó el actor que desde la quietud va dando forma a un personaje que desnuda “el desamor diseccionado, la soledad escandalosa”, algo que se revela entre despojos de un pasado amoroso, donde se filtran en el imaginario otros personajes y otras historias más o menos conocidas del cine y la literatura.

“Este es un trabajo que nos llevó unos tres años desde el comienzo hasta el estreno. Cuando recibí el texto, cuando lo leí por primera vez, presentaba una serie de dificultades para pensarlo en relación con lo escénico, porque es un texto poético que narra la rotura de una relación amorosa, donde ya no queda más nada. Sin embargo, en la cabeza de este hombre, existe esta especie de diálogo que tiene con esa otra persona a la cual ha perdido o quizás lo abandonó, porque tampoco es algo que se sepa bien; pero lo que se ve es lo que queda de esa relación, la resaca de lo que va quedando cuando el amor empieza a preparar su retirada”, dijo Machín a modo de presentación de un material que implicó premios y aplausos multiplicados y una recorrida por importantes festivales de teatro.

“Loza hace referencia, cuando escribe este texto, a algunos mundos que lo emparentan con lo que podrían ser las cartas que Oscar Wilde le escribía a su novio cuando estuvo preso por ser homosexual, también resuenan La voz humana de Jean Cocteau, y sin duda sobrevuela todo el tiempo (la novela y la película) Muerte en Venecia, porque lo que vemos es a este hombre solo, en un hotel en Brasil, enfrentado al final insoslayable de un amor que ha sido crucial para su vida”, dijo el actor acerca de un material, su primer trabajo unipersonal tras una breve versión de El niño proletario, de Osvaldo Lamborghini, donde también resuena Manuel Puig, entre otros autores.

Rescate de la memoria

Machín, que además es el protagonista de Sueño de otoño, la última y multipremiada película de Néstor Zapata, habló del valor simbólico de volver a Arteón en este tiempo de reconstrucción pospandémica y tras el paso devastador de los cuatro años de macrismo: “Este es un momento muy complejo tanto para el sector nuestro, el del teatro, el de la producción audiovisual, como para la gran mayoría de los sectores. La derecha ya no mira de reojo, ha posado su mirada de manera muy concreta, muy presente, muy constante y muy cotidiana. Yo no escapo a lo que le pasa a una gran mayoría que es este sentimiento de enorme preocupación, sobre todo por el nivel de confusión al que han llevado a una gran parte de la gente. Vivimos en una época donde las noticias falsas están a la orden del día y forman parte de un plan muy orquestado, porque todas estas cosas no son sin querer, nada en este tiempo se dice ni se hace sin querer”.

“La pandemia dio una estocada final a un montón de cosas, por ejemplo el cierre de muchas salas que no pudieron sostenerse durante estos dos años; no pudieron sostener el pago de cierto niveles de impuestos, los precios que siguieron subiendo y muchos espacios, como centros culturales y teatros, pero sobre todo centros culturales barriales, que también están amenazados por el final de la Ley de Fomento a la Cultura que vence el 31 de diciembre de este año, y si no se revisa eso, muchísimos espacios van a tener que cerrar. Es gravísimo lo que pasa porque además tratan de pasar esa información a la sociedad como si se tratara de otro gasto público cuando estamos hablando de la cultura nacional; desde la derecha hablan además sin pudor de los ministerios que sacarían, como el de Educación, el de la Mujer y sin duda volaría el Ministerio de Cultura como ya voló una vez”, dijo el actor.

“Lo curioso es que esos discursos hacen mella en mucha gente. Todos escuchamos entre la clase media y la clase media trabajadora que considera que la cultura es un gasto, y ni hablar de la ciencia o la tecnología”, profundizó el actor en relación con el momento que se avecina para todos los sectores de la cultura nacional que podrían perder la autarquía en el manejo de sus fondos como pasaría con los institutos de cine (Incaa), teatro (INT) y música (Inamu), entre otros.

“Frente a este panorama que no es muy alentador, el cierre de una sala como Arteón, si llegara el momento de tener que cerrarla, sería muy preocupante, más allá de que sé que hay muchas voluntades políticas para que eso no suceda, pero a las voluntades hay que darles un empujoncito para que se concreten. Ojalá que mi presencia en la ciudad aporte para que ciertos sectores del Estado terminen de entender que esto es algo que hay que definir ya, porque cada día que pasa se acerca el vencimiento del contrato de la sala y eso ocasionaría que un lugar emblemático como es Arteón, escuela de cine y de teatro, y un puntal tan importante de la cultura de la ciudad, la provincia y la nación como es Néstor Zapata, quede de lado, con ese edificio tomado por algún emprendimiento inmobiliario que busque únicamente el rédito económico y ni siquiera piensen en que es un espacio cultural que lleva décadas y que le ha dado tanto a la ciudad”, expresó finalmente el actor, quien este sábado ofrecerá en la misma sala una clase magistral porque, dijo, “siento que es una forma de devolverle a uno de los espacios donde me crie y me formé, un poco de todo lo que me dio”.

Para agendar

El elogiado unipersonal teatral El mar de noche, que ya estuvo en la ciudad en 2017, se presentará este viernes, a las 20.30 (agotado) y a las 22, en Arteón, de Sarmiento 778, con el auspicio del Ministerio de Cultura de Santa Fe. Reservas de entradas: 341-6904166, o en la boletería de la sala.

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