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Resistida

Luego de una década lograron inaugurar una estatua de la “madre del feminismo”

Finalmente se emplazó al norte de Londres una estatua en honor a Mary Wollstonecraft, quien en el siglo XVIII se enamoró de su amiga y propuso una relación de poliamor a su pareja hombre. Hoy se la considera una abanderada del empoderamiento femenino


Una estatua en honor a Mary Wollstonecraft, la “madre del feminismo”, realizada por la artista Maggi Hambling finalmente se exhibe en Newington Green, Islington, en el norte de Londres, después de una década de campaña para recaudar plata para su realización.

La estatua de bronce plateado de Wolltsonecraft ha recibido críticas de quienes han cuestionado la inclusión de una figura femenina desnuda. Bee Rowlatt, presidenta de la campaña Mary on the Green, dijo: “Sus ideas cambiaron el mundo. Se necesita valor para luchar por los derechos humanos y la educación para todos”.

Por este motivo considera que este monumento es fundamental, más cuando solo el 10 %  de las esculturas son de mujeres en una sociedad con una población femenina del 51%. Pero, la escultura de Wolltsonecraft fue resistida incluso por muchas fundaciones que participan con donaciones monetarias para estos emprendimientos públicos. Evidentemente su figura, luego de casi tres siglos sigue siendo urticante para buena parte de la moral británica actual.

La búsqueda de la libertad de las mujeres

Nacida en Londres en 1759, Wollstonecraft fue una escritora, filósofa y defensora de los derechos de la mujer inglesa del siglo XVIII. Hasta finales del siglo XX, la vida de Wollstonecraft (la cual abarcaba varias relaciones personales poco convencionales en ese momento) recibió más atención que sus escritos. Hoy Wollstonecraft es considerada una de las filósofas feministas fundadoras, y las feministas a menudo citan tanto su vida como sus obras como influencias importantes.

La escritora compartió debates con los intelectuales de la época, como Benjamin Franklin, Thomas Paine y Joseph Priestley. Murió a los 38 años durante el parto de una de sus hijas.

Desde su juventud, Mary Wollstonecraft ya se mostraba implicada en la búsqueda de la libertad de las mujeres y la igualdad de derechos. De hecho, logró que Eliza, su hermana, dejara atrás una vida que no le satisfacía, comenzando otra lejos de su marido y su hijo, lo que le valió un fuerte rechazo de buena parte de la gente que la rodeaba y quedar en un lugar que no le permitió acceder a ciertos círculos, por lo que debió vivir en la precariedad durante el resto de su vida.

La evidencia de una transgresión

Hubo dos amistades que marcaron la vida de Mary Wollstonecraft. La primera de ellas fue Jane Arden, cuyo padre introdujo a ambas a un ambiente científico e intelectual que despertó aún más las inquietudes de Mary.

La amistad entra ambas mujeres fue tan intensa que Mary Wollstonecraft incluso llegó a considerar que lo que sentía era amor romántico hacia Jane Arden. Todo indicaba que algo así subyacía en la relación puesto que algunos comportamientos posesivos y celosos entre ambas mujeres, que a veces eran públicos, hicieron que lo que al principio era sospecha, un tiempo después se volvió casi una certeza.

La otra persona que dejó huella en Wollstonecraft fue Fanny Blood, con la que incluso llegó a desarrollar un plan de vida en común, no como pareja, pero sí como un proyecto de apoyo mutuo a nivel económico y sobre todo emocional, algo realmente transgresor para la época en la que vivían. Sin embargo, este plan se vio truncado porque finalmente para Fanny Blood pesaron más las tradiciones y normas sociales de sus tiempos y se fue alejando paulatinamente de Mary.

Sin embargo, esto no fue óbice para continuar una fuerte amistad que duraría toda la vida, y en la que incluso colaboraron para levantar una escuela donde pensaban introducir materias que contemplaran el desarrollo y la salud femeninas.

El organismo de Fanny siempre fue bastante delicado, por lo que viajó con su marido por diferentes lugares de Europa en busca de médicos para una dolencia que no tenía un origen preciso.

Finalmente se establecieron en Lisboa, a donde Wollstonecraft viajó para poder estar junto a su amiga cuando la enfermedad se hizo crítica y darle los cuidados que necesitaba. A poco de llegar Wollstonecraft a la ciudad portuguesa, Fanny falleció, lo que le produjo una enorme tristeza y un profundo abatimiento físico.

La pérdida de su amiga marcaría a Mary Wollstonecraft durante el resto de su vida. La tristeza en la que se vio sumida se reflejó luego en el argumento de la primera de las novelas que escribió. Tras el fallecimiento de Fanny, Mary volvería a Inglaterra y comenzaría a trabajar como institutriz.

 

Pionera del poliamor

Este trabajo le permitió escribir dos de sus obras más importantes, Reflexiones sobre la educación de las hijas, e Historias originales. En ambas Wollstonecraft trata detalladamente las cuestiones concernientes a la etiqueta y la moral, por lo que rápidamente se popularizaron, puesto que las familias de clase media estaban muy interesadas en aprender todo lo posible sobre este tema.

Más tarde Wollstonecraft abandona la profesión de institutriz y comienza a escribir a tiempo completo, realizando al mismo tiempo trabajos de traducción y reseñas literarias que le permitieron un enriquecimiento intelectual que se vería reflejado en sus libros posteriores.

En esa época comenzó un romance con Henry Fuseli, un artista plástico que estaba casado. Wollstonecraft propuso una relación sentimental similar a lo que hoy podría llamarse poliamor, es decir, una relación entre las tres partes, pero para la mujer de Fuseli fue demasiado y se negó rotundamente, lo que puso fin a la relación de amantes entre Mary y el pintor.

Tras este desengaño, Wollstonecraft  vivió un tiempo en Francia y allí publicó Vindicación de los derechos del hombre, al que poco después seguiría la que posiblemente es su obra cumbre, Vindicación de los derechos de la mujer.

La madre de la autora de “Frankestein”

Esos textos la situaron como una figura del activismo por la igualdad, y además se impregnó de la atmósfera de cambio social que reinaba en los tiempos de la Revolución Francesa. Tuvo entonces su primera hija con el americano Gilbert Imlay, a la que llamó Fanny en honor a su amiga.

Poco después publicaría otra gran obra sobre los tiempos turbulentos de la agitación previa a la revolución en Francia llamada Una visión histórica y moral del origen de la Revolución francesa.

Tras un tiempo, Wollstonecraft se separaría de Imlay y se dedicaría a la escritura literaria; fue en esos tiempos cuando conoció a William Godwin, quien  se convertiría en su gran amor y con el que tuvo su segunda hija, Mary, quien luego, en el inicio de su adultez, se convertiría en la novelista Mary Shelley, autora de la célebre Frankenstein.

Pero todo quedó trunco muy pronto, ya que Wollstonecraft moriría diez días después del parto por una aguda infección que la medicina de la época no pudo contener. Los biógrafos de Mary Shelley coinciden en que la muerte de su madre en esas circunstancias no sólo influyó en la obra de la escritora sino que hasta la condicionó.

Abanderada del empoderamiento femenino

Recaudar 143 mil libras esterlinas para crear la estatua de Mary Wollstonecraft llevó casi diez años. Fue difícil reunir el dinero pero también lograr la aprobación para el lugar que se había elegido para montarla. La estatua tiene la forma de una de mujer que emerge de una mezcla de otras formas femeninas.

A la hora del emplazamiento, su autora expresó: “Esta escultura fomenta una conversación visual con los obstáculos que superó Wollstonecraft, los ideales por los que luchó y lo que hizo que sucediera. La ropa define a la gente y restringe a la gente, restringe la reacción de la gente. Está desnuda y es cualquier mujer”.

La artista, que vive en Suffolk, dijo que Wollstonecraft es una abanderada de la lucha por el empoderamiento femenino.

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