Lucha Aymar, quien además fue consagrada como la mejor en su disciplina por séptimo año consecutivo, superó en la votación a su coterráneo Lionel Messi, la estrella de Barcelona, que este año obtuvo la liga española y la Supercopa.
Luciana Aymar, distinguida con el Olimpia de Oro por su actuación en la temporada 2010, no sólo vivió el mejor año de su carrera deportiva en el hockey sobre césped femenino sino que se dio el gusto de proclamarse campeona en su casa, en el Mundial que se concretó en Rosario, entre agosto y setiembre pasado.
Cual si fuera la principal protagonista de un “cuento de hadas”, Lucha coronó una de las actuaciones más celebradas de su trayectoria en el flamante estadio Nacional enclavado en el Parque Ludueña, a minutos nomás de las canchas de Fisherton donde se entrenaba cuando asomaba como la pequeña “Maga”.
A los 33 años, con el respaldo incondicional de su “gente” y de todos los aficionados a la disciplina que la erigieron en ídola, Aymar resultó la más importante figura de Las Leonas, que se alzaron con el oro, tras ganarle en la final a Holanda, por 3 a 1.
Ese gol “maradoniano” a China, rival al que ya había traumado con otra conquista de lujo en aquella definición de medalla de bronce en los Juegos Olímpicos Beijing 2008, haber cumplido 300 partidos con la camiseta albiceleste de la selección, la designación de “mejor jugadora del año”, por séptima vez, según la decisión de la Federación Internacional de Hockey (FIH). Todos son eslabones de una cadena de logros y éxitos.
Aymar reafirmó su condición de distinta en este 2010, plagado de satisfacciones. A punto tal que remarcó que pudo alcanzar su sueño de “ser reconocida a través de mi actuación en el hockey y que me traten como una figura. No es poco”, dijo.
Hoy, la mejor jugadora de hockey en el mundo recoge los frutos de su siembra y consigue la adhesión de sus pares, de los distintos entrenadores, del público en general y de la prensa especializada que, como los que componen el Círculo de Periodistas Deportivos de la Argentina (CPD), la distinguieron con un Olimpia de Oro, a todas luces merecido.
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