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Religión

Los Yazidíes construyen un templo inmenso en Armenia

La minoría kurda perseguida en Irak construye en un pueblo armenio una iglesia de 25 metros de alto y siete cúpulas.


El templo de una blancura deslumbrante que los yazidíes construyen en un pueblo de Armenia es el más grande de esta religión, con sus 25 metros de alto y sus siete cúpulas.

Los yazidíes son una minoría de habla kurda perseguida en Irak por el grupo yihadista Estado Islámico (EI). El origen de su fe se remonta al mazdeísmo, surgido en Irán hace casi cuatro mil años, y en el culto a Mitra, pero con el paso del tiempo integró elementos del islam y del cristianismo.

Aknalish, un pueblo de 3.300 habitantes, de los que 150 son yazidíes, ha elegido un templo de granito y mármol. El mecenas del proyecto, un rico empresario residente en Moscú, Mirza Sloyan, es originario de la región.

El lugar de culto, llamado Quba Mere Diwan, incluirá una escuela religiosa y un museo, informó el jefe religioso de los yazidíes de Armenia, Hasan Hasanian.

Este templo, a menos de 35 km de la capital, Ereván, será el más grande jamás construido por la comunidad yazidí y se inaugurará este año, afirma el líder religioso.

Hasta ahora Aknalish sólo contaba con un pequeño templo con capacidad para una treintena de personas.

Armenia cuenta con unos 35 mil yazidíes, la minoría religiosa más importante de este país de tres millones de habitantes, en su mayoría cristianos.

Los yazidíes quedaron espantados con las atrocidades que sus hermanos de Irak sufren a manos de los yihadistas del EI, que mataron a miles de hombres de su comunidad y secuestraron a cientos o miles de mujeres, muchas de ellas reducidas a la esclavitud sexual.

“Hemos sufrido pérdidas terribles (…) y estamos muy tristes”, declara el jeque Hasanian.

También están preocupados por el lugar más sagrado de los yazidíes, el templo Lalish, a unos 60 km al norte de Mosul, actual epicentro de los combates en Irak.

“Si podemos construir un templo magnífico, esto querrá decir que los yazidíes resisten, que no tiran la toalla”, asegura Hasan Hasanian.

Una oración

“Espero que este nuevo templo motive a mis hijos que viven en

Europa a regresar a Aknalish, les recordará que son yazidíes”, declara Micha Davrchian, un habitante de la localidad.

Muy integrados en la sociedad armenia, los yazidíes gozan de libertad religiosa, como otras minorías del país, y publican sus propios periódicos y libros escolares en su lengua.

A pesar de ello muchos optaron por irse de este pequeño país del sur del Cáucaso con un elevado índice de desempleo y probar suerte en Europa, Rusia o Estados Unidos.

La diáspora yazidí cuenta con millón y medio de ciudadanos, de los cuales un tercio en Irak, y su tradición prohíbe bodas entre personas que no sean de la misma comunidad.

Los yazidíes rezan a Dios en dirección al sol y veneran a siete ángeles, de los cuales el más importante es Melek Taus o el Ángel Pavo Real. Pronuncian sus oraciones en kurdo y no tienen libro sagrado.

Durante la Primera Guerra Mundial, los otomanos los persiguieron, al igual que las autoridades iraquíes bajo la presidencia de Sadam Husein. Ahora son víctimas de los yihadistas del EI. No en vano se llama “el pueblo de los 72 genocidios”.

“No tenemos Estado y, como minoría vulnerable, corremos el riesgo de disolvernos en otra cultura si dejamos de respetar nuestras tradiciones”, advierte el jeque Hasanian.

Con su nuevo templo, la aldea de Aknalish “se convertirá en el principal centro espiritual para los peregrinos yazidíes que vienen del mundo entero”, dijo.

“Hay una vieja oración yazidí que pide a Dios que dé paz y felicidad a los otros pueblos del planeta, y a nuestro pueblo atormentado”, afirma. “Son las oraciones que recitamos en nuestro nuevo templo”.

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