El Hincha

Ahora que sí las ven

Los sueños cambian: Cacciola, Berti y Goffi, la historia de futbolistas que juegan en Italia

Son rosarinas, o comenzaron a disputar los torneos de la Liga local y ahora se desempeñan en equipos italianos. En menos de dos meses, las tres futbolistas, una de Central y dos de Newell's, armaron las valijas y fueron detrás de un objetivo: jugar a la pelota en Europa


—Cuando eras chica soñabas con irte a jugar al exterior?

—Ni ahí.

La pregunta es para todas la misma y la respuesta es similar. Para jugadoras de más de 20 años, el sueño de que un club de Europa te venga a buscar no está en la cabeza. Al menos no en las de aquellas niñas que comenzaron a jugar al fútbol con sus amigos, en las calles, en las plazas, que tuvieron que dejar en algún momento porque las ligas no dejaban competir a planteles mixtos y porque los torneos femeninos no existían. Las razones son muchas y también distintas: hay tantas historias como jugadoras de fútbol. Pero hay un pasado en común y un futuro que parece ser prometedor. Al menos, uno que empieza a ofrecer las oportunidades que se les negaron a tantas figuras que pasaron por el fútbol argentino.

En el lapso de dos meses, tres futbolistas rosarinas se fueron a jugar al fútbol de Italia. Hace 10 años, hablar de esto era impensado. No porque el sueño de las niñas no pudiera existir, sino porque no había referentes a quienes querer imitar y las oportunidades eran ínfimas. Porque la visibilización no era la misma y porque los clubes no tenían plantel femenino o lo tenían relegado. Ahora los tiempos cambiaron y los sueños también.

Apolonia Berti, Dina Goffi y Lis Cacciola. Apellidos que tienen un tono tano, jugadoras que se subieron a un avión en busca de cumplir un deseo que, tal vez, no sabían que tenían la posibilidad de soñar.

Lis Cacciola tiene 22 años y después de pasar por Central, tanto en Rosarina como en el torneo semi profesional, desembarcó en Crotone, equipo que milita en la Serie C de Italia. Al club lo conocía por ser amante de los juegos de fútbol de consola. Apenas pisó el aeropuerto de Roma se encontró con una delegación que la fue a buscar con la indumentaria del equipo. Con pocos días de entrenamiento, fue citada al banco de suplentes. Vive en una casa con otras futbolistas en Crotona, al Sur de la bota.

Lis es una de las futbolistas que fue desplazada del plantel de Central y una de las que denunció hostigamiento y violencia. Le contó a El Hincha que la propuesta estaba anteriormente, pero que ella quería quedarse en Central, equipo con el que jugó 21 partidos en Primera y anotó 2 goles. Luego de que le informaran que no iba a ser tenida en cuenta en el canalla, empezó a mirar con otros ojos la idea de cruzar el charco. Le llegaron también propuestas de Buenos Aires para quedarse en el campeonato semi profesional, pero no la convencieron y decidió mudar su fútbol a Italia. Dice que no descarta la idea de volver y jugar en Buenos Aires en un futuro. Pero ahora, ya instalada en Italia, la mediocampista tiene un gran desafío por delante y apuesta a poder brindarle al equipo asistencias y goles.

Apolonia Berti fue la primera en armar las valijas. La delantera, que entró en la historia del fútbol de Newell’s tras convertir el primer gol de la historia del club compitiendo en AFA, se convirtió hace unos meses en jugadora del Napoli. Comparte equipo con otra argentina histórica: Soledad Jaimes, jugadora de la Selección Argentina, y viste la camiseta de uno de los clubes por los que pasó Diego Maradona.

Apolonia estuvo de visita en el santuario que le armaron al mejor jugador de todos los tiempos. Ya instalada en Italia desde hace unos meses, cuenta que su salida de Newell’s se dio a través de su representante, que tenía contacto con equipos de ese país. “Yo ya tenía otra propuesta casi confirmada para ir a entrenar unos meses a Inglaterra, pero a la vez me llegó la propuesta de Napoli y decidí aceptar el desafío de jugar en Serie A y viajar hacia Italia”. Con sus sueños a cuestas, viajó rombo a tierra desconocida. “El recibimiento fue agradable, me hicieron sentir cómoda desde el primer día, son todas compañeras y los técnicos me dieron confianza desde un principio”, relata.

En Primera casi no ha sumado minutos, porque llegó a Napoli cuando el torneo ya estaba en transcurso. Además, en Argentina venía de una pausa, ya que tenían vacaciones en verano. Sí sumó minutos y partidos en la categoría reserva, que en Italia se denomina torneo Primavera.

“Adaptarse a un nuevo país no es algo que se logra en cuestión de días, lleva su tiempo. Hoy me siento bien y de a poco voy adaptándome cada vez más. El idioma es fácil entenderlo, cuesta un poco más hablarlo”, dice sobre el cambio y afirma que la barrera idiomática no es un impedimento.

“Es un cambio que tenía muchas ganas de hacer. Adaptarse al nivel del juego es lo que más cuesta, ya que la velocidad de juego y la dinámica es muy distinta al fútbol femenino en Argentina. Me siento feliz con este cambio. Hoy estoy entrenando en el mismo equipo con jugadoras de distintas partes del mundo, y varias son jugadoras de selecciones. Intento aprender cada día de ellas ya que son jugadoras con jerarquía y mucha experiencia”, continúa Apolonia.

Una de esas jugadoras a la que hace mención es Sole Jaimes, histórica delantera de la Selección Argentina. “Compartir entrenamientos con Sole es lo que más disfruto, es una persona muy humilde que busca siempre ayudar al otro. Desde que llegue está muy atenta para que me sienta cómoda y a gusto con todo. Y ni hablar de la experiencia que tiene en el fútbol. Es una gran referente para mí, la seguía mucho cuando jugaba en Santos y hoy poder aprender de ella, tanto de su fútbol como de su persona, me pone muy contenta”, cierra.

Dina Goffi, también ex Lepra, milita en el Caprera. En febrero se sumó al equipo del Municipio de La Maddalena. Para Dina, nacida en San José de la Esquina, pasó todo muy rápido. Uno de sus objetivos era terminar la carrera universitaria que estaba cursando, pero un jueves su representante le mandó un mensaje que iba a cambiar su futuro y un poco sus objetivos: “¿Querés irte a jugar a Italia?”.

“Los objetivos que tenía para este 2022 cambiaron rotundamente. Ese jueves empecé a hablar con el representante y a la semana ya estaba en Italia”, cuenta. Por el momento, se quedará hasta la finalización del torneo, a mediados de año.

“El recibimiento fue bueno, ya había una jugadora argentina, Coty Álvarez, que había llegado hacía unos días. Ella me ayudó bastante en todo lo que necesitaba para estar acá y fue quien me recibió en el club y me presentó a todas mis compañeras”, relata.

Desde que llegó jugó casi todos los partidos. “El primero jugué la segunda mitad, el resto todos de titular los 90 minutos”.

En la Lepra, club al que se incorporó en 2019, en el torneo de la Primera C de AFA estuvo en dos encuentros. El último fue en la victoria 3-0 por los cuartos de final del campeonato ante Sportivo Italiano. Además, fue entrenadora de la categoría Sub 10 del rojinegro, que fue subcampeón en el torneo 2021 que organizó la Asociación Rosarina de Fútbol.

Tal vez, uno de los obstáculos a sortear cuando se arma la valija y se va a un país extraño, es comunicarse con un idioma que no es el propio. A Dina no le resultó una complicación: su mamá es profesora de italiano y desde que tiene uso de razón viene escuchando el idioma. “Entiendo todo, me cuesta un poco hablar, pero preguntando y estudiando se aprende”, dice. Lo que más le costó, al principio, fue el cambio de horario y el clima.

A la pregunta de si cuando era chica soñaba con este presente, Dina responde que siempre lo soñó, pero lo sentía muy lejano. “Fue todo muy rápido y creo que en el momento ni siquiera lo pensé. Recién ahora estoy cayendo dónde estoy”, cierra.

Los sueños cambiaron, o se resignificaron. Ahora, aún con todas las falencias que tiene el fútbol practicado por mujeres a nivel nacional e internacional, a los sueldos bajos o a los no sueldos y a la lucha por mejores infraestructuras, aún con todo eso, las jugadoras pueden soñar y seguir luchando por conquistar esos derechos que les fueron negados.

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