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Los que ya no están

Por Carlos Duclos

Como un río, a veces silenciosa, a veces turbulenta y bulliciosa, la vida pasa. Aquello que alguna vez fuimos ya no somos. La vida, al fin, es un recuerdo, una imagen hoy de un pasado y es, a la vez, la fuerte esperanza de un futuro. La vida, en definitiva, se reduce al presente que es apenas un fugaz instante. Decía Neruda: “El tiempo es decidido, / no suena su campana, / se acrecienta, camina, / por dentro de nosotros, / aparece como un agua profunda / en la mirada…”

Desde un punto de vista filosófico, podría decirse que la vida es el fuerte deseo, racional e instintivo, de ser mañana lo que somos ahora mismo. Ese deseo siempre está acompañado de obras, porque el ser no irrumpe en el mundo para permanecer, sino para hacer. Algunas personas se convierten en paradigmas, en ejemplos, en hitos luminosos.

En este último día del año 2.013, El Ciudadano ha querido recordar a “los que ya no están”, es decir a aquellos que desearon el mañana, quisieron vivir, para marcar un camino, para ser faro, ejemplo. Este es un homenaje a esos grandes rosarinos, santafesinos, por nacimiento o adopción,  que un buen día el destino, la Providencia, Dios, o una ley tan misteriosa como insondable dijo: “Ya no habrá próximo instante” y debieron partir.

Se fueron, sin embargo, dejando un mensaje, un legado, una enseñanza. Se fueron allanando el camino para que otros pudieran andarlo. Pioneros en la búsqueda del buen destino humano, se destacaron en aquellas tareas que les tocó realizar.

Estas personas que nombramos hoy, sólo son algunos de tantos que con sus pensamientos, palabras y obras han ayudado, desde su perspectiva y posición, a una sociedad mejor. El “Negro” Olmedo, nuestro genial humorista; el doctor Esteban Laureano Maradona, médico, filántropo; el querido Roberto Fontanarrosa;  los políticos  Guillermo Estévez Boero, Carlos Silvestre Begnis, Héctor García Solá, Agustín Rodríguez Araya, Lisandro de la Torre, Alberto Natale;  los deportistas Alberto Demiddi, José Omar “Pato” Pastoriza; Héctor Nicolás Zinni, periodista, historiador; el  legendario Oscar Moro, uno de los mejores  bateristas que el rock rosarino dio al país y al mundo; un visionario como Guillermo Strazza, fundador de la primera televisión por cable en Rosario;  maestros del arte como Antonio Berni. Por supuesto, hay más, hay muchos más. Como no recordar, por ejemplo, al recientemente fallecido poeta y ejemplo de vida Fabricio Simeoni; al padre Tomás Santidrián, que tanto hizo por nuestros chicos; al siempre recordado periodista radial Ignacio Suriani. Y, si nos permiten, incluimos también en esta exigua lista, en representación de tantos, a Santiago Laguia y Luisina Contribunale en memoria de todos los muertos del terrible y penoso suceso de calle Salta. Ellos representan la esperanza, el dolor, la solidaridad y la necesidad de comprender que hay cosas mucho más importantes que aquellas de abajo que dividen y enfrentan para la destrucción. Esas cosas son las de arriba, las que unen aun en la diversidad de la idea, las que se constituyen en la esperanza de la humanidad.  

Este día, además, es propicio para recordar especialmente a aquellos seres amados que ya no están y que desde sus posibilidades, sus creencias e ideas, hicieron lo suyo para dejar una familia, un grupo, una institución,  una empresa y una sociedad mejor. Hacemos votos para que en el 2014 que está próximo a iniciarse, e iluminados por los que ya no están,   se produzca en cada ser humano ese cambio necesario para que la humanidad mude a ese estado de buenas cosas que todos deseamos.

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