Alvaro Arellano
La industria metalúrgica y el rubro comercial de la región mostraron la peor cara del deterioro laboral que está generando la crisis. En 2018 Santa Fe terminó con 284 Procesos Preventivos de Crisis (PPC) tramitados contra los 194 que se registraron a fines de 2017, lo que implica un incremento de 46%. La cifra no solo refleja el aumento de la necesidad de asistencia que de las empresas sino también el nivel de incertidumbre que crece entre trabajadoras y trabajadores.
El proceso preventivo es una instancia a la que apelan las empresas para sortear el impacto de la crisis. Comienza con un pedido de autorización al Ministerio de Trabajo para que les permita achicarse a través de despidos y suspensiones. Con la participación del sindicato, las tres partes deben llegar a un acuerdo y el desenlace puede variar, pero la variable de ajuste termina siendo la mano de obra.
Según datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de Santa Fe, 2018 arrojó un 46% de aumento en casos de Procesos Preventivos de Crisis con respecto a 2017. Hasta diciembre del año pasado fueron 22.300 los trabajadores que quedaron a merced de lo que suceda con los procesos. Significaron 6.200 empleados más que un año atrás. La industria metalúrgica fue la actividad que más expedientes tramitó (96), seguida por el comercio (26), y luego el sector frigorífico, gastronómico y de sanidad (18).
La provincia no fue ajena al impacto de la recesión que se profundizó sobre fines de 2018 a nivel nacional. El plan económico que llevó adelante Cambiemos, con la fiscalización del Fondo Monetario Internacional (FMI), se tradujo en indicadores que evidencian malestar en la economía.
PPC a nivel provincial
El ministro de Trabajo de Santa Fe, Julio Genesini, dialogó con El Ciudadano sobre la evolución de este fenómeno en la región. Definió a los procesos preventivos como una herramienta para “buscar alternativas en cuestiones coyunturales pero lo que da solidez es una economía que crezca”.
“En general acá tenemos sectores que han logrado una expansión importante en los últimos años pero que ahora tienen dificultades porque pasaron a vender mucho menos”, explicó.
Aunque los procesos son generalizados, algunos sectores recurren más que otros: “Se dieron sobre todo en sectores que producen bienes intermedios durables donde la gente puede esperar más para comprar”. Es el caso del comercio, línea blanca, mueble, calzado, la industria automotriz, sectores que “tienen el problema del financiamiento”.
En función a la demanda, los rubros que más tardan en detectar los efectos de la crisis son los de la industria alimenticia. Aunque “a medida que avanza la situación recesiva y la caída del salario real, termina impactando”, analizó.
La cantidad de PPC que se tramitaron el año pasado comprendió a 22.000 trabajadores de toda la provincia.
Impacto de dos años recesivos
“El impacto de la recesión, sobre todo el último cuatrimestre, empezó a generar en las empresas más chicas un efecto de despidos por goteo y los más grandes utilizaron el mecanismo de los procedimientos”, sostuvo. En tanto, agregó que aunque a nivel local persiguen “una gestión contracíclica a la del gobierno nacional” el panorama presenta “un escenario de complicaciones”.
Por otro lado, pidió tener en cuenta el impacto de dos años consecutivos de recesión. “El gobierno nacional hablaba en 2017 de dos años con crecimiento económico seguido pero el pronóstico fue totalmente inverso, con dos años de caída en la actividad económica”, recordó. La situación macro limitó el accionar de la gestión provincial, y ya en enero de este año fueron catorce los procesos que se iniciaron en el sur de la provincia. A esa altura de 2018 habían sido solo cuatro.
Realidad y futuro recesivo
“Estamos viendo empresas que habían logrado mantenerse a través de procedimientos preventivos de crisis, pero al consolidarse la caída de la demanda, empiezan a reducir sus planteles para ajustar el funcionamiento a la nueva realidad recesiva”, explicó Genesini. Las patronales apelaron a este instrumento para superar un momento de crisis que se transformó en un estancamiento.
Lejos de un repunte inminente, el encargado de la cartera laboral santafesina, admitió que “hay que ver cómo evoluciona el tema laboral, pero no se ve posibilidad de reactivación económica”. Apoyado en estimaciones privadas, y de cara al futuro, agregó que “todos los pronósticos hablan de que la recesión se va a prolongar en el tiempo”.
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