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¿Reparación?

Los Países Bajos devolverán el arte saqueado a sus colonias del pasado

Luego de varios episodios en que activistas “recuperaran” objetos culturales de museos holandeses puestos allí mediante el saqueo organizado en su etapa imperial, un comité asesor del gobierno aconsejó su restitución incondicional a sus países originales


Los Países Bajos deben prepararse para devolver “incondicionalmente” los bienes culturales saqueados en las antiguas colonias neerlandesas si el país de origen lo solicita, según un informe del Consejo para la Cultura –órgano asesor del Gobierno de ese país– que marcará el principio de la repatriación de varios objetos sustraídos durante la colonización.

En la época colonial, muchos objetos culturales llegaron a los Países Bajos en contra de la voluntad de sus colonias o propietarios como botín de guerra. Siempre, claro, a través de la violencia y la sumisión. Esta injusticia histórica es visible en las colecciones que se pueden visitar en la mayoría de los museos neerlandeses.

El comité asesor considera que los Países Bajos deben asumir la responsabilidad de su pasado colonial haciendo del reconocimiento y la rectificación de esta injusticia el punto de partida de la política sobre colecciones coloniales.

Y en conversaciones con representantes de países previamente colonizados por Países Bajos, también enfatizaron que “el reconocimiento de esta injusticia es importante”.

El organismo aconseja a la ministra del área a coordinar esta política con los países previamente colonizados –Indonesia, Surinam y las islas del Caribe– para respetar las opiniones y deseos de esas soberanías.

La gestión es sumamente importante, porque solo entonces se podrá alcanzar un resultado satisfactorio para todas las partes. Los países previamente colonizados quieren conocer mejor la presencia y procedencia de los objetos culturales coloniales en los museos neerlandeses.

También es necesaria la cooperación para establecer una buena infraestructura museística, intercambiar especialistas y científicos y realizar prácticas en museos de ese país europeo.

También se deben considerar las solicitudes de devolver los objetos culturales que no hayan sido saqueados o que provengan de países que no eran una colonia. Especialmente si tienen una importancia cultural, histórica o religiosa especial para el país de origen.

Acto de reparación individual

Esta situación, que aparece como un gesto impensado en países colonizadores tuvo un preciso detonante cuando un activista se llevó una estatua de un museo holandés para agitar la consigna de que hoy los países imperiales siguen lucrando con lo saqueado a sus colonias.

Esto fue en el verano boreal que acaba de terminar y aprovechando una apertura parcial y protocolarizada de un museo en Rotterdam, un militante de un grupo verde antirracista cargó en una bolsa una estatua de un dios africano inutilizando antes los censores de seguridad de la sala donde se encontraba la figura, hecha en un material entre la arcilla y la cerámica y que data de 1790.

La denuncia del saqueo artístico hecho por Holanda en África fue luego propagada por redes y hasta por estaciones televisivas de ese país y levantada luego por otros países europeos con similar pasado. La denuncia venía acompañada de data bien precisa sobre el origen del objeto, a qué tribu pertenecía y el posible lugar de donde fue robada.

Un saqueo consecuente y organizado

Como se sabe, la mayoría de los países europeos salieron a la conquista y a la rapiña del mundo luego de que las guerras intestinas, es decir de reinos contra reinos, no llegaran a buen puerto y solo apilaran cadáveres y fusionaran fortunas. Pero el mundo nuevo estaba ahí al alcance de las flotas marítimas.

Los holandeses particularmente saquearon innumerables obras de arte al conquistar otros territorios, sobre todo a principios del siglo XVII, cuando los primeros barcos con bandera neerlandesa zarparon hacia Asia y las islas caribeñas que disputaron a españoles e ingleses.

Es el caso de lo que se conoció como Guayana Neerlandesa, que recién en 1975, pasó a ser la República –semi soberana– de Surinam. Se estima que hay cientos de miles de objetos coloniales repartidos por colecciones de los museos de Países Bajos: espadas, banderas, objetos religiosos, estatuas de dioses y semidioses, pinturas, joyas, documentos, piezas de cerámica, armadura e incluso restos humanos.

Durante más de trescientos años los países europeos, y sobre todo Holanda, lucraron en los museos –la mayoría son pagos– con exhibiciones de objetos que no les pertenecen, son, simplemente, botines del pillaje colonial. Como ocurrió con Holanda y su antigua colonia de Indonesia, cuya posesión la situó como potencia colonial europea.

La esencia mercantilista de esa colonia holandesa estuvo clara desde sus orígenes. Fue la rica Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, quien puso en esas lejanas tierras la primera piedra de la colonia quedándose con tesoros en oro y otros metales preciosos y con una artesanía de alto nivel y de patrimonio histórico.

Habituada a comerciar en la región, gracias a poseer los mejores navíos de la época, la Compañía de las Indias Orientales fue creando enclaves portuarios para controlar el mercado de especias entre las grandes islas del archipiélago indonesio y de cada una de esas islas –la mayoría habitadas– fue saqueando la identidad de las nativos a través de la extracción de la riqueza cultural material.

No se le pide permiso al ladrón

Son muchos los países y los individuos que están ahora tratando de recuperar las piezas que denuncian que fueron saqueadas. En el último septiembre otros cinco activistas de origen o ascendencia africana fueron detenidos por la policía holandesa cuando trataron de llevarse varias estatuas congoleñas del Museo Afrika, en la ciudad de Berg en Dal.

La acción fue retransmitida en Youtube y titulada “Recuperando nuestra herencia”. Durante el suceso, uno de los activistas tomó la estatua y salió con ella en brazos gritando “Viva África libre” y explicando que trataba de “recuperar” un símbolo religioso que había sido robado por los holandeses cuando los evangelistas de ese país difundían la fe cristiana en África.

“Este museo fue creado en los sesenta y todas sus piezas fueron robadas de África bajo la colonización y la esclavitud. Nunca le pediremos al ladrón su permiso para recuperar lo que robó. Hemos venido a devolver el alma de África”, señalaron los activistas congoleños cuando difundieron posteos con su acción y luego de haber sido liberados bajo fianza.

Revertir la injusticia histórica

Luego de esos incidentes, el Consejo asesor emitió un informe consultivo en el que insta al Ministerio de Cultura a devolver a los países de origen el patrimonio de las antiguas colonias neerlandesas, siempre que se pueda demostrar que estos estados “han perdido esas piezas de forma involuntaria”.

“No hay forma de revertir la injusticia histórica que tuvo lugar durante el pasado colonial, pero se puede hacer una contribución asumiendo la responsabilidad de ese pasado cuando se trata de objetos coloniales”, dijo el organismo.

Luego señaló que “el primer paso es reconocer que haberse hecho con bienes culturales en contra de la voluntad de esos países ha perjudicado a la población autóctona de las zonas colonizadas”, y para corregir dicha injusticia, se debe hacer una “restitución incondicional”.

Holanda, como en muchas otras situaciones de declamada apertura, se pone a la cabeza de los países europeos de pasado imperialista en dar algunos pasos para restituir tanto daño provocado por sus acciones de piratería.

 

 

 

 

 

 

 

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