La Asamblea Plenaria de obispos que sesiona en Pilar resaltó hoy la figura y la tarea pastoral de Enrique Angelelli, quien murió en 1976 durante la última dictadura militar, en un confuso episodio que podría haber sido un atentado.
Un bloque de la Asamblea estuvo dedicado a hacer memoria de la dimensión pastoral de monseñor Enrique Angelelli como obispo que entregó su vida.
Angeleli, quien se encuentra en proceso de canonización por parte del Vaticano, murió en Agosto de 1976 en la localidad de El Chamical, en un presunto accidente que con posterioridad fue denunciado como un atentado, cuando junto con otros sacerdotes que lo acompañaba pretendía denunciar ante la justicia el crimen de dos curas tercermundistas.
Además, los prelados aprobaron una carta para la Vida Consagrada, un mensaje por la situación de los cristianos perseguidos y el balance económico, al tiempo que trataron la organización al Congreso Eucarístico 2016.
El padre Luis Liberti, de la Congregación del Verbo Divino, quien ha indagado en la vida del obispo de La Rioja trazó una semblanza que motivó el diálogo y la aportación de testimonios por parte de la Asamblea.
En ese marco, expresó que “la biografía de Angelelli es grande, sobre todo cuando él llega de sus estudios en Roma, por ejemplo, con respecto a la Juventud Obrera Católica, de la cual fue asesor y tuvo un cariño muy especial”.
También se refirió a unos aspectos de sus intervenciones en distintos períodos del Concilio Vaticano II.
Sobre la tarea pastoral de Angelelli, Liberti insistió en el trabajo comunitario que realizó como obispo: “A veces tenemos la imagen de él como muy solo y no es así. Él trabaja con los sacerdotes, la vida consagrada y laical”.
“Pone en marcha el Concilio especialmente en un sentido comunitario, es una marcha eclesial, es un caminar de la Iglesia que se va convirtiendo y en ese proceso, como pastor, es él quien lleva adelante esta tarea”, comentó Liberti.
Destacó, “especialmente, su cercanía y contacto con los sacerdotes, algo que ya tenía en su propia vida sacerdotal”.
En el marco del Año de la Vida Consagrada convocado por el Papa Francisco y que se extenderá hasta el 2 de febrero de 2016, los obispos aprobaron el texto de una carta dirigida a los consagrados del país, para manifestarles su valoración y gratitud, por “el bien inmenso que sus vidas consagradas y sus carismas aportan a nuestras comunidades diocesanas”.
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