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Los Monos, una banda que hizo temblar a la zona sur

La investigación por la fatal emboscada de febrero pasado puede terminar con las andanzas del grupo.

El barrio Las Flores está ubicado en el extremo sudoeste de la ciudad, con el arroyo Saladillo, calle España, la autopista Aramburu y avenida de Circunvalación como límites. La banda Los Monos habita dicha zona desde hace poco más de una década, aunque en sus comienzos debió dirimir el territorio con otros grupos, llamados los Colorados y los Garompa. Como un tridente, los grupos fueron creciendo en poderío y fue así que, con el paso del tiempo, el barrio les quedó chico.

La expansión trajo también los hechos de violencia, con los Colorados y Garompa como principales víctimas. A los Monos les atribuyen haberse quedado con el manejo de la zona, el tráfico de droga y todos los negocios ilícitos mediante un violento sistema: a sangre y fuego. En los últimos cinco años, ya sin la sombra de los Colorados y Garompa, fueron ampliando su poderío en toda la zona sur y, según voceros reservados, a fines del año pasado llegaron hasta avenida 27 de Febrero, con intenciones de seguir expandiéndose.

El Ariel está al frente de los Monos desde mediados de 2003, cuando “heredó” el sillón de manos de Juan Carlos Fernández, alias Mono Grande, cuyo cuerpo desapareció en la desembocadura del arroyo Frías en el río Paraná, en una noche de pesca que terminó de la peor manera. Su cuerpo nunca fue encontrado, pero eso no impidió que pocos días después el Ariel se erigiera como el nuevo jefe.

Casi siete años después, el Ariel quedó tras las rejas por la presunta participación en una fatal emboscada que no tenía relación con el manejo de la droga. Estuvieron en el ojo de la tormenta desde el inicio mismo de la pesquisa, el 4 de febrero pasado, luego de ataque a un colectivo que traía hinchas rojinegros luego de presenciar el partido entre Newell’s y Huracán, en Parque Patricios.

La caída de los cabecillas y de varios de los integrantes de la banda generó tanto reclamos como aplausos. Es que algunos dejaron entrever que los operativos realizados el martes 30 de marzo respondieron a una orden política antes que a la pesquisa por el homicidio de un joven simpatizante rojinegro, que cayó durante una emboscada hace dos meses, sobre la autopista Aramburu; mientras que otros (los menos) avalaron las detenciones, no por defender a la banda sino porque “todo el mundo sabe quienes eran y donde vivían” varias de las personas que cayeron en el megaoperativo y “que no son trigo limpio”.

Los operativos, realizados mientras despuntaba el sol el pasado martes en varias viviendas de los barrios Las Flores y la Granada, fueron ordenados por la jueza de instrucción Raquel Cosgaya, quien lleva adelante la investigación por el crimen de Walter Cáceres, ocurrido el 4 de febrero.

Desde un primer momento se manejó la posibilidad de que el homicidio estaba relacionado con una interna entre barras rojinegros, ya que en uno de los colectivos venía uno de los referentes de la parcialidad leprosa, Diego Panadero Ochoa y los Monos estaban ligados a Pimpi Camino, ex jefe de la barrabrava, asesinado hace tres semanas en la puerta de un bar de zona oeste durante otro hecho sin esclarecer.

Pero con el paso de las horas esa hipótesis se enfrió, aunque no el protagonismo de Los Monos. Es que la pista que brindó la pareja de un integrante de la banda, cansada de ser víctima de abusos físicos, posibilitó encarar la pesquisa hacia el grupo liderado por Ariel Máximo Cantero.

La mujer denunció a su pareja, conocido como Chino Fleitas, y también que éste había hablado por teléfono sobre la emboscada del 4 de febrero y de una suma de dinero por llevar a cabo el ataque.

Primero fueron apresados tres hermanastros de Fleitas, y el Chino se entregó varios días después. Desde ese momento la pesquisa se encaminó hacia Los Monos, y fue así que el martes pasado fueron arrestados Ariel Máximo Cantero, conocido como El Ariel, de 45 años; su hijo mayor, Claudio Ariel Cantero, de 26 años, conocido como El Pájaro. También fueron apresados Jorge Cantero (hermano de El Ariel), de 50 años y un sobrino de 16.

Los operativos comenzaron cerca de las 6 del martes 30 de marzo y permitieron además del arresto de los Cantero, la caída de los hermanos Ricardo y Pablo M., de 17 y 23 años; Eduardo Germán O., de 21; Fabián Oscar B., de 28; Juan Ramón P., de 30; Jonatan Ezequiel L., de 19 y Leoncio Valeriano E., de 34 años. Estas siete personas fueron indagadas y luego recuperaron la libertad, pero siguen vinculadas en la causa.

Por el momento hay dos prófugos, un hijastro de Cantero, conocido como El Guille y Daniel Alejandro D., quien anteayer mandó un escrito con su abogado anunciando que se ponía a disposición de la Justicia a partir del lunes (por mañana).

Voceros de la pesquisa indicaron que entre los detenidos no estaría el autor del mortal disparo, aunque se presume que varios formaron parte de la emboscada. Además, hasta ayer no había sido encontrada el arma homicida.

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