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Los Monos serán liberados

La Cámara de Apelaciones confirmó el procesamiento para 6 miembros de la banda, presos por el crimen de Walter Cáceres, pero ordenó “atenuar, morigerar o sustituir la prisión” preventiva para los imputados.

Por: Ana Laura Piccolo

Ariel Máximo Cantero está a un paso de recuperar la libertad. Su nombre es sinónimo de Los Monos, como se conoce a la banda delictiva con asiento en los barrios Las Flores y La Granada, en el extremo sur de la ciudad. Pero desde febrero pasado se lo empezó a vincular con la trágica emboscada a hinchas de Newell’s en la que resultó muerto el adolescente Walter Cáceres. Por ese hecho, y a raíz de algunos testimonios, la jueza Raquel Cosgaya procesó a “el Ariel” y a otras cinco personas, tres de las cuales están presas en Coronda. Sin embargo, la resolución de la Sala II de la Cámara Penal confirma el fallo de primera instancia pero ordena “atenuar, morigerar o sustituir la prisión” preventiva de los imputados a raíz de la labilidad de las pruebas.

Según la resolución que lleva las firmas de los jueces Ramón Ríos, Juvencio Mestres y Adolfo Prunotto Laborde, la dosis probatoria alcanza para avanzar en la causa pero resulta “problemática y posiblemente insuficiente como recaudo para mantener el drástico medio coercitivo”.

Por eso, de no ser incorporados nuevos elementos probatorios, la libertad de los detenidos por el homicidio del adolescente de 14 años, entre los que se encuentra “el Ariel”, es inminente.

Walter Cáceres de 14 años, era uno de los tantos hinchas rojinegros que en la madrugada del jueves 4 de febrero volvía en micro luego de presenciar el partido que Newell’s disputó la noche anterior con Huracán, en Parque Patricios.

Dos colectivos, que habían sido alquilados, venían en caravana por la autopista Aramburu, pero en el peaje de General Lagos uno de los rodados se demoró, por lo que el otro micro siguió adelante.

Al llegar a la altura de barrio Las Flores, la pinchadura de un neumático hizo que el colectivo que iba adelante, en el cual viajaba Walter Cáceres, estacionara al costado de la calzada.

En ese momento una interminable ráfaga de disparos iluminó la zona: los pasajeros del micro habían sido emboscados por un grupo de personas que disparaba desde el costado de la ruta.

Como consecuencia de los disparos, tres personas resultaron heridas: Walter Cáceres fue alcanzado por tres proyectiles en la cabeza y otro en la espalda y falleció 36 horas después en el Hospital de Emergencias. Otros dos hombres, Diego Malcovic y Carlos Muratovic, sufrieron heridas pero no de gravedad.

Desde un primer momento, se insinuó que la emboscada estaba dirigida a Diego Panadero Ochoa, jefe de la hinchada rojinegra, quien se erigió como líder del paravalanchas leproso luego de la caída en desgracia de Roberto Pimpi Camino, mandamás de la hinchada bajo la presidencia de Eduardo López.

Camino fue mencionado en varias oportunidades durante la pesquisa, incluso por el padre del joven fallecido. Pero nunca declaró por este hecho y fue asesinado al mes siguiente en la puerta de un bar de zona oeste.

El lugar elegido para el ataque puso desde un primer momento en el ojo de la tormenta a los Monos y a su líder, Ariel Cantero. Pero la investigación se enfocó aún más en su afamado nombre a raíz de dos “ocasionales” testimonios.

Uno de ellos fue recogido durante un testimonio tendiente a esclarecer el homicidio del Pimpi, cuando uno de los sospechosos le dijo al juez Javier Beltramone que había escuchado a Camino decir que los Cantero eran los autores de la emboscada. Sin embargo, esta persona se retractó más tarde ante la jueza Raquel Cosgaya, aduciendo que sus dichos habían sido forzados por la Policía.

El otro testimonio fue por supuesto despecho. La mujer de un presunto vendedor de drogas que trabajaría para el clan liderado por Cantero estaba cansada de que su pareja la golpeara, pero también de que nadie en la comisaría 11ª le tomara la denuncia. Por eso formalizó su denuncia en los Tribunales provinciales, donde acusó a su novio de ser soldado de Los Monos.

La investigación encabezada por la jueza Cosgaya terminó con seis procesamientos y dos faltas de mérito, lo que motivó fuertes críticas por parte de la defensa de Cantero, que acusó al gobierno provincial de querer “colgarse la medalla” de meter presa a la cúpula de la ya legendaria organización.

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