Sociedad

Crónicas del caos

Los Martin Fierro, el censo, cuarta ola, hepatitis, la guerra, la Biblia y el calefón

Sin nuevas restricciones a la vista, el aumento de casos de covid-19 no impidió la realización del (incompleto) Censo Nacional, mientras el mundo se prepara para luchar contra nuevos virus, líderes mesiánicos y una inflación que en Europa ya amenaza con destronar a más de uno


Elisa Bearzotti

 

Especial para El Ciudadano

 

Luego del amague dominguero del pasado fin de semana –donde el sol alentó los planes de disfrute al aire libre– apareció el frío clavando sus garras y destruyó con firmeza cualquier atisbo de excusa primaveral. Otra vez, nos dispusimos a revolver cajones en busca de gorros y bufandas, en un apresurado intento por resistir los primeros embates del invierno que impuso su presencia sin aviso. Claro que desde hace un par de años, la noticia de los primeros fríos transciende el simple dato meteorológico, con las típicas imágenes de la gente tiritando en la peatonal rosarina o las portadas de las primeras nevadas en el Sur, porque lo que realmente interesa es que ocurrirá en los próximos meses con la pandemia de coronavirus. ¿Será necesario seguir cuidándonos para prevenir posibles contagios? ¿Tendremos que retomar la antigua senda de confinamiento y restricciones? En este sentido, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, fue muy clara al advertir que es el inicio de “una cuarta ola de covid-19 en la Argentina”, aunque descartó un aumento en las restricciones: “Estamos en una situación totalmente distinta” a la del año pasado. De acuerdo a la ministra, si bien en las últimas dos semanas, la cantidad de casos tuvieron un salto del 182% y del 300% si se calcula el último mes; y la positividad (cantidad de testeos que confirman la presencia del virus del total que se realizan) ya supera el 25%, no hay razones para volver al aislamiento. “Tenemos un panorama en relación a la vacunación que nos permite seguir adelante en una nueva etapa de esta pandemia”, subrayó.

Pero luego de estas buenas noticias, un nuevo dato sanitario volvió a encender alarmas en todo mundo. Se trata de los más de 450 casos de hepatitis aguda en niños y niñas, casi todos menores de 5 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que la mayoría de los casos fueron diagnosticados en países europeos y “cada día los números van cambiando”. “Hasta la fecha, seis niños y niñas fallecieron (debido a esta patología) y alrededor de 26 necesitaron un trasplante de hígado”, apuntó el organismo. En relación al mismo tema, el gobierno de México informó que el Ministerio de Salud se encuentra “estudiando 21 casos de una hepatitis de origen desconocido, que afecta a niños y niñas”. El subsecretario de Salud mexicano, Hugo López-Gatell, dijo en una reciente conferencia de prensa que “hasta el momento ni en México ni en el mundo existe evidencia para confirmar o descartar la causa de esta hepatitis” que produce ictericia, diarrea, vómitos y dolores abdominales, aunque se especula con que podría ser un “daño colateral” de la pandemia de coronavirus. En Argentina, hasta el momento, se confirmaron 13 casos.

Pero las noticias desoladoras aún no terminan porque luego del “Gran Confinamiento” llegó la guerra de Ucrania con su amenaza de desastre global. Los combates iniciados el 24 de febrero, cuando tropas rusas invadieron el país del este europeo, acumulan varios meses de tensiones y despliegue de fuerzas militares, dando lugar a especulaciones varias sobre el alcance final de la disputa. Entre pugnas para ver quien logra ejercer el control geopolítico de una región súper estratégica, el debate diplomático que actualiza las históricas rencillas entre Oriente y Occidente, las amenazas sobre la posibilidad de iniciar una tercera guerra mundial que –con las armas de destrucción actuales– implicaría una catástrofe planetaria, y la circulación de fake news como novedoso escudo bélico, resulta muy difícil discernir si nos hallamos frente a un vulgar despliegue de poder o a las puertas del Armagedón tantas veces profetizado. Por las dudas, y para preservarse de las amenazas del premier soviético, Vladimir Putin, Suecia y Finlandia –país que tiene una frontera de casi 1.300 kilómetros con Rusia– presentaron sus solicitudes de ingreso a la Otán. “Es una señal de que estamos unidos para el futuro”, dijo en conferencia de prensa la primera ministra sueca, Magdalena Andersson, junto al presidente finlandés, Sauli Niinisto.

Mientras tanto, por acá nos mantuvimos ocupados en nuestras propias disputas, bastante alejadas de la gravedad de los hechos descriptos anteriormente, pero nunca escasas de virulencia y agresiones varias, sobre todo verbales, tan útiles para el periodismo cuando se debe optar por el titular del día. Afortunadamente, la entrega de los premios Martín Fierro y el obligado parate de actividades provocado por el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas vinieron a poner un poco de color al deslucido panorama nacional. Luego de más de 4.200 días desde el último sondeo “se podrá saber cuántos somos, cómo somos y cómo vivimos”, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), responsable de coordinar el programa. En esta ocasión estrenamos el censo bimodal: digital y presencial, pero se prevé que esta modalidad sea una transición hacia un censo totalmente digital.

Dejé para el final una información que genera un quiebre en el imaginario popular cuando hablamos sobre el estilo de vida de los países del Primer Mundo, ya que, de acuerdo a un estudio de la organización The Food Foundation en el Reino Unido, durante los últimos tres meses aumentó un 57% la cantidad de familias que tienen dificultades para alimentarse. Esto se verifica en los más de 7 millones de adultos que redujeron el tamaño de sus porciones y los 2,6 millones de menores de 18 años que no tienen acceso a una dieta saludable. Según el estudio, esto se debe al incremento del costo de vida, la inflación y la suba en los precios de gas y electricidad (¿les suena conocido?) En ese marco, Anna Taylor, directora Ejecutiva de la organización, instó al gobierno británico a tomar medidas urgentes para evitar una mayor escalada de la crisis, entre ellas el aumento de los niveles de beneficios (en línea con la inflación) y la ampliación del acceso a las comidas escolares gratuitas y al programa “Healthy Start”. El descontento social por la crisis ya comenzó a mostrar sus consecuencias: en las elecciones locales celebradas recientemente, el Partido Conservador que lidera Boris Johnson, perdió 398 escaños y el primer ministro británico enfrenta numerosas presiones para presentar su dimisión.

Y si a Boris, moverse en medio del caos no resulta fácil… dan ganas de sentarse en la puerta del Palacio de Westminster, con el Big Ben de fondo, y ponerse a chupar un palo sentado sobre una calabaza cantando bajito: “De vez en cuando la vida nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa”.

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