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Los jóvenes autistas que subieron el Aconcagua disfrutan de la hazaña

Sumaron otro logro al escalar hasta los 4.200 metros. Ayer fueron reconocidos por la intendenta Mónica Fein.


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Juan Pablo, Kevin, Martín y Valentín son más que chicos autistas. Son cuatro jóvenes que de lunes a viernes entrenan por tres horas. Hacen natación, spinning, escalan, corren. Tienen familias que los acompañan y un grupo de compañeros que también entrenan a la par de ellos. Como pocas personas se animan o quieren hacer. Y como pocos, tienen un buen historial deportivo: escalaron el cerro Uritorco, el Champaquí, Los Puquios (Mendoza) y llegaron a la primera base del Aconcagua, a más de cuatro mil metros de altura. Lo distintivo es que fueron los primeros deportistas que padecen Trastornos del Espectro Autista en hacerlo. Y ya acarician otro proyecto para el año próximo: unir la Argentina con Chile cruzando los Andes. “En la expedición los chicos aprendieron a compartir, a pedir cada vez que necesitaban algo y a relacionarse en el medio en el que estaban. Nosotros, como profesores y acompañantes, tenemos que destacar nuestro enorme respeto hacia estos maestros de 16 a 20 años que nos demostraron que todo se puede y que no hay barreras”, comentó el profesor responsable, Oscar Maero. Ayer, los jóvenes fueron distinguidos por la intendenta Mónica Fein y el secretario de Salud Pública, Leonardo Caruana, quienes pusieron de relieve su hazaña y predisposición a romper barreras (ver aparte).

El proyecto de entrenamiento comenzó hace cinco años. Desde 2009, los chicos entrenan tres horas por día, de lunes a viernes y en contacto con otros diez jóvenes más que padecen “trastornos del espectro autista”, como define la ciencia médica.  El lugar que les abre las puertas es GeaTrek, un multiespacio deportivo donde trabajan profesores y licenciados en educación física, psicólogos, kinesiólogos y nutricionistas capacitados en el tratamiento especial.

Natalia, una de las profesoras y miembro del staff de GeaTrek, resaltó que desde que se entrenan los chicos están mucho mejor en sentido conductual y social. Con los viajes y campamentos que han realizado lo que se busca es la integración: encontrarse con gente desconocida, en lugares desconocidos. En ese sentido la aventura en el Aconcagua, que representó siete días sin sus padres, resultó “excelente”. Esos días fueron los primeros de un montón que se plantean por delante porque la meta ahora es sumar, cada año, más metros en su ascensión al mundo de los que no tienen que lidiar con la situación que ellos enfrentan.

El cielo, más cerca

El cometido que se habían propuesto lo lograron el 26 de enero a las 14.24: llegar a la base Plaza Francia en el coloso andino. Tardaron siete horas desde la base Confluencia hasta la meta. Natalia recuerda que cuando llegaron los profesores lloraron. Los chicos, que por su discapacidad no se expresan con llanto o sonrisas, se acostaron en el piso, mirando al cielo. El clima había sido complicado, las horas de treking habían sido unas cuantas también,  pero el resultado –coinciden todos los profes– fue excelente. Unas horas más tarde del triunfo publicaron una foto en su página de Facebook y contaron: “Ahora ya en el campamento, merendamos con frutas, cereales, infusiones, dulces, de todo. ¡Como reyes nos esperaban! Así que luego de llenar las pancitas pasamos a dejarles este pequeño obsequio para que nos vean, para compartirlo con cada uno de ustedes que confían y nos apoyan en todo. Elongamos, estamos descansando y en un ratito ya cenaremos y a dormir”.

Los días en Mendoza pasaron entre felicitaciones y reuniones con funcionarios de la provincia cuyana, la familia y los amigos. Ayer llegó el turno de que su propia ciudad los felicite. Entregándoles una medalla con la insignia “Rosario se mueve”, la intendenta Mónica Fein felicitó a los jóvenes y resaltó su capacidad de superación. Las familias de los chicos, sus entrenadores y miembros de la Red de Padres y Familiares de Niños con Autismo (Red TGD) llegaron puntuales y el entusiasmo reinaba en el Salón Carrasco del Palacio Municipal. Los que participaron de la aventura llevaban puesta una remera blanca, con una frase escrita en naranja: “Lo único imposible es aquello que no intentas”.

“Es una alegría que el esfuerzo de nuestros hijos sea reconocido. Todo este proceso fue espectacular. Confiamos mucho en sus profesores y vimos cómo fueron avanzando y unificándose. Eso nos genera una satisfacción muy grande”, señaló Gerardo Vidal, padre de Juan Pablo.

Por su parte, el secretario de Salud Pública, Leonardo Caruana, destacó: “Es un placer este reconocimiento, porque el municipio apuesta por una salud que lucha contra las condiciones que limitan la calidad de vida”.

“Éste es un ejemplo que no está en los libros, el de la lucha cotidiana para transformar las limitaciones y poder disfrutar. Trabajando desde Salud, se plantea dejar el problema entre paréntesis y no hablar de lo que no se puede, sino de lo que sí se puede. Acá se logró el encuentro colectivo, la solidaridad, una iniciativa”, concluyó el funcionario.

“Se puede avanzar, superarse”

La intendenta Mónica Fein reconoció ayer en el Palacio Municipal a los cuatro jóvenes que en enero escalaron el Aconcagua hasta el campamento Plaza Francia, a 4.200 metros de altura, en la base del llamado “techo de América”. Fein y el secretario de Salud Pública destacaron la hazaña y predisposición a romper barreras de Juan Pablo Vidal, Kevin Seisas, Martín Cainelli y Valentín Lagalla Isaia, quienes fueron acompañados por siete de sus profesores y terapeutas. “Estos jóvenes nos dicen que se puede avanzar, superar obstáculos que la vida o la sociedad imponen”, expresó la jefa comunal.

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