Economía

No todos perdieron

Los grandes ganadores de la crisis del 2001 y un modelo que se volvió a repetir

La política de desregulación cambiaria posibilitó que un puñado de empresas fugaran 18 mil millones de dólares durante el fatídico año que terminó en el estallido social. Desde el Cepa, establecieron el paralelismo con la gestión Cambiemos. Más allá de los nombres, lo que prevaleció fue el modelo


A lo largo de la historia argentina se repitió en innumerables oportunidades una misma lógica: las grandes crisis sociales y económicas que sacudieron a la población, posibilitaron a su vez cuantiosas ganancias para un pequeño sector. El estallido de 2001, por estos días recordado en su vigésimo aniversario, no fue la excepción.

Mientras la situación social se deterioraba mes a mes hasta confluir en la concreción de una estafa histórica, un puñado de empresas veía su oportunidad en medio de la crisis primero, a partir de la fuga de miles de millones de dólares al exterior y luego, con la pesificación asimétrica.

El economista del Centro de Economía Política Argentina  (Cepa) Hernán Letcher, describió brevemente el proceso de enriquecimiento que atravesaron las empresas más importantes de Argentina en simultáneo a la crisis económicas más profunda que padeció el país desde la restitución de la democracia.

En diálogo con El Ciudadano, detalló que las millonarias transferencias al exterior se fueron dando con una llamativa celeridad a medida que se acercaba diciembre, y posibilitadas a partir de la desregulación cambiaria que regía en su momento. Letcher relacionó esa política cambiaria con la implementada en el prólogo de la gestión Cambiemos, luego de la eliminación del denominado cepo cambiario.

Durante 2001, Telefónica, Pecom Energía S.A y Telecom ocuparon el podio de las firmas que más utilidades giraron al exterior durante ese año. En el listado también se anotaron YPF, Nidera S.A, Shell, Esso, Bunge Ceval S.A, Molinos Río de la Plata e IBM.

Son apenas diez de las cien empresas beneficiadas por un sistema desregulado que posibilitó fugar más de 18 mil millones de dólares.

Consultado por este diario sobre la situación de las firmas más ganadoras, el referente del Cepa explicó: “Cuando uno ve el proceso histórico desde 1995 en adelante, los grupos económicos locales abandonan las empresas privatizadas y les venden sus participaciones a los grupos extranjeros, probablemente especulando con un escenario de inestabilidad”.

Por otra parte, advirtió que de hecho esas empresas “seguían siendo muy rentables”, con lo cual no se entendía por qué habían tomado esa decisión, salvo que estuvieran al tanto de lo que sucedería en el corto plazo. “Los datos de salida de capitales de 2001 son un indicio contundente de que evidentemente sabían que se venía un escenario muy complicado”, analizó el economista.

Desde Cepa, establecieron una y otra vez el paralelismo entre ese insoslayable mecanismo económico que terminó en el estallido y el que aplicó Mauricio Macri en sus primeros años de mandato. “A poco de asumir el gobierno de Cambiemos, mencionamos que las medidas de desregulación que se estaban aplicando iban a terminar en un escenario de tensiones cambiarias, que fue lo que finalmente sucedió”, analizó Letcher.

Más allá de los nombres, de los cargos, que incluso se repitieron a merced del voto popular, desde el centro de estudios insistieron en que lo que no se alteró al establecer un paralelismo entre un proceso y otro, es el modelo económico.

La pesificación

Pero la facilidad para girar dividendos al exterior no fue el único privilegio que tuvieron aquellos que pudieron resguardar sus millonarias utilidades antes de que la situación vuele por el aire. A poco del estallido de diciembre, con la pesificación, las empresas pudieron mejorar aún más su rentabilidad.

En ese sentido, Letcher explicó: “La implementación, tiempo después, de la pesificación asimétrica permitió nuevamente que dichos empresarios se vieran otra vez beneficiados. Aunque originalmente las deudas superiores a USD 100 mil no se habían pesificado, luego se convirtieron a la paridad 1 a 1”.

Por otra parte, explicó que los depósitos de los ahorristas y los pases del Banco Central se pesificaron a 1,40 por dólar, al igual que los préstamos del sector público y los encajes bancarios.

Para profundizar este análisis, el referente del Cepa recomendó una lectura. Se trata del libro Fuga de divisas en la Argentina, de Eduardo Basualdo.

En el escrito editado por Siglo XXI, el autor detalló: “El costo de la socialización de las pérdidas, con emisión de títulos públicos, compensaciones varias y auxilios públicos con líneas de redescuentos en la crisis 2001-2002 para los bancos y la emisión de otros títulos para cubrir la restitución del 13 por ciento de los haberes, los reclamos a la Anses, el PAMI, proveedores y todo tipo de deuda del Estado nacional contraída antes del 31 de diciembre de 2001, significó el aumento en aproximadamente 47.000 millones de dólares de deuda pública nacional”.

Pero esa cifra representa apenas una parte del tendal que dejó el gobierno de La Alianza para la República Argentina. Es que también hay que sumar el costo que significó a futuro la aparición de las cuasimonedas en las provincias.

Al respecto, el economista explicó: “Fueron refinanciadas reiteradas veces por el Estado Nacional (entre 2003-2015), lo que permitió a las provincias rescatarlas progresivamente, en la medida que recomponían las cuentas fiscales”, y agregó que “Desde lo nacional se facilitó el desendeudamiento de los niveles subnacionales”.

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