Edición Impresa

Los enigmas de la tartamudez

El contexto de la persona y las emociones influyen en las personas con esta dificultad de comunicación. En Rosario existe una fundación que trata con afectados y sus familiares para brindarles mayor seguridad.

En Rosario hay un espacio que trabaja con aquellos que tienen dificultades para comunicarse con otros. La Fundación para la Tartamudez lleva 10 años brindando atención a una necesidad social y real de la comunidad. Hoy realizarán una charla abierta al público para exponer las dificultades que presenta cada caso y cómo superarlos. La convocatoria está prevista para las 19, en Amma (Urquiza 1539) y está dirigida a personas que tartamudean, familiares, docentes, profesionales y público en general. Quienes estén interesados en asistir, pueden hacerlo de manera libre y gratuita. En tanto, quienes deseen comunicarse con la entidad, pueden hacerlo a través de los teléfonos 4242021 y 155-779917, o escribir a fundacionparalatartamudez@hotmail.com.

“Somos una entidad sin fines de lucro que viene trabajando desde el año 2000. El 12 de abril de 2002 se realizó el acta constitutiva de la fundación y recibió la personería jurídica Nº 1220 el 28 de diciembre de 2004. Como fundación nos propusimos dedicarnos a la formación, investigación y asistencia a la comunidad en tartamudez”, sostuvo la presidenta de la entidad, la psicóloga social y fonoaudióloga María Cristina Peyrone.

La entidad ha programado cursos anuales de formación y coordina grupos de entrenamiento en técnicas facilitadoras de la comunicación. Asimismo, se han realizado, de manera gratuita, consultas abiertas, reuniones de grupos de padres y de apoyo para personas que tartamudean (ver aparte). Sin embargo, la lucha que estos pacientes tienen con el exterior hace que su tratamiento se dificulte cada vez más, sobre todo por las burlas que suelen recibir en distintos ámbitos. Pero ese es un trabajo a largo plazo que atraviesa edades, profesiones y límites geográficos.

Cabe señalar que, en trabajo conjunto con los nuevos profesionales de la carrera de Fonoaudiología, los mismos integrantes de la fundación se han encargado de supervisar tesinas y demás investigaciones especiales para ahondar en la temática y, aún en la espera, encontrar una solución definitiva al problema.

—¿Qué pasa a nivel social?

—La tartamudez genera mucho sufrimiento en casi todas las personas adolescentes o adultos que tartamudean. Estamos convencidos de que no está en lo intra (es decir dentro del niño o adulto)  sino en lo inter, entre él y el mundo o sus contextos. Sólo podemos hacer una evaluación y abordaje social, es decir considerando al individuo como grupo, sea familiar, escolar y otros.

—¿Por qué se adquiere la tartamudez?

—En general se acepta que esta dificultad de comunicación se genera a partir de muchas causas, es multidimensional y compleja. Para que se produzca, deben concurrir ciertas debilidades en el desarrollo de la fluidez infantil acompañadas de algunas características surgidas de la interacción comunicativa familiar y social que en ese niño producen la disfluencia. La práctica clínica muestra que siempre, o casi siempre, hay antecedentes genéticos; pero éstos no son una condena, sólo predisponen y no se concretará la disfluencia si no hay una interacción que lo favorezca.

—¿Qué tipo de actividades realizan para tratar la tartamudez ?

—Todo sirve. Se trata de realizar actividades que sostengan la comunicación, la fluidez en la comunicación, no la fluidez verbal. Trabajamos la comunicación fluida que significa sentir y ayudar a sentir fluidez en la comunicación. Ése es nuestro objetivo, el cual nos enfrenta al desafío de recobrar la naturalidad y espontaneidad olvidada. Nuestro trabajo requiere especial atención sobre cómo se comunica el individuo desde la emoción a la palabra.

—¿La tartamudez es curable?

—Esta es la pregunta más repetida de alguien que está sufriendo las consecuencias sociales de la tartamudez o de sus familiares y lamentamos tener una respuesta ambigua para ello. En general, los terapeutas de la comunicación que no tartamudean dan una respuesta afirmativa, pero algunos de sus  pacientes no se han curado. Paralelamente, muchos terapeutas y personas que tartamudean piensan que no se cura pero muchos dejaron de considerarse tartamudos. Sostenemos que se trata de una relación muy estrecha con los vínculos, y se necesitan algunos cambios para el proceso final. Son cuestiones a las que aún no hemos llegado a un concepto definitivo. Sí creemos y definimos a la tartamudez como “dificultad de comunicación que involucra vínculos y contextos y que muestra síntomas en todas las áreas de conducta del ser humano a través de un entramado personal y particular construido durante la vida de la persona que tartamudea”.

—¿Los tartamudos se sienten excluidos de la sociedad o no?

—Sí. Quiero aclarar que aquí no se habla de padecer, ni de enfermedad; recalcamos que no es algo interno, sino que se da en la relación con un otro, con otra persona. Las personas que tartamudean se sienten diferentes, como todo aquel que muestra una diferencia, es así que se trata en la fundación todo lo que tiene que ver con burlas y bromas al respecto.

—Esa debe ser la parte más difícil de tratar.

—Para comunicarse hay que comprender y comprender es también aprender y reaprender. La tartamudez es una paradoja: cuanto más se haga para evitarla, más presente está. Por eso hablamos de la fluidez como resultado y no como objetivo. No tiene ningún sentido enseñarle a la persona que tartamudea a ser fluida; hay que enseñarle todo el resto. Es decir, la complejidad de la comunicación, y la fluidez aparecerá sola. Lo del respeto al otro es un problema que debemos tratar todos y es un proceso muy largo, lamentablemente.

Comentarios