“Los senadores justicialistas ni siquiera nos escucharon”, anotició por teléfono el secretario de Gobierno de Rosario Fernando Asegurado mientras el jueves a la tarde volvía desde la capital provincial con las manos vacías. Lo mismo informaron los secretarios de gobierno de Rafaela, Venado Tuerto, Reconquista y Santa Fe a sus intendentes. No sólo retornaban a sus ciudades sin la ley de reforma del Fondo de Obras Menores y las herramientas financieras que ésta les garantizaba, sino que la perspectiva de que pueda ser aprobada resulta pobre.
Ni siquiera el requerimiento de intendentes del mismo palo conmueve a los senadores peronistas. El poder, para ellos, es una inyección que se aplica y listo. No sienten necesidad de detenerse a dar explicaciones. Según cuál sea el proyecto en debate, si tiene beneficios para ellos, pasa; si no va al freezer. Por eso en una misma tarde aprueban en un abrir y cerrar de ojos el Presupuesto 2015 y al mismo tiempo le bajan la persiana a una ley como la del Fondo de Obras Menores.
Son, hoy por hoy, el núcleo de poder más antipático de la política santafesina. Cosechan rencores entre propios y extraños por igual sin que les haga mella.
El ejemplo más claro es la distante relación con los diputados de su propio partido, signada por desconfianza mutua y escasas posibilidades de articular estrategias comunes. Quedó patente en la abismal diferencia de criterio sobre cómo abordar el pedido del Ejecutivo para financiar con deuda grandes obras de infraestructura. Los senadores le agregaron 1.200 millones a los “muy modestos” 985 que había pedido el gobierno, abriendo una discusión con los diputados que demoró el tratamiento 9 meses y requirió cinco debates parlamentarios. Los diputados del PJ nunca digirieron que los senadores se cortaran solos y además comprometieran las cuentas de la provincia por semejante cifra para 125 obras o compra de equipamiento para sus departamentos cuya importancia valoraron en soledad.
Cabe aclarar que por ahora el gobierno sólo hará uso de la cifra que solicitó para aplicarla a los acueductos del Gran Rosario y Desvío Arijón (llega hasta Rafaela) y a unidades penitenciarias. Las gestiones están muy avanzadas y sólo falta que amaine el temporal financiero que azota al país.
La llave de la gobernabilidad
Los senadores ganan una excelente dieta y manejan mucho dinero para hacer política.
Los peronistas, que llevan varias legislaturas como mayoría, moldearon la Cámara a la medida de sus necesidades, lo que hizo que sobrevivieran como núcleo de poder determinante aún cuando el peronismo perdió el gobierno de la provincia. Puede que difieran entre ellos sobre si alinearse con Scioli o con Massa y hasta que se dividan en dos bloques, pero en las “cosas importantes” hablan el mismo idioma.
Guste o no, esos once senadores justicialistas atesoran una de las llaves de la gobernabilidad en Santa Fe. Siendo el oficialismo minoría en ambas cámaras, y los diputados justicialistas un crisol de sub bloques desarticulados, ellos ejercen su cuota de poder con desenfado y despojada de ataduras partidarias o ideológicas, al punto que en su propio partido hay quienes aseguran que les da lo mismo que el peronismo recupere o no la provincia. “Se salvan solos”, les reprochan.
La necesidad tiene cara de hereje, lo que los ubica desde el primer día de la administración Bonfatti como sus interlocutores privilegiados.
¿Y si me muerden la mano?
Los cambios al FOM no les sirven a los senadores. Al contrario, benefician a Rosario y Santa Fe, gobernadas por el Frente Progresista; y a los intendentes y presidentes comunales, que son los adversarios naturales de todo senador, en especial si son del mismo partido.
No hay nada peor para un senador que un intendente exitoso y con plata. Y la reforma del FOM es un arma de doble filo en ese sentido, porque fue pensado para oxigenar la caja de las comunas y dar fluidez a las partidas para hacer obra pública.
Los senadores del PJ creen que es mejor no innovar: mientras los intendentes viven apremiados por las finanzas que ponen en jaque la prestación de servicios públicos y el pago de sueldos, aguinaldo y ahora el plus de fin de año, los senadores recorren sus territorios sin demasiados sobresaltos, armados con su chequera cual los cowboys con la cartuchera en la cintura.
Es otro fin de año apretado para los jefes comunales. El jueves pasado sufrieron dos traspiés. El primero es que esperaban tener la reforma del FOM porque les permite redireccionar parte del dinero a los pagos de aguinaldo y del plus de fin de año acordado con los trabajadores municipales. El segundo es que tampoco se aprobó una ley-auxilio en Diputados (una especie de plan B a lo del FOM) que autoriza por esta vez a usar los dineros con afectación específica a gastos corrientes. Así las cosas, no son pocos los que tendrán que golpearle la puerta a la Casa Gris para pedir adelantos de coparticipación.
Esa ley-auxilio no se aprobó porque la falta de acuerdo en torno a la reforma electoral hizo caer la última sesión del período ordinario.
El proyecto pone un doble piso de votos: uno a obtener para que una boleta que compitió en la primaria pueda acceder a la elección general, y otro para entrar en la distribución de las bancas. También se debate un complejo mecanismo, a un costo de 90 millones de pesos, para garantizar a todos los candidatos el acceso a espacios publicitarios en medios de comunicación de cada localidad.
A pesar de estar en sintonía con el espíritu de positivas reformas electorales introducidas en Nación, el proyecto dividió aguas en la mayoría justicialista y obligó a postergar el debate para extraordinarias, el próximo 18 de diciembre.
Mientras el PRO ya dio el visto bueno y suma 7 votos, en el oficialismo las objeciones iniciales al piso propuesto del 1,5% del padrón electoral parecieran haberse superado.
De los 15 diputados del Frente Progresista, 13 ya confirmaron el voto positivo. No lo apoyan dos radicales que en 2015 se jugarán la patriada por la reelección encabezando boletas propias. Temen que si les fijan un piso queden afuera.
Cien palos menos para Rosario
El rechazo de los senadores del PJ a la reforma del Fondo de Obras Menores tiene implicancias directas para Rosario. Los 100 millones que iban a llegar se podían destinar a obras barriales o a sostener el transporte público. Ahora que parece improbable que esos recursos lleguen, un nuevo ingrediente se suma a la discusión por la tarifa de los colectivos en el Concejo Municipal.
El Ejecutivo ya mantuvo conversaciones con todos los bloques tanto por la financiación del sistema de transporte como por el Presupuesto 2015 que incluye un aumento de la Tasa General de Inmuebles. La única excepción fue Jorge Boasso, que declinó la invitación.
A donde no dejó de asistir el concejal fue a la segunda foto conjunta con sus pares peronistas Osvaldo Miatello y Diego Giuliano, y Roy López Molina del PRO. La excusa fue presentar propuestas para evitar el aumento del boleto, sin disimular la proyección electoral que pretende esa alianza multipartidaria pensada para darle pelea al socialismo en 2015. Para ellos esta vez es posible, y diciembre una oportunidad de mostrar qué son y qué quieren.