Javier Hernandez
Mario Carabajal nació en 1953, y desde los quince años integra Los Carabajal. Hoy, con 65 cumplidos, se refleja en él una vida donde no caben balances que separen lo artístico de lo íntimamente personal. En 1968 se incorporó al más célebre grupo de música popular santiagueño creado un año antes por Agustín, Carlos, Cuti y Kali Carabajal. Y desde entonces, nunca se bajó del escenario. Con un histórico y nuevos integrantes, Mario está recorriendo el país para celebrar medio siglo de vida del grupo que, en 2017, se materializó con un disco, Los Carabajal-50 años en vivo en el Luna Park, que obtuvo un premio Gardel como mejor grupo de folclore. Con ese impulso, llegan este domingo a Rosario.
En la actualidad, junto a Kali Carabajal (miembro original) y los jóvenes Blas Sansierra y Walter Carabajal, Mario Carabajal, sigue promocionado la música de su tierra con el sello inconfundible que caracterizó por décadas al grupo y que, aggiornado en el tiempo, lleva la impronta y el legado de Santiago del Estero y de la chacarera a todo el país.
“Tenemos una tarea irrenunciable que es transmitir las vivencias propias y de una provincia llena de cultura como es Santiago del Estero. Ese trabajo es lo que nos retroalimenta”, dijo Mario en un diálogo con El Ciudadano en el que además repasó cómo fue la celebración aniversario y anticipó lo que viene: un nuevo disco y un proyecto sinfónico con Popi Spatocco, arreglador de Mercedes Sosa por muchos años, para seguir llevando bien alta la bandera de la música santiagueña.
—¿Cómo será el espectáculo que traen a Rosario donde celebran 50 años sobre el escenario?
—Estamos presentando un espectáculo que, por subtítulo, lleva “Embrujo de mi tierra”, y atraviesa elementos importantes para esta historia de tantos años como la familia, la trayectoria, la identidad y los amigos. Las canciones de Los Carabajal se instalaron en el cancionero folclórico argentino. Los amigos son muy importantes para nosotros, y en Rosario contaremos con invitados. Y para terminar, lo que definimos como el Patio Santiagueño, una característica cultural que en los últimos años tomó mucho auge y que se refiere al lugar donde se encuentra la familia, los amigos, donde se viven situaciones profundas de lo que es la identidad santiagueña.
—¿Cómo eligieron el repertorio entre tantos clásicos?
—Pensamos en hacer un bloque de canciones nuevas que tiene que ver con el mañana de Los Carabajal y de autores argentinos que no están denominados como folcloristas pero que quedaron en el alma de la gente y que nosotros reversionaremos. Está preparado para que todo sea una fiesta. En nuestros shows, el público no es mero espectador, la gente se involucra, baila, canta y acondicionamos el Galpón de la Música para que haya platea para estar sentado, pero también espacio para que la gente pueda bailar.
—Rosario es una ciudad que los sigue hace tiempo…
—En Rosario hay una comunidad santiagueña muy grande, y nosotros vamos a cantarle a toda esa nostalgia que tiene el santiagueño que vive fuera de su tierra pero también al rosarino. Llevaremos la historia y los festejos de los 50 años que comenzaron en el Luna Park.
—¿Se puede hacer un balance cuando la música estuvo en todos los momentos de su vida, desde la niñez a la adultez?
—Crecí con la música, con Los Carabajal, dentro del grupo, viviendo muchas situaciones que la vida me presentó. Pasamos cosas buenas, excelentes y otras no tanto. Pero tenemos el temple como para conocer las distintas caras que se presentaron para que en ningún momento hayamos pensando en decir basta y ponerle punto final al grupo. Tenemos una tarea irrenunciable que es transmitir las vivencias propias y de una provincia llena de cultura como es Santiago del Estero. Ese trabajo es lo que nos retroalimenta. Incluso, seguimos planteándonos objetivos y desafíos.
—Llevar la música popular santiagueña al Luna Park ya es un hecho destacable para el género por encima del grupo…
—Haber ocupado un espacio que no está reservado para la música folclórica fue un hecho muy relevante, no sólo para el grupo sino también para el género; fue una locura. Allí también hicimos la grabación del disco Los Carabajal-50 años en vivo en el Luna Park, que después ganó un Gardel como mejor grupo de folclore. Es una apuesta permanente y vamos logrando algunas cosas que nos llenan de felicidad porque representamos a una provincia, a mucha gente.
—¿Están pensando nuevos retos artísticos o musicales?
—Seguimos creando, y dentro del espectáculo, hay casi diez canciones nuevas que ya tenemos y serán parte de un próximo disco.
—¿Por qué siguen eligiendo el camino de lo independiente para grabar discos?
—Estos últimos discos los hicimos independientes que es otra muestra de la apuesta. El disco que ganó el Gardel es independiente y estaba en la terna con otros dos respaldados por multinacionales. Que se haya tenido en cuenta a Los Carabajal con un disco independiente y que lo gane, es un mérito, una muestra para las nuevas generaciones que siempre hay que apostar a uno. Cuando uno tiene la confianza y el temperamento de saber que lo que hace tiene valor, hay que hacer y no dejar de grabar. Los chicos piensan que uno la tiene fácil pero, pasando los 50 años, seguimos golpeando puertas porque entendemos que este trabajo tiene mucho de entrega. Siempre sostengo que Los Carabajal no somos artistas sino trabajadores de la cultura. Por eso hay que seguir planificando, trabajando y ensayando. No nos quedamos con el facilismo y sabemos que las ganas y la entrega que tenemos requieren preparación, diagramación y constancia.
—Son un colectivo que no se detiene…
—A Dios le doy gracias que no nos quedamos sin combustible. Lo próximo será un disco y estamos entrando en conversación con Popi Spatocco quien fuera arreglador de Mercedes Sosa durante años, para hacer algo sinfónico con Los Carabajal. Es un paso más a hacia los aportes que queremos darle a la música santiagueña.
Para agendar
Los Carabajal se presentan este domingo, a partir de las 21, en el Estévez Boero 980, con entradas populares.
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