Mundo

Estados Unidos

Los Boys Scouts solicitaron su quiebra para sobrevivir las sentencias por abuso

Desde 1944 a 2016 se estima que 7.819 líderes y voluntarios de la organización Boy Scouts de Estados Unidos cometieron delitos relacionados directamente con la violación y el abuso sexual de 12.254 víctimas


Por Máximo Paz, para ANRed.

La organización Boys Scout de América solicitó su propia quiebra para poder hacer frente a las numerosas demandas legales por abuso sexual y encubrimiento. A su vez, la conformación de un fideicomiso le permitiría enfrentar a los denunciantes en un solo tribunal, posibilitando una mayor optimización de recursos económicos que sufriendo las demandas caso por caso. El número de demandas que la implican sobrepasa a la de la Iglesia Católica.

Ante el doloroso ejercicio que significa disipar millones de millones de dólares a partir del provechoso patrimonio alcanzado, la organización BSA (Boy Scouts of America) se declaró este martes en quiebra con el propósito de no desaparecer ante la debacle económica, continuar en sus funciones y, a la vez, poder solventar de manera ventajosa para la ONG – de acuerdo a la creación de un fondo de compensación – a las cuantiosas condenas a partir de la profusa catarata de juicios en su contra motivadas por denuncias por abuso sexual.

Aunque todavía la maniobra debe ser aprobada por un juez, la quiebra y el posterior fideicomiso se hallan sujetos a un recurso legal que se descubre en el Artículo 11 de la Ley de Quiebras estadounidense, disposición legal que le permitiría al movimiento centenario interrumpir en parte la sangría dineraria por los miles de juicios perdidos, en tanto que detendría las demandas en curso mientras se negocian los acuerdos y, a la vez, también podría requerir que las nuevas denuncias por abuso se tramiten en ese lugar y no en los tribunales estatales. Es decir, el instrumento citado conlleva el provecho de poder facultar a BSA la posibilidad de acarrear el total de los expedientes a una sola corte y conseguir desde allí la mediación de un solo acuerdo, caso contrario a lo que estaba sucediendo, al hacer utilización de su millonaria hacienda para disputar en distintos tribunales y caso por caso.

Ni bien empezado el martes 18, a la una de la mañana y previo a la presentación de la quiebra, el presidente y CEO de BSA, Roger Mosby, lanzó un comunicado en donde expresa que “BSA se preocupa profundamente por todas las víctimas de abusos y muestra sus sinceras disculpas a cualquiera que sufrió daños durante su periodo en el movimiento Scout”.

Pese a que el ex vicepresidente de recursos humanos de la empresa Kinder Morgan, Roger Mosby, asumió como titular y director ejecutivo de la ONG recién en este año en reemplazo del jubilado Michael B. Surbaugh, éste se acopló de manera óptima a la estratagema scouting, que encuentra su principio de ilación por lo menos a partir del pedido del propio movimiento a la psiquiatra Janet Warren en 2013, a fin de que la profesional concrete una minuciosa investigación acerca del total de personas pertenecientes a la organización acusadas por delitos de abuso sexual. Fueron cuatro años de indagación pormenorizada y los datos fueron conocidos como “Los documentos de la perversión” cuando salió a la luz en 2016. Las cifras fueron asombrosas: Desde 1944 a 2016 (corte temporal a la que fue sometida la investigación), se estima que 7.819 líderes y voluntarios de la organización Boy Scouts de Estados Unidos cometieron delitos relacionados directamente con la violación y el abuso sexual de 12.254 víctimas.

La interminable lista de abusadores y más aún de niños y jóvenes abusados, confeccionada por la profesora de psiquiatría y ciencias del comportamiento neurológico de la Universidad de Virginia a pedido de los scouts, sirvió como base de datos para control detallado con el fin de no hacer reingresar en ningún distrito a personas que fueron denunciadas y que por ello fueron expulsadas.

De todos modos, el control sirvió de poco a medida que diversos estados del país norteamericano cedieron para que las denuncias sobre abuso sexual se extendieran a décadas anteriores a lo sucedido a través de juicios civiles. Al momento son ocho los estados y jurisdicciones que permiten las medidas extensivas y que sirvieron para que las denuncias aumenten exponencialmente, poniendo entre las cuerdas a la organización BSA.

En ese marco desfavorable, surgió otra idea, pergeñada por el titular antecesor de la organización juvenil, Michael B. Surbaugh: presentar la quiebra apelando al recurrente comodín legal, el artículo 11. Determinación que concretó ahora el recién ascendido Roger Mosby.

El escándalo fija una relación que podría ser curiosa, al considerar que los casos que se estiman en total, sobrepasan a los que se denuncian a los acontecidos bajo el manto de la cuestionada iglesia católica.

Por caso, el lunes anterior, un día antes de la presentación de la quiebra, fue la acusación más reciente contra BSA. La denuncia fue presentada sobre la filial de Washington D.C. en donde los acusadores denuncian haber sido abusados de niños y que la organización encubrió el hecho. La denuncia se radicó en dicho estado a pesar de que las víctimas fueron abusadas en diferentes estados de EEUU, lo cual se vieron ante la circunstancia de unificarse para perpetrar la queja legal en Washington D.C. ya que en sus distritos originales el paso del tiempo les ha inhabilitado el proceder jurídico. No así en el Distrito de Columbia, donde las víctimas de abuso sexual infantil pueden demandar hasta los 40 años de edad (y en algunos casos, sin límites de edad), y donde BSA está registrada.

El estado de Pennsylvania cuenta con ese abrigo legal. Su último caso fue presentado en agosto del año pasado. La denuncia inculpó a BSA por una violación ocurrida en la década de 1970 y por tratar de invisibilizar una verdadera hecatombe pedófila en aquellos lugares y en aquellos años. Por caso, la asociación de abogados Abused in Scouting (Abusado en los exploradores), se trata de un plantel legal que defiende a 1.551 víctimas en Pennsylvania.

Un caso paradigmático se trató de Robb Lawson, quien denunció que cuando adolescente fue partícipe de una actividad scout al aire libre en el estado de Georgia y que allí fue violado en el interior de una carpa para campamentos. También le valió una imputación a BSA por encubrimiento, pero la denuncia no prosperó a pesar de que el estado concedió una extensión en el tiempo para notificar hechos Tal estado limita responsabilidades tanto de la iglesia como los scouts a partir de un volumen de leyes locales.

La histórica relación de la organización juvenil más numerosa del mundo toca de cerca a las iglesias religiosas dado que las historias de ambas instituciones encuentran puntos de relación más que estrechas desde siempre.

Comentarios